Del Sábado, 06 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 10 de Septiembre de 2025
El frío y la humedad invaden la Casa de Espiritualidad de las Carmelitas Teresianas de Enrique de Ossó. Prácticamente, no hay diferencia entre la temperatura que uno pueda percibir entre la calle y dentro del inmueble, aunque afortunadamente, la solidaridad de algunos abulenses y el Ayuntamiento de Ávila está apaciguando los daños de la inundación de las instalaciones.
El agua, que alcanzó 1,70 metros de altura en los sótanos y la sala de calderas, dejó sin calefacción, luz y agua caliente a las 39 hermanas que residen en el inmueble construido en 1962. De ellas, 31 pertenecen a la comunidad de enfermería y 8 a la de espiritualidad. Sin embargo, la buena estructura del edificio, con su forjado sanitario y la altura del sótano, evitó que la planta de cocinas y comedores se viera afectada.
Tal como se puede percibir en las imágenes, el agua prácticamente alcanzó el techo del sótano. Y no solo tuvieron que ser evacuados 41 niños y tres monitores el viernes, las hermanas y los trabajadores también tuvieron que apresurarse en salvaguardar la comida que albergaban en los grandes arcones, refugiándolos por los pasillos.
El agua, que aún continúa entrando y que ha inundado la sala de calderas, junto a la humedad, han afectado toda la instalación eléctrica. Durante la jornada de la luz ha ido volviendo, aunque de manera intermitente, lo que complica aún más el día a día. Desde el viernes, las hermanas se han visto obligadas a cenar a la luz de las velas, mientras una empresa de catering las ha servido las comidas ante la imposibilidad de utilizar sus cocinas, que ya han podido usar este martes.
En el inmueble, actualmente residen 32 monjas, tras las siete que han decidido salir temporalmente para favorecer la estancia de las que permanecen. De las religiosas que quedan, tienen entre 70 y 104 años, muchas en sillas de ruedas, con Alzheimer u otras patologías que requieren atención continua, la mayoría de ellas se reúnen juntas en una sala en la que permanecen con dos radiadores eléctricos.
Además, los problemas de luz agravan la situación, puesto que cualquier corte puede ser crucial para ellas. Algunas requieren tanto de grúas como de oxígeno. “Tenemos una hermana que necesita oxígeno casi las 24 horas del día. Si se fuera la luz, esta persona no podría estar aquí. ¿Y a dónde iría? Habría que llevarla al hospital o una casa”, comentan las hermanas.
Sin ascensor
Pero la situación empeora con el ascensor, una herramienta fundamental para las religiosas con movilidad reducida y que ya ha provocado un encierro: “El lunes se nos quedó África en el ascensor, porque también se estropeó. Tiene humedad el cuadro eléctrico y mucha agua abajo y no podía funcionar. Ella es dependiente, va en silla de ruedas, tiene su habitación en el segundo piso, pero baja para comer", narra la hermana Soledad. "Y como no podía subir a dormir, se le hizo una cama en el primero [piso] porque teníamos una habitación libre, porque se acababa de morir una hermana la semana anterior. Si no, no sé qué hubiéramos hecho. Supongo que llamar a Protección Civil y decir que la subieran en parihuelas", ha contado.
El lunes "conseguimos restablecer la luz en el piso bajo, donde están las cocinas, pero ha vuelto a fallar", cuenta Isabel del Valle. “Los electricistas están aquí todo el día, intentando arreglarlo. Nos dicen que tienen muchas obras paradas, pero les recordamos que nosotras también somos gente”, comenta entre risas, en medio de todos los agobios.
La vida diaria se ha convertido en un reto logístico. Este martes, por fin han podido ducharse después de cuatro días, tras haber instalado tres termos de agua caliente, dos en la parte de la enfermería, es decir, en el piso de las hermanas dependientes y otro termo en el piso para las que son autónomas.
Y así, las hermanas se van organizando por turnos. Una situación que han celebrado con alegría: “Marciana se ha pasado el desayuno dando gracias: ‘¡ay, gracias! ¡ay, que rica!“, narra sobre otra hermana, la carmelita, Soledad Fernández.
Y es que a pesar de la precariedad, las hermanas encuentran consuelo en los pequeños avances.: “Se van complicando mucho las cosas. Entonces en momentos de agobio y de decisiones fuertes nos apoyamos. Pero luego cualquier cosa que se consigue es una alegría grandísima”, indica Soledad.
Solidaridad
A medida que la noticia de sus dificultades se ha ido extendiendo, la comunidad religiosa ha recibido numerosas muestras de apoyo. Varias congregaciones religiosas, como las Adoratrices, las Hijas de la Caridad y las Carmelitas, han ofrecido alojamiento. Cáritas, alguna parroquia, así como el Ayuntamiento de Ávila, han proporcionado calefactores, y algunos vecinos han ofrecido habitaciones en sus casas.
Por el momento, las religiosas han tenido que cancelar algunos campamentos y reservas que tenían previstas para los próximos días. Y es que en la zona que denominan El Castillo, reparada en el mes de enero, y que estaba destinaba al albergue de campamentos, también se ha inundado aunque en menor medida.
Mientras la Casa de Espiritualidad sigue recuperándose del desastre con la mirada puesta en el río Adaja, en las contenciones que han puesto en las puertas cercanas al cauce, en las reparaciones y también en los árboles que rodean la residencia: y es que con una edad de más de 50 años, al menos cinco de estos pinos ya se han dejado caer, aunque podrían ser más con el paso de los días, pues el agua continúa invadiendo las inmediaciones y los patos lo han hecho su hogar.
Uno. | Miércoles, 26 de Marzo de 2025 a las 18:44:37 horas
Pues según Inda, vocero de la ultraderecha a la que votan en masa esta gente, la culpa en tal caso será de Dios, refiriéndose a la Dana Valenciana y la responsabilidad del Mazón y lo que se estaba comiendo en el Ventorro.. **** ta misma gente que en teoría tiene valores cristianos, disonancia cognitiva a toti plaine (porque los datos no engañan, véase Gotarrendura y el peso de esta gente en el censo y los barrios de FSE y militares en Madrid por ejem.)
Accede para votar (0) (0) Accede para responder