Del Domingo, 14 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 17 de Septiembre de 2025
Tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular piden diez años de cárcel para el acusado de agresión sexual, así como una indemnización de 20.000 euros para la víctima, en la vista oral que ha quedado vista para sentencia en la Audiencia Provincial de Ávila.
Los hechos ocurrieron en Ávila durante la mañana del 17 de diciembre de 2020, cuando el acusado, de unos 30 años, fue a buscar a la víctima, de 16, a las inmediaciones del instituto en el que ella estudiaba, hasta desplazarse y detenerse en los aledaños de la plaza de toros. Aunque el acusado asegura desconocer que ella era menor.
La víctima mantenía una relación de amistad con el sobrino del acusado, con quien había convivido previamente en un centro de menores en Soria. Motivo por el que, según la menor, quería reunirse con ella: “me dijo que me tenía que contar algo importante que había hecho su sobrino”, ha relatado, argumentando que a ella “la importaba su sobrino, y si le dicen que ha pasado algo o que alguien ha hecho algo, pues le duele”.
Ambos solo se habían llegado a ver en una ocasión días antes de los hechos, en uno de los recreos del instituto y durante unos minutos, para hablar sobre la situación de la persona que tenían en común. Aunque durante la estancia de la menor en Soria, según ha relatado la víctima durante la vista oral, el acusado se puso en contacto con ella para “ver cómo podían ayudar a su sobrino”, sin que se llegasen a ver en persona. Una versión que dista de lo relatado por el acusado que ha asegurado que fue ella quien le contactó por Instagram.
¿Qué ocurrió?
Sobre lo sucedido el día de los hechos, tanto la víctima como el acusado coinciden en que fue él quien le pidió a ella que, una vez en la plaza de Toros de la capital, le enseñara las cicatrices que la menor se ocasionaba por las autolesiones que se generaba, debido a sus problemas de control.
En este sentido, tal como han declarado las psicólogas forenses durante la vista, la menor tiene una discapacidad del 35 por ciento de tipo emocional, además de inestabilidad con rasgos disfuncionales de personalidad, clínica disociativa, trastorno de comportamiento y emociones de comienzo de la infancia y en la adolescencia. Y es que también ha sido víctima de abusos sexuales en el pasado.
Mientras el acusado, unos 14 años mayor que la víctima, ha mantenido en todo momento que las relaciones sexuales fueron consentidas: “me decía cómo lo tenía que hacer”; la menor ha asegurado que se quedó paralizada, rígida y bloqueada.
Ella tomó la iniciativa
El hombre, que sí ha recordado y descrito lo que sucedió en las inmediaciones de la plaza de toros, excusándose en que fue la menor quien tomó la iniciativa; la víctima ha reconocido que no recuerda con claridad lo que ocurrió y que tomó conciencia de lo que estaba sucedido en el momento en el que vio sangre.
Tal como han reflejado las médicos forenses durante la vista, tras la exploración que se realizó ese día, la menor tenía una erosión compatible con un mecanismo traumático, aunque no era un sangrado abundante.
Por todo ello, la fiscalía pide para el acusado diez años de cárcel, la prohibición de aproximarse a la menor a menos de 200 metros, así como comunicarse con ella durante un tiempo superior a cinco años a partir de la pena de prisión y seis años de libertad vigilada. Además de una indemnización de 20.000 euros por los daños morales causados.
La acusación particular pide la misma pena de prisión y la misma cuantía económica, aunque la prohibición de aproximarse a la víctima a menos de 500 metros y diez años de libertad vigilada. Por su parte, la defensa pide la libre absolución del acusado al no reconocer los hechos narrados.
En su derecho a la última palabra, el hombre ha asegurado que las relaciones fueron totalmente consentidas, que es inocente y que pensaba que la víctima era mayor de edad. De esta forma, el juicio ha quedado visto para sentencia.
Luis de Castro | Miércoles, 04 de Octubre de 2023 a las 23:05:44 horas
Hace una eternidad leyendo los libros de Pierre George que con buen criterio se recomendaban en la Facultad de Políticas, aprendí que la diferencia entre lo rural y lo urbano no está en el número de habitantes de las poblaciones, sino en la actividad a la que se dedican. En Arenas en agosto de 2023 había 1790 afiliados al Régimen General de la Seguridad Social, 590 al Régimen de Trabajadores Autónomo, 47 al Régimen de Empleadas de Hogar y solo 26 trabajadores afiliados AL RÉGIMEN AGRARIO, de lo que inferimos que Arenas no es un hábitat rural y que sólo 26 vecinos se dedican a la agricultura; POR LO QUE HACER UNAS JORNADAS SOBRE LA BASE DE QUE ESTAMOS EN UN MUNICIPIO RURAL Y QUE SUS HABITANTES SE DEDICAN EN UNA PROPORCIÓN MAYORITARIA O CONSIDERABLE A LA AGRICULTURA Y LA GANADERÍA ES SIMPLEMENTE UNA ESTUPIDEZ u otro chiringuito,
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