Su iniciativa, ‘Las pulseras de Valeria’, se ha convertido en árboles y algún día en un bosque. Todo comenzó con el incendio, “fuimos de los últimos en salir del pueblo”, recuerda su madre, María Galán. Con cinco años, ella vio cómo en la zona donde corría y jugaba se quedó sin árboles.

“Y surgió porque, con motivo de una reunión con familiares, ella hace manualidades para sus tíos para comprarse una muñeca. Ante el incendio ella quiso ayudar y hacer algo y pensó que, en vez de una muñeca, iba a comprar árboles”, ha explicado su madre cinco meses después de aquella idea.

“Al ver la repercusión que tuvo, toda la familia y gente del pueblo se puso a hacer pulseras, pero ella supervisaba todas y, si alguna no le gustaba, la apartaba y nos regañaba. Ha habido día que hemos confeccionado entre 80 y 90 pulseras, que se han vendido en distintos establecimientos”.

Al final, el resultado fueron unas 1.200 pulseras, que han dado como resultado la plantación este sábado de 300 ejemplares, de distintas variedades como pinos y encinas, en el paraje de La Vega, en Riofrío.

De la mano de Fundabem, más de medio centenar de personas, entre ellos familiares, amigos y vecinos del pueblo se han dado cita en una muy fría mañana en la que Valeria, la promotora de todo, “ha trabajado con la azada y una carretilla” en una jornada dedicada a la reforestación.