Del Viernes, 19 de Septiembre de 2025 al Martes, 23 de Septiembre de 2025
Como “un actor que sale a escena tras representar una obra de teatro para recoger los aplausos del público minutos antes de volver entre bambalinas para ensayar su próxima obra”, Luis Landero recogía su premio Letras Teresa de Ávila en el Auditorio Municipal de San Francisco.
Al contrario que el actor, un escritor tiene que lidiar con una profesión “muy solitaria” por esa razón para Lancero recibir este galardón era un “orgullo”. “Me siento muy honrado y orgulloso”, decía el escritor, quien mostraba su “satisfacción” al recoger un galardón con el nombre de Santa Teresa, una mujer que nada más “abrir un libro suyo” puede verse “que tenía un don” a la hora de escribir.
Landero ya está sumergido en su próxima novela, aunque por el momento trata de “cortejarla” con “paciencia” para que finalmente sea digna de relevar otras obras como Juegos de la edad (1989), El guitarrista (2002), Retrato de un hombre inmaduro (2009) o Una historia ridícula (2022).
Con mirada al pasado
“Parece que fue ayer cuando vine aquí, a Ávila, en una excursión escolar, y corría con mis amigos por estas calles viejas, o rodeando las murallas, y salíamos al campo y no parábamos de correr, porque los niños, como bien se sabe, no se cansan jamás”, recordaba Landero durante su discurso, en el cual, trataba de comparar las ganas incansables de vivir de un niño con una de las figuras más importantes de la literatura española don Quijote.
Unas ganas de vivir que reflejan autores como Lope de Vega, Quevedo, el escritor del Lazarillo o Santa Teresa, según Landero. Unos libros que “siguen latiendo cuando un lector los abre y los lee, porque de los escritores y de los lectores depende que nuestro pasado colectivo no sea devorado por el olvido”.
Para Landero, la historia de nuestros antepasados “se encuentra en los libros”, aunque en otras ocasiones pasan de generación en generación como pasó en su infancia. Y es que, el escritor recordó que proviene de una familia campesina y que era su abuela quien le contaba y narraba historias y, posteriormente, durante su adolescencia, “devoró libros”.
Por esta razón, su modelo de escritura literaria “sabe mezclar el lenguaje popular y el culto”, tal y como está escrito el Quijote, la Celestina, el Lazarillo o Santa Teresa, “sin ir más lejos”. “Mi mejor maestro literario ha sido y es el lenguaje oral que escuché de niño, a mi familia y a la gente de mi pueblo”, apuntaba Landero, quien mirando a los presentes levantó la voz para decir: “que nunca nos falta la sagrada herencia de nuestros mayores”.
El premio de las Letras Teresa de Ávila está dotado con 10.000 euros y una escultura de Emilio Sánchez, así como la publicación de una obra del autor en la colección Castillo Interior, que recoge a los ganadores de dicho galardón. En otras ediciones recibieron esta distinción autores como Juan Mayorga, Antonio Colinas, José Luis Alonso de Santos, Clara Janés, Victoriano Crémer, Juan Gelman, José Ignacio Tellechea, Jaime Siles, Olegario González de Cardedal o Fernando Arrabal, entre otros.
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