El último animal muerto ha aparecido en la mañana de este jueves, aunque por el momento no existen datos ni de las características de esa res, ni de otras de las que han muerto como consecuencia de los ataques de lobos.

Las otras dos son un ternero de 11 días encontrado en la mañana de ayer, mientras que el pasado sábado los cánidos acabaron con una novilla de dos años.

Los dos hermanos se han preguntado que "qué desgracia tiene que ocurrir para que la Administración regional les tenga en cuenta", ya que a juicio de Elio Hernández, "si nadie lo remedia, el lobo acabará con la vida en el  medio rural", ya que "los ganaderos se tendrán que dedicar a otras faenas".

Según ha descrito, el último animal que han matado los cánidos, se encontrado "semi-descuartizado, porque los lobos lo habían degollado".

No recuerdan año peor

Respecto a la situación actual, ha explicado que en los años anteriores habían sufrido "ataques esporádicos", pero que como este año "no recuerda ninguno".

Ante esta situación, Asaja considera que el dinero con el que les indemnizan es "ridículo", ya que "no se tiene en cuenta ni siquiera el desembolso que tienen que emplear para alimentar a la madre durante la gestación, ni lo que hubiera valido el animal pasado unos días".

Por ello, la organización agraria sigue reclamando que "se haga efectiva, de una vez por todas, la actualización de los baremos de indemnización, tal y como acordara la Junta de Castilla y León, allá por el mes de febrero, sin haber materializado aún nada tangible".

Asimismo, defiende la necesidad de "urgente" de poner medidas que "limiten y controlen la población del lobo de una manera efectiva", para lo cual "el abatimiento de ejemplares es la única solución".

Tanto Elio Hernández como su hermano Alfonso creen que, si nadie lo remedia, “las explotaciones dejarán de existir en los pueblos, y nadie se hará cargo de ellas”. "Cuando la gente empiece a jubilarse, ¿quién quedará?", ha añadido, para después apuntar que los jóvenes que quieran continuar con la profesión “no podrán vivir de la ganadería, porque ya se encargarán los lobos de acabar con su sustento”.

"Quienes podemos ayudar en el medio rural, somos quienes estamos día a día aquí, ganándonos el pan y ayudando a la supervivencia en los pueblos, pero no se nos tiene en cuenta", argumentan los dos hermanos.

Elio ha apuntado también que el miedo es una constante en su devenir diario, porque no sabe cuando dejará de nuevo su huella el lobo en la zona de Robles Gordos, en Hoyos del Collado, Gredos.