Una docena de vecinos fueron fusilados en 1936 y arrojados a varios pozos secos. Allí permanecieron hasta 1959, cuando, sin permiso de sus familias, sus restos fueron trasladados al entonces Valle de los Caídos para rellenar las criptas, dentro de una caja colectiva numerada con el 198.
El proyecto, concebido y dirigido por la periodista Rosana Sáez, devuelve nombre, voz y contexto a aquellos hombres asesinados y a sus descendientes, que durante décadas buscaron respuestas. “La Moraña también es la zona donde sus descendientes nos ayudan a dar respuestas a una historia universal: la de héroes anónimos que en tiempos de guerra, represión, silencio y miedo contribuyeron con su ayuda y pequeños gestos a que esos 12 seres humanos hoy descansen ‘en paz y en casa’”, subraya la autora.
La producción “habla de la memoria democrática desde un punto de vista emocional y afectivo”. Durante más de un año de investigación, Sáez y su equipo han tejido una narración coral en la que las voces de familiares, expertos y artistas se entrelazan con los sonidos del entorno rural, las canciones tradicionales y los testimonios de quienes guardaron la memoria bajo el miedo y el silencio.
En los cinco episodios intervienen, entre otros, el memorialista como Fausto Canales, padre de uno de los asesinados, y el antropólogo forense Francisco Etxeberría, quien intervino en la recuperación de los restos del Valle de los Caídos, en una historia que tuvo como punto culminante la entrega a sus familiares en Pajares de Adaja en 2023.
Música
La banda sonora original, compuesta por Rafael Lucas, funciona como un homenaje al folclore popular y a la vida cotidiana de la Castilla agrícola donde ocurrieron los hechos.
A este homenaje se suma una colaboración especial de Rozalén, que canta a capella fragmentos de varios cancioneros castellanos, entre ellos los recopilados por Agapito Marazuela en la misma zona donde transcurre esta historia.
El pódcast, que apareció hace un año, fue presentado en la I Jornada de Memoria Democrática celebrada el viernes. El proyecto reúne varias voces excepcionales. El actor José Sacristán interpreta a un mulero que, según los testimonios, cargó con los cadáveres de los fusilados y dejó por escrito su experiencia antes de morir. La actriz Amparo Climent, presidenta de la Asociación Cultural Arte y Memoria e impulsora del Festival Internacional de Cine por la Memoria Histórica (FESCIMED), reinterpreta la evocación de los familiares que vieron por última vez a las víctimas. También cuenta con la voz de Mona León Siminiani, pionera del true crime y referente de la ficción sonora en España.
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