La organización sindical ha pedido la aplicación del protocolo de acoso para el agente y que sea destinado a otro cuartel cercano.

"No vamos a dejar que intenten joder la vida a nadie", ha criticado el secretario nacional de UGC, Ramón Rodríguez, quien ha dicho que "hay que actuar con todo el rigor contra los mandos inadaptados o que añoran tiempos pasados, igual que se hace contra los guardias civiles de base". "Lo mejor que les puede pasar es que se vaya, pero va a volver a hacer lo mismo en otra unidad", ha vaticinado.

El secretario nacional de Riesgos Laborales de la Unión de Guardias Civiles, Marcelino García, ha explicado que el agente fue tratado despectivamente desde que fue nombrado secretario del sindicato, pero la situación fue a más cuando en febrero protestó cuando el sargento ordenó por escrito que los guardias que se encontraban “haciendo puertas” regasen el jardín.

El agente recibió después varias amonestaciones verbales, "pero hechas por escrito", que luego le echó  una “monumental bronca” delante de civiles que se encontraban en el cuartel y que, según la asociación, “llegaron a sorprenderse por lo que estaban oyendo”.

También ha sido amonestado por pequeños fallos ortográficos en los partes firmados. El agente ha sufrido "un auténtico calvario", según García.

A pesar de haberse solicitado el protocolo de acoso a la Dirección General de la Guardia Civil hace dos meses, no se tiene constancia de que haya aplicado. El agente se encuentra de baja psicológica, pero el día -10 de mayo- que una psicóloga le citó en la Comandancia de Ávila no acudió porque en el cuartel de Cebreros nadie le informó de que le habían convocado.

La Unión de Guardias Civiles cree que en este caso hay “varios delitos de abuso de autoridad y prevaricación”.