Así, los dos desfiles del Miércoles Santo (Silencio y las Batallas) y éste, en las primeras horas del Jueves Santo, dejan una jornada en blanco en el calendario procesional de la Semana Santa.
La Hermandad del Santísimo Cristo de las Batallas se ha visto obligada a tomar esta difícil decisión, ante la amenaza inminente de lluvia y los fuertes vientos que azotaban la ciudad, y sólo tres horas después de también haberlo hecho con la procesión de las Batallas, que tenía que haber salido a las 23 horas de la iglesia de San Pedro.
La procesión, que estaba programada para salir a las 2 horas de la madrugada del Jueves Santo desde la capilla de Mosén Rubí, tiene como imagen un Cristo de barro cocido, de unos 60 centímetros de altura, que representa el busto de Jesucristo con la cruz a cuestas camino del Calvario. Esta figura, de profundo significado, se encuentra enmarcada por cuatro columnas y rematada por una cúpula.
La historia cuenta que esta venerada imagen acompañó a los Reyes Católicos en sus batallas, siendo un símbolo de fe y protección en los momentos más difíciles. Posteriormente, fue entregada a las monjas dominicas del convento de Aldeanueva de Santa Cruz, quienes, en 1866, se trasladaron al convento de Mosén Rubí, actual morada de la imagen y punto de partida de la procesión.
Los fieles que esperaban con fervor la procesión han lamentado la situación, aunque la previsión ha hecho que se hubiera reducido la asistencia en la madrugada de Jueves Santo al entorno de la capilla, de donde cada año sale el desfile nocturno, que en 2019 también se vio frustrado. VER LA PROCESIÓN DEL JUEVES SANTO.
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