La situación “está siendo analizada por la Consjería de Familia”, ha explicado la consejera de Sanidad, Verónica Casado, quien ha indicado que antes del brote “ya se había hecho un rastreo previo y estaban las cosas”. Sin embargo, ha dicho que “las residencias son zonas de altísima fragilidad y probablemente alguien que entró, ya sea visitante o trabajador, era portador asintomático, quiero esperar, y contagió a esa residencia”.
La consejera ha dicho desconocer las actuaciones que lleva a cabo la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, después de que el procurador socialista Miguel Hernández diera a conocer en el pleno de las Cortes los testimonios de la médico y empleadas de la residencia sobre la escasa atención a los residentes.
A pesar de esto, Casado ha afirmado que “los protocolos han funcionado”, porque primero los test serológicos el 13 de agosto dieron todos negativos, si bien el día 10 “ya estaban las visitas prohibidas”.
“Parece ser que una profesional empezó con febrícula y una visita también”, ha dicho la consejera sobre el origen del brote.
La consejera de Sanidad ha citado a la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, desde la que se ha afirmado que “el rebrote no supone una gestión inadecuada de la desescalada en el control de la infección”, donde “a veces la distancia social, cuando se tiene que cuidar muy de cerca a los pacientes hace que a veces sea complicado, y que el acompañamiento que puedan precisar alguno de estos pacientes hace difícil esta situación.
El último dato facilitado por la Junta es del martes: 54 positivos y diez negativos entre los residentes, con ocho fallecidos, y entre los empleados 16 positivos y 33 negativos.
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