“El panorama es un poco desolador, sobre todo, viniendo de la zona de Ávila para acá”, decía Juan, vecino de El Hoyo de Pinares. Y es que varios kilómetros antes de llegar al municipio les reciben los pinos quemados y el humo aún saliendo de la tierra, aunque ninguna casa de la localidad ha sufrido daños, ya que llamas no han entrado en el casco urbano.
Los primeros vecinos llegaban en coches particulares, alguno gritó por la ventanilla "¡bienvenidos a El Hoyo!". Después, a las 18,15 horas, un autobús acercaba a 55 de los 300 hoyancos que habían sido trasladados el lunes a Las Navas del Marqués, seguidos de los de procedentes de Robledo de Chavela.
Después de tres noches fuera de sus casas, los hoyancos tan solo tenían ganas de descansar, porque algunos “no han dormido nada”, y olvidarse de los nervios que han pasado al no conocer que es lo que estaba sucediendo con el fuego en su municipio.
Y es que, aunque la acogida en los albergues provisionales como el de Las Navas del Marqués haya sido buena, no hay ningún sitio como en casa. “Nos han cuidado muy bien”; “Nos conocemos todos del pueblo, somos amigos y más o menos se nos ha hecho un poco más corto”, apuntan.
Todos mostraban cierto nerviosismo por ver cómo se encontraba su casa o sus mascotas, en algunos casos. Todos ellos han recordado como salieron corriendo el lunes por la noche ante el fuego, como “un infierno” con ese color rojizo y el humo que les impedía respirar, y que les obligó a marcharse, y que al final rodeó la localidad.
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