La Santa tuvo que ser resguardada en el zaguán del Parador y cubierta por un plástico en parte del recorrido. Tras la misa, la comitiva partió sobre las 13,30 horas de su casa natal y, cuando iba por la calle Tres Tazas, empezó a jarrear.

Un plástico cubrió la imagen de Gregorio Fernández y momentos después pudo cobijarse ante la entrada del establecimiento hotelero, de donde salieron toallas para secar su rostro y a alguno de los anderos.

Al rato, con la imagen también cubierta, volvió a partir la procesión para atravesar el arco del Carmen. Al comienzo de la calle de la Encarnación se retiró el plástico y al momento apareció el sol.

La celebración de la toma de hábito se celebró los años siguientes a su canonización, entre 1622 y 1630, y ahora se ha vuelto a conmemorar con motivo del centenario y de que La Encarnación sea templo jubilar. Al llegar allí ha sido recibida por la Virgen de la Clemencia, una pequeña imagen de las monjas de clausura que nunca había salido a la calle.

Poco después, ambas imágenes eran introducidas en la clausura del convento, adonde sí que había llegado en otras ocasiones La Santa, pero no en la conmemoración de la toma de hábito. Ha estado acompañada de representantes de todas las cogradías de la ciudad y del alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto.

Para el lunes está prevista una eucarística (18 horas) del provincial de Castilla de la Orden del Carmelo, Miguel Márquez, con la música de la Escolanía del Valle de los Caídos, tras la que la imagen de Santa Teresa regresará a su convento.