Por lo general, el fin de la fase crisálida viene anunciado por cualquier clase de exhibición sexual que dé para llenar varios números de la Cuore y demás boletines culturales.

Una filtración de fotos en las redes sociales, un “¡Oh mierda, las bragas, ya decía yo que se me olvidaba algo!” o,  EN EL MEJOR DE LOS CASOS, un video pornográfico completo.

Parece que, siguiendo con el patrón de crecimiento de todas las Mileycyrus, los cachorros de las Nuevas Generaciones del  PP comparten también cierto rito iniciático que ha llegado a crear tendencia.

Mientras las estrellas adolescentes de Hollywood exhiben sin tapujos sus cuerpos convertidos en objetos de deseo, las crías de gaviota se desnudan de forma más metafórica, pero incluso aún menos decorosa. Los guiños al fascismo se han convertido en toda una moda entre los jóvenes peperos, que sólo tienen que dejar que las redes sociales hagan su trabajo y conviertan su coqueteo con el lado oscuro en un fenómeno viral.

Destacan algunos ejemplos TOP  como el de los miembros de NNGG de Xativa, Ciudad Real o Paterna, ilustrados a continuación.

(Pido perdón a todos los que puedan sentirse excluidos de la selecta lista, a mí también me encantaría poder mencionaros a todos).

Todos deberíamos aportar nuestro granito de arena para que  Ávila sea una capital moderna y dinámica. Permeable a las nuevas tendencias y no sólo en el número de longboarders por metro cuadrado. Pues bien, Rodrigo Méndez,  uno de los candidatos a la presidencia de las Nuevas Generaciones del  Partido Popular en Ávila, no ha querido dejar pasar esta oportunidad de situarnos en el mapa.

Hace apenas unos días, el joven popular compartió la siguiente foto en su cuenta de personal de Twitter:

Lo primero que advertimos es un ágil uso del hashtag, esa útil herramienta que facilita al lector  la tarea de averiguar la ubicación y situación emocional del tuitero. (#Ávila  #micasa #elsofá #superfeliz #gracias).

Si nos hacemos hueco entre esa densa maraña de almohadillas, sin duda podemos apreciar como el cachorro del PP exhibe su  #orgullopatrio en cierto lugar llamado Casa Pepe.

Presumiendo que el lector es un ignorante profano en lo que a materia franquista se refiere creo necesaria una explicación.

El Bar-Restaurante-Museo-Tienda Casa Pepe es un pequeño oasis de flores fandanguillos y alegrías situado en el desértico Despeñaperros, en Jaén.  Un pintoresco reducto en el que Franco no sólo no murió, sino que se ha convertido en todo un icono pop con su propio merchandising.

Las paredes del local están decoradas con banderas españolas adornadas con el águila o el escudo de la falange. Por doquier hay retratos de Franco o Primo de Rivera. Incluso, por un módico precio, puede llevarse a casa una botella de vino o licor con la efigie del generalísimo (¿va con mayúscula?) sonriendo ufano desde la etiqueta.  El único detalle que un melancólico del  Caudillo echaría de menos es que haya cartas de menú tradicionales en lugar de cartillas de racionamiento.

Así es el parque temático en el que el sol sigue sin ponerse en nuestro Imperio. En el que España siempre está aplastando a Yugoslavia. Un feliz día de la marmota en el que la marmota es un águila de San Juan.

Hagan un esfuerzo, no sean “mal pensados”. Es posible que sea una simple cuestión gastronómica. Puede que nuestro joven candidato sea de los que piensan que “Con Franco se comía mejor”, incluso aunque no hubiera nacido aún para atestiguarlo.

Tal vez cuando su amigo le contesta “como te gusta a casa pepe a ti jeje” está haciendo referencia de forma tácita a unos callos con chorizo únicos, y #orgullopatriono es sino una manera de reivindicar la incomparable gastronomía española.

Es sabido que a los miembros del PP les gusta hablar de Ávila como uno de sus tradicionales feudos inexpugnables. Cambiar eso sería tan complicado como tratar de que un hijo, nieto y bisnieto de madridistas se hiciera de repente del Barça (o bicepsberzas). Siendo tan difícil cambiar esta hegemonía, y ante la ausencia de alternativas que nos ofrece esa liga bipolar que es nuestro panorama político, lo mínimo que deberíamos hacer es exigir cierta responsabilidad e integridad democrática a los chavales de la cantera.

Y que coman donde quieran hombre, pero que no hagan un 'Miley Cyrus'.