La Audiencia Provincial de Segovia volverá a juzgar, desde el martes, a De la Fuente por encargar desde la prisión segoviana la muerte de estas dos personas, “junto con otro preso”, después de haber sido condenado por la Audiencia Provincial de Ávila a 26 años en 2019 por haber degollado a la que fuera su esposa, si bien luego la pena fue rebajada a 25 años. Durante el juicio, hace un año, el acusado no quiso declarar ante los testimonios desgarradores de otros testigos por un hecho ocurrido en 2016.

La fiscalía entiende que los hechos son constitutivos de una “proposición de homicidio”, por lo que solicita otros cinco años de prisión, mientras que la acusación particular considera que se trata de un “intento de asesinato” y pide siete años de cárcel.

La acusación particular entiende que se trata de un supuesto delito de intento de asesinato al “concurrir las circunstancias de tener un precio pactado y una premeditación, por lo que su pena debería ser la máxima de siete años de prisión, acumulables a los 25 que ya está cumpliendo”.

Además, solicita “la eliminación de cualquier tipo de beneficio penitenciario”, al considerar “evidente que no existen ni el arrepentimiento por el daño infringido, ni posibilidad alguna de reinserción en la sociedad”. 

Los hechos se produjeron presuntamente en la cárcel de Segovía en 2016, poco después de matar a su esposa. Desde allí, Jonathan de la Fuente, que cumplía prisión preventiva por el asesinato de Mónica Berlanas, contactó con “otro preso que se le asignó para acompañarle, como parte de un protocolo de prevención de suicidios”.

Intercambio de cartas

“Fruto de este contacto”, según explica la familia, “se produjo un intercambio de cartas entre ambos presos, en las que se proponía acabar con la vida de su suegro y un amigo de la que fue su mujer bajo la promesa del pago de un dinero,  aprovechando el permiso carcelario de uno de ellos”.

Por estos hechos, la familia de Berlanas solicita siete años de cárcel más, al mismo tiempo que pide, ante “la gravedad de estos hechos”, el aumento de la orden de alejamiento de la familia y las niñas del matrimonio, desde los actuales 500 metros, a diez kilómetros solicitados inicialmente, ya que “la seguridad de todos los miembros de la familia puede ser vulnerada”. 

“Con 500 metros de alejamiento podría residir en la misma localidad de nava de Arévalo, donde ahora viven las hijas del matrimonio y los padres y hermana de Mónica, que se han hecho cargo, de manera exclusiva, del mantenimiento y cuidados de las pequeñas”, describe la familia, que asegura vivir “en constante alerta”, ya que afirma no sentirse “a salvo, ni siquiera con el asesino entre rejas”. 

Ante este segundo juicio, la familia de Mónica Berlanas acudirá a la Audiencia Provincial de Segovia para “prestar  todo el apoyo y cariño” al padre de la joven y a su amigo. 

Asimismo, pretenden que el condenado les vea “de manera silenciosa” con su presencia: “Estamos más unidos que nunca y lucharemos y llegaremos hasta donde sea necesario para hacer justicia. Para que cumpla las penas íntegras, sin posibilidad de ningún permiso ni beneficio penitenciario, y para que la muerte de Mónica no quede jamás en el olvido”.