Entre los afectados se detectaba el sábado una mezcla de resignación e inquietud, ante la posibilidad de que llueva sobre mojado y pueda producirse una tercera crecida. Los efectos de las inundaciones se dejan notar en toda el sur de la ciudad.

Aunque las calles Obispo Acuña, Padilla y Maldonado, sobre todo esta última, parecen haber sido las más afectadas, lo cierto es que el descenso del caudal es más que evidente en una zona hasta la que han acudido cientos de abulenses para contemplar la situación.

Mientras el parque de El Soto y los alrededores de la residencia de la casa de espiritualidad Santa Teresa, de la que fueron evacuados 41 jóvenes sevillanos de San Juan de Aznalfarache, siguen inundados, las tareas en garajes, trasteros y bodegas continúan.

En el exterior aún se podían observar muchos sacos terreros para proteger las casas ante una nueva crecida y las mangueras de las bombas para achicar el agua. En este sentido, varios afectados destacan cómo la colaboración entre los vecinos ha resultado decisiva para poder sacar el agua acumulada en garajes, trasteros y bodegas.

Unos vecinos que cuentan con una empresa de construcción han prestado bombas de achique, según agradecen propietarios de viviendas de la zona, mientras que otros lamentan que los bomberos llegaron cuando ya habían realizado el grueso de la tarea.

Muchos de los vecinos hablan de estar pendientes de las previsiones de la AEMET y miran a las montañas nevadas de La Paramera y Serrota, temiendo que un posible deshielo pueda volver repetir la situación.

Por su parte, el Ayuntamiento ha colocado  en la zona grandes contenedores para que puedan depositar enseres dañados por la inundación de los que quieran deshacerse.