Del Viernes, 26 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 15 de Octubre de 2025
Tras la muerte de un abulense de 74 años como consecuencia de la picadura de una garrapata en Extremadura, las autoridades sanitarias realizan el seguimiento a un centenar de personas, de las cuales, dos tercios, son del Complejo Asistencial.
Se trata de las que mayor contacto directo han podido tener con el fallecido por la denominada fiebre Crimea-Congo, después de que el pasado 24 de julio participara en una actividad cinegética en la localidad pacense de Helechosa de los Montes.
La jefa del Servicio de Epidemiología de la Consejería de Sanidad, Sonia Tamames, ha explicado cómo actualmente se trabaja en la elaboración de un censo de las personas que han tenido contacto con el fallecido "desde el momento en el que inició sus síntomas, que es cuando puede producirse la transmisión a sus contactos más directos".
Según Tamames, esos síntomas comenzaron a surgir hace una semana, momento en el que el fallecido ingresó en el Complejo Asistencial de Ávila. Por ello, dos tercios de las personas a las que se realiza el seguimiento, todas ellas de Ávila, son personal sanitario que “ha participado en la asistencia de esta persona durante este tiempo”.
Entre ellos figuran médicos, enfermeros, auxiliares y personal de laboratorio. Además, el personal de Medicina Preventiva y de Salud Laboral está trabajando durante toda la jornada para mantener informado a los trabajadores del complejo hospitalario.
En este sentido, Tamames ha apuntado que las últimas personas que estuvieron en contacto con el fallecido, lo hicieron el miércoles, de ahí que "hasta que no transcurra el periodo de incubación -dos semanas-, y esperemos que nadie haya desarrollado la enfermedad, no se podrá cerrar este seguimiento".
Por su parte, aquellos que pudieron estar expuestos en el entorno natural en el que se produjo el contagio en Extremadura, están "fuera del periodo de riesgo", ya que han transcurrido dos semanas desde entonces.
Dos niveles de riesgo
Sonia Tamames ha señalado las personas que forma parte del censo al que se está realizando un seguimiento han sido divididas entre aquellas que tienen un "nivel de riesgo alto", en torno a la mitad, y "nivel de riesgo bajo".
A las primeras se les pide que se tomen la temperatura dos veces al día, al mismo tiempo que se las llama "periódicamente" para saber esos registros y conocer si tiene algún otro síntoma o si su salud ha cambiado.
A las de nivel de riesgo bajo se les han dado indicaciones para controlar si desarrolla síntomas relacionados con fiebre, diarrea, vómitos o algún otro de tipo gastrointestinal.
Desde la Junta se trabaja en el fomento de uso de "medidas preventivas" para evitar que las personas que salgan al campo puedan sufrir la picadura de una garrapata como utilizar ropa larga y uso de repelentes.
Sin en alguna ocasión se adhiere al cuerpo una garrapata, lo aconsejable es que sea retirada por un profesional sanitario según la jefa del Servicio de Epidemiología, quien ha recordado cómo hace dos años también se produjo otro caso de estas características en la provincia de Ávila.
Entonces, aunque el fallecido, de 62 años, vivía en Madrid, se había trasladado a su pueblo abulense de San Juan del Molinillo, donde sufrió la picadura de una garrapata que le produjo la muerte a finales de agosto de 2016 en la capital de España.
Además, otra profesional asistencial fue contagiada cuando le atendía en el centro hospitalario madrileño, pero superó la enfermedad.
En la rueda de prensa, Sonia Tamames ha estado acompañada, entre otros, por el delegado territorial de la Junta en Ávila, Francisco José Sánchez.
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