Del Sábado, 13 de Septiembre de 2025 al Domingo, 21 de Septiembre de 2025

El obispo electo de Ávila, José María Gil Tamayo, ha llegado a su nueva diócesis por Aldeavieja, el primer municipio de la provincia según se llega desde Madrid, al igual que hace 15 años hiciera Jesús García Burillo.
Allí, junto a la iglesia parroquial de San Sebastián, le esperaban medio centenar de fieles, el administrador apostólico y futuro obispo emérito, Jesús García Burillo, además del alcalde del pueblo, José Miguel Muñoz, y la corporación.
Además, tampoco ha querido perderse el recibimiento el presidente de la Diputación, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, quien ha expresado su deseo de que Gil Tamayo “tenga un gran periodo como obispo” y que sea una persona que “colabore y que siga participando, al igual que lo ha hecho don Jesús durante todos estos años, animando al consenso y animando a conseguir que la sociedad abulense prospere”.
Desde su punto de vista, “el mejor camino” que puede transitar es el de preservar “la unión entre la Iglesia católica y las instituciones”, ya que se trata de algo “positivo”.
Este acto simbólico ha tenido lugar horas antes de que la Catedral de El Salvador acoja una multitudinaria ordenación episcopal que contará con la presencia de numerosos cardenales y obispos, encabezados por el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el abulense Ricardo Blázquez, que será quien presida la primera parte una ceremonia religiosa para la que se han habilitado más de 1.500 sillas.
Antes de que llegue ese momento, el obispo electo de Ávila ha llegado minutos antes del repique de campanas en una tarde fría en la que también ha tenido la oportunidad de desplazarse hasta el santuario de Nuestra Señora del Cubillo.
Previamente ha sido recibido a las puertas de la iglesia de San Sebastián, en Aldeavieja, por el párroco de los siete pueblos de la zona, Antonino Alonso, quien ha restado algo de protagonismo a Gil Tamayo, haciendo una encendida defensa del medio rural y llamando su atención sobre las dificultades por las que atraviesa.
El obispo electo ha recogido el pañuelo lanzado por el párroco en el interior del templo, reconociendo su dolor por la "despoblación y empobrecimiento" del medio rural.
Se nos va la vida poco a poco
Con anterioridad, Antonino Alonso, a sus 78 años, ha agradecido a Gil Tamayo que haya decidido entrar en Ávila por este pueblo que puede ser el “prototipo de varias zonas de la diócesis”. Al respecto, le ha explicado que en sus siete años como párroco de esta unidad pastoral con siete pueblos, ha bautizado a 15 niños, de los cuales "sólo dos" viven en estos pueblos que "no tienen escuela ninguno".
En su descripción, tras hacer referencia a la Virgen del Cubillo, el párroco ha repasado todas las actividades que realizan los sacerdotes del medio rural y que van desde el acompañamiento de enfermos, a la reparación de los tejados de las iglesias. “En todo esto se nos va poco a poco la vida”, ha relatado con claridad.
“Esperamos que su pastoreo en la diócesis sea muy fecundo para todos, también para el mundo rural”, ha añadido, antes de dar un consejo a Gil Tamayo: "Patear nuestros pueblos le vendrá muy bien a usted y nos hará mucho bien a los sacerdotes y fieles del mundo rural de Ávila".
En su alocución, también ha reclamado una "pastoral rural misionera concreta, para este mundo concreto que estamos viviendo en los pueblos". Al finalizar, ha pedido "perdón por el atrevimiento" al obispo electo quien, ha agradecido sus palabras sinceras.
Gil Tamayo, en respuesta a Antonino Alonso, ha recordado el origen humilde de su familia en Extremadura, así como sus primeros pasos como sacerdote en una "parroquia rural" en la que apenas tenía servicios.
Me duele la despoblación
"Aquí quiero empezar en esta diócesis, en una parroquia rural", ha explicado Gil Tamayo, tras haberse lamentado previamente: "Entiendo esto y me duele la despoblación y el empobrecimiento del medio rural".
"Algo tendremos que hacer todos juntos", ha continuado, para más adelante señalar que si se sumaran "todos los esfuerzos" que realiza en acción social, la Iglesia sería "como la tercera comunidad autónoma en gasto social".
Respecto a los pueblos, ha subrayado el hecho de que sus habitantes cuenten con "el aporte de la memoria y de las raíces", en un contexto en el que los vecinos del mundo rural "miran mucho al cielo, porque saben que todo no depende de ellos, saben que Dios está por encima".
Sus primaras palabras en la diócesis de Ávila han concluido con un agradecimiento y una petición: "gracias, gracias, gracias. Ayudadme. Rezad por mí. Que el Señor os bendiga".
Entre aplausos, el que fuera durante los últimos cinco años secretario general de la Conferencia Episcopal, se ha dirigido hasta el santuario de la Virgen del Cubillo, donde ha rezado y ha recibido a la cofradía. También ha firmado en el segundo tomo del Libro del Peregrino y ha recibido como regalo la imagen de la titular del templo.
Calurosa bienvenida
El actual administrador apostólico ha dado a Gil Tamayo su “más calurosa bienvenida”, antes de recordarle que su llagada a la diócesis ha coincidido con “el día de la fiesta de uno de los santos abulenses más grandes”, en referencia a San Juan de la Cruz, a quien se ha referido como “el santo humilde de Fontiveros”.
Asimismo, le ha recordado otros santos de la diócesis como Santa Teresa, “la santa andariega”; San pedro Bautista, “el misionero” o San Pedro de El Barco, “el anacoreta”.
En su bienvenida, ha definido a los abulenses como “gente sencilla y humilde, laboriosa, leal en sus compromisos, de exterior frío, pero de corazón ardiente”.
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