Los dos jóvenes, residentes en Madrid, han sido acusados de homicidio en grado de tentativa y lesiones por el ministerio fiscal. A éstas se suman las peticiones de las cuatro acusaciones particulares que actúan en nombre de cuatro de los damnificados, todos ellos procedentes de El Barco de Ávila y que presentaron diferentes niveles de gravedad en sus lesiones. Las acusaciones particulares consideran los hechos un delito de asesinato en grado de tentativa solicitando pensa de entre nueve y 20 años de prisión.

La fiscalía pide siete años de prisión por homicidio para D.H.P., de 20 años, y para Z.E.S.B., de 22, seis años de cárcel por dos delitos de lesiones, mientras que la defensa alega que no existió delito alguno, por lo que deben ser absueltos. Ambos estuvieron en la cárcel un año y dos meses.

Con la declaración de los dos acusados y la intervención de varios agentes de la Guardia Civil ha comenzado en la Audiencia Provincial el juicio, que se prolongará al menos otra sesión más el miércoles, y en la que se ha tratado de esclarecer lo ocurrido en la madrugada del 13 de agosto de 2015, cuando D.H.P. y Z.E.S.B. fueron detenidos tras participar en una pelea durante las festividades estivales de El Barco.

A las fiestas

El primer acusado, D.H.P., a quien se atribuye el apuñalamiento a otro joven barcense, ha declarado ante el juez que junto a su compañero, Z.E.S.B., habría llegado a Bohoyo, localidad vecina de El Barco, en el mediodía del 11 de agosto. Ambos se han reconocido culpables y "arrepentidos", pero han asegurado que no había premeditación al rechazar un enfrentamiento el día anterior, al contrario de lo que afirman las acusaciones y los agentes de la Guardia Civil.

La intención de ambos era acudir a las fiestas de El Barco los días 12 y 13, para que el primero se encontrara con una joven y ambos pudieran visitar, “de paso”, a dos hermanos conocidos suyos.

D.H.P. ha narrado lo ocurrido de la siguiente manera: la madrugada del día de los hechos, en la segunda jornada de verbena, salió de la discoteca en la que se encontraba junto a la joven mencionada para “fumar un cigarro”. Entonces, un tercer acusado -procesado en otro juzgado por ser menor- recurrió a él porque un grupo de chicos “le habían intentado pegar”. D.H.P. se acercó entonces al grupo señalado para tratar de “apaciguar” los ánimos. Ha recordado que eran tres: uno alto y dos bajitos. “El del medio empezó a insultar”, ha explicado, “y me golpeó”.

Los hechos ocurrían a altas horas de la madrugada a las puertas de una discoteca, cuando la verbena había concluido. El acusado ha admitido que “iba borracho”, por lo que no recuerda ciertos detalles, aunque sí ha explicado que debido a los golpes cayó al suelo, donde fue “pateado”. Una vez en pie, sacó una navaja “para intimidar”, sin intención de “hacer daño a nadie”.

A partir de ese momento, en sus palabras, los hechos se desencadenaron “muy rápido”: un joven “se abalanzó” sobre él, colisionaron y se produjo el apuñalamiento. D.H.P. defiende que el otro se encontraba a menos de un metro cuando percibió su presencia. Tras el “encontronazo”, el joven que recibió la puñalada quedó en el suelo y D.H.P. echó a correr.

El otro acusado, Z.E.S.B., ha reconocido ser el autor de las lesiones de J.S. y V.M., pero no admite haber llevado consigo ningún tipo de herramienta a la que se atribuyan dichas lesiones. “Cogería algún cristal del suelo”, ha explicado, antes de confesar que esa noche se encontraba bajo los efectos del “alcohol” y de “estupefacientes”. Ante el juez, ha accedido a abonar 150 euros mensuales en calidad de resarcimiento de la responsabilidad civil.

Tras la pelea, una vez reunidos los dos acusados y un tercero -el menor de edad- también implicado en la pelea, se dirigieron a un “chamizo”, donde les interceptó y detuvo la Guardia Civil. Los dos acusados han negado percibir ingresos o desarrollar trabajo alguno y que viven con sus padres.

Escenas de tensión

También en la primera sesión del juicio han prestado declaración cuatro agentes de la Guardia Civil. El primero en dar testimonio, sargento, ha explicado que se dirigió al Centro de Salud del municipio cuando conoció lo ocurrido. Allí, “en caliente”, los testigos y familiares le explicaron que en la jornada anterior, en la que también se celebró una verbena, los dos acusados habrían protagonizado escenas de “tensión” que no llegaron a las manos, por lo que se esperaba que fueran “preparados para lo que pudiera pasar”. Se cree que esa tención inicial surgió a raíz de unos empujones durante el baile, en la verbena.

El sargento ha declarado que aparentemente, ninguno de los dos jóvenes acusados presentaba heridas, lo que contradice la versión de los primeros, corroborada, según ellos, por informes policiales que apoyan la existencia de lesiones.

Otro agente ha informado de que D.H.P. “se vino abajo” una vez localizado, y sin necesidad de preguntarle informó a los agentes de la ubicación del cuchillo, de grandes dimensiones y mango de madera, oculto bajo un sofá. El arma fue desplazada a las dependencias de la Guardia Civil en una bolsa de pruebas, por lo que el agente responsable del  traslado defiende que no pudo haber manipulación. Unos días después del hecho fue hallada una navaja cerca del hostal donde ambos acusados habían pernoctado.

Finalmente, dos agentes más han hablado de la recogida de las prendas que portaban dos de los afectados, que acabaron ingresados en Salamanca. Presentaban “desperfectos” y “sangre”.

El juicio continuará con dos sesiones más, el miércoles y el jueves.