El Mercado Medieval regresa a Ávila tras un año de parón obligado por la pandemia de la Covid-19. Por esta razón, son muchos los abulenses que se han acercado ya a conocer los puestos y las diferentes plazas donde están ubicados "dejando un lado los miedos y empezando a disfrutar" de una de las fiestas más destacables de la ciudad.

Artesanos de toda España tienen señalado en el calendario el mes de septiembre y la ciudad de Ávila para acudir con sus productos para ofrecer a los abulenses y a sus visitantes. Este año, los mercaderes afrontan con una ilusión especial esta vuelta a la normalidad “estamos deseando de trabajar”, explica Natalia González, trabajadora del puesto de rosquillas ubicado en la plaza del Mercado Chico.

Han sido dos años complicados para las personas que se dedican de ir de mercado en mercado ofreciendo sus productos: “Tenemos miedo que con el paso del tiempo se olviden de hacer estos eventos por la pandemia”, aseguraba Antonio Cubas, el puesto de cuernos y productos de lana del Paseo del Rastro. Dicho tenderete es uno de los habituales en el Mercado Medieval abulense y siempre que viene “tienen las mejores expectativas”, aunque este año no quiere hacer ningún balance hasta que no termine. “Somos un gremio olvidado, cuando se hacen fiestas a la gente le encantan nuestros puestos, disfrutan de la vista y del oído. Pero durante la pandemia no se ha hablado nada de nosotros y hemos estado año y medio en dique seco refugiados en nuestras casas”, señala.

Poco a poco, los mercaderes van recuperando su actividad. Emiliano Gamberro, del puesto Artesanos El Altillo, espera que la cita abulense "sea la primera de muchas" de un año que prevé “bueno” tras la pandemia.

“Es la primera vez que vengo a este mercado, creo que está muy acorde con la situación, los puestos están más separados de lo normal y tienen mucho sitio para respetar las distancias”, explica.

Para Antonio Sánchez, del puesto dedicado a la fabricación de monedas, es el segundo mercado en el que participa este año, y aunque es la primera vez que trabaja en Ávila, está muy contento de la cercanía de la gente, pero también del lugar: “Esta ciudad recoge muy bien lo que es la esencia de los medievales, seguro que volveré al año que viene”.

Además, tanto los abulenses como los visitantes que se acercan a disfrutar de las Jornadas Medievales se muestran con “muchas ganas de colaborar” y se animan, no solo a acercarse a los puestos, sino a comprar sus productos.  “Se ve menos afluencia de gente que otros años, pero están muy animados. No vamos a vender como en otras ediciones, pero va a ser un mercado muy bueno”, asegura González.