El hombre se ha sentado en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial este miércoles por segunda vez, después de que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León anulase la sentencia de la Audiencia Provincial de Ávila, que lo absolvió en octubre de 2023. 

El alto tribunal ordenó repetir el juicio al considerar que no había pruebas suficientes para absolver al ahora investigado, lo que ha llevado a la Audiencia Provincial a celebrar de nuevo el juicio con nuevos magistrados. 

Todo ello después de que la Sala de lo Civil y Penal estimase el recurso de apelación interpuesto por la víctima, al que se sumó el Ministerio Fiscal, por creer que la decisión de la Audiencia Provincial de Ávila, no estaba lo suficientemente justificada en la sentencia.

Los hechos ocurrieron en 2020, cuando el procesado, que tenía entonces 33 años y sin antecedentes penales, acudió a las inmediaciones de un instituto de la capital, donde se había citado con la menor -que entonces tenía 16 años- y donde la víctima cursaba sus estudios. 

Una menor vulnerable

La víctima cuenta con numerosos factores de desprotección y experiencias traumáticas que han comprometido su adecuado desarrollo psicoevolutivo y su madurez, llevándola a ser una persona muy vulnerable. 

El procesado al lugar con su vehículo, con el que recogió a la menor y la llevó a dar una vuelta por la ciudad hasta estacionar en los aledaños de la Plaza de Toros, donde requirió a la víctima para que le enseñase las cicatrices que tenía en distintas partes del cuerpo y que, al parecer, se debían a heridas que se ocasionaba ella misma. 

Ante la negativa de la menor y la insistencia del investigado, la víctima finalmente accedió, bajándose ligeramente el pantalón y mostrando alguna cicatriz. Momento en el que, según la víctima, el procesado indicó a la víctima que se pasara al asiento de atrás del coche, momento en que la menor, debido a las especiales circunstancias, quedó mentalmente bloqueada ante lo insólito de la situación, trasladándose ambos a dicho asiento.

En este punto, el procesado se quitó la ropa y ayudó a la menor a despojarse de la suya, quedando la menor paralizada y sin capacidad de reacción. A continuación, el procesado comenzó a besar y tocar a la víctima, que se encontraba sin ropa, cometiendo la presunta agresión sexual y provocando heridas en la víctima. 

Tras esto, el hombre trasladó a la menor en el vehículo hasta la puerta del Instituto, abandonando seguidamente el lugar.

Solicitud de penas

Por todo ello, la fiscalía considera al hombre autor de un delito continuado de abusos sexuales, pidiendo 10 años de cárcel -la misma petición que en el primer juicio-, inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena y prohibición de aproximarse a menos de 200 metros de la víctima y la prohibición de comunicarse con ella por cualquier medio o procedimiento por un tiempo superior a cinco años a la pena de prisión. 

El ministerio público pide también libertad vigilada por tiempo de seis años una vez el acusado salga de prisión, así como la inhabilitación especial para cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido, que conlleve contacto regular y directo con menores de edad durante los 10 años siguientes tras su salida de prisión. También pide una indemnización de 20.000 euros por los daños morales ocasionados.

Una pena de prisión que también pide la acusación particular, si bien solicita que se eleve a 500 metros la prohibición de acercarse a la víctima, así como comunicarse con ella por cualquier medio o procedimiento por un tiempo superior a cinco años. 

El juicio ha quedado visto para sentencia.