Según se recuerda desde el blog Arevaceos, que lleva varios años denunciando el estado de desprotección de este espacio, dicho corredor es utilizado por infinidad de especies animales y vegetales, muchas de ellas amenazadas, incluso, en peligro de extinción.

Se trata además, explican, de la última zona boscosa de una comarca de 150.000 hectáreas, de las que sólo el 3,3 por ciento es suelo forestal, asentándose estos pinares sobre antiguas dunas continentales con un porcentaje de arenas cercano al 100 por ciento.

A pesar de ello, no está incluido en el catálogo de riberas y tampoco pertenece al Lugar de Interés Comunitario (LIC) de las riberas del río Adaja y afluentes, que comienza a tener esta catalogación cuando abandona tierras abulenses. Tampoco a la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de los encinares del río Adaja que deja de tener esta protección justo cuando el río se hace morañego. El corredor del Adaja se une así al puente de Medina y al antiguo colegio de los Jesuitas, recientemente incorporados a la lista que elabora la organización Hispania Nostra.