Se trata del silo de Arévalo, con capacidad para 6.500 toneladas, y dos de Madrigal, con capacidad para 1.950 y 2.800 toneladas, respectivamente.

Los silos son propiedad del FEGA, que cede su uso a las comunidades autónomas para la gestión de las compras y almacenamiento de cereales, actuaciones que, en la actualidad, son “prácticamente inexistentes”, según ha informado el Magrama, de ahí que la situación de los silos sea de casi total abandono por carencia de uso.

El FEGA asume el pago de los Impuestos de Bienes Inmuebles; y las comunidades autónomas los gastos corrientes, cuando los hubiera. Actualmente, resulta de todo tipo imposible el acometer los gastos de reparación de daños: por robos, incendios, vandalismo u ocupaciones.

La enajenación de los silos persigue conseguir la máxima eficacia en la gestión del patrimonio del FEGA; facilitar el acceso general a la utilización de dichas unidades de almacenamiento; contribuir a la creación de empleo y la reactivación de la economía en aquellos lugares donde se ubican; y eliminar el elevado coste de mantenimiento de tales instalaciones.