La procesión que ha comenzado a las 9 de la mañana del domingo, y que se ha reanudado a las 17 horas desde la iglesia de San Juan, tiene su parte más llamativa cuando desde la Encarnación, y tras pasar por San Martín y Santa María de la Cabeza, llega a la avenida de Madrid.

Y aunque deben ser cuatro mozos cerca de su casamiento los que porten a la virgen, este sólo uno de ellos está prometido. Ellos han tenido el privilegio de bailar a la Virgen de las Vacas: David, Vicente, Iván y Mories. El primero de ellos se casa el 1 de julio, y ha dedicado el baile a su novia, y los otros son dos primos y un amigo.

Cuando, tras unos instantes de concentración, han comenzado el baile al ritmo del pasodoble interpretado por la Banda Municipal de Música de El Escorial (Madrid), todos y todas los mozos, y pequeños y mayores, les han hecho corro y les han gritado cosas como "así se baila".

A partir de ahí, deprisa, casi corriendo, vuelta atrás... es el ritmo que ha inundado la procesión, con los "olés" correspondientes hasta el arco del puente Adaja, cuya glorieta lleva el nombre de la advocación vaquera, y hasta adonde han llegado todos los devotos de la virgen.

Cuando han culminado el baile todo han sido abrazos, entre sudores, de los anderos que han cumplido una vez más con una tradición de lo que se conoce bien el origen. Simplemente que una vez tocaron 'El gato montés' y empezó el baile, que se ha repetido año tras año.

Desde allí la procesión ha subido la calle Vallespín hasta la iglesia de San Juan, donde ha descansado al mediodía, para luego seguir. eso sí, haciendo un alto en cada templo -más de una veintena en total- donde repican las campanas a la llegada de la Virgen de Las Vacas.

El día especial para los devotos de la virgen del populoso barrio también ha sido para una moza de Las Vacas, Yaiza, a la que su novio, David, justo antes de salir la procesión le ha pedido matrimonio.