De carácter presidencialista, donde concurren sólo los aspirantes sin ser acompañados de una candidatura, el segundo candidato en liza es José María Molina Delgado, quien reconoce que no se había planteado ser presidente "hasta que un grupo de socios" le llamaron para proponérselo.

Médico forense, dice que quiere "dar un giro, no radical, pero cambiando cosas hacia la sociedad actual, sin olvidar la experiencia y el pasado", con una dirección "ágil y dinámica".

Propone poner en marcha una plan estratégico de cuatro años para abordar el futuro de una sociedad que asegura perdió cerca de 200 socios el último año: "hay que invertir para crear atractivos a los socios, atender sus demandas y evitar que se den de baja". "No podemos quedarnos de brazos cruzados ante las bajas porque dependemos de ellos, y la solución no es subir las cuotas", añade.

Ante la pérdida de "masa social", Molina propone "acercar las instalaciones de Flor de Rosa", por un lado y, por otro, que la sede de la ciudad "sea un referente cultural tanto para el socio, pero que recoja también aportaciones de quien no lo es".

Su candidatura fue aceptada por la comisión gestora, pero no por unanimidad, ante lo que ha surgido una polémica por la necesidad de ser socio de número desde hace cinco años para aspirar a presidente. Molina dice "huir de la polémica" y considera que cumple los requisitos porque lo es desde 2006.

De paso, cree que hay que "flexibilizar" los estatutos, ya que se han adaptado las condiciones para pagar a plazos la cuota de entrada en el Casino, pero no se han reflejado en las normas.

Los socios que acudan a votar el domingo 9 decidirán entre dos candidatos, lo que no sucedía desde que se instauró el sistema presidencialista a comienzos de los años 90.