“El territorio, el medio ambiente y la producción agraria y forestal forman un todo inseparable”, han recordado desde la organización agraria, señalando que la separación actual ha generado una desconexión peligrosa entre la gestión ambiental y la realidad del medio rural. “Las decisiones se adoptan desde el desconocimiento, poniendo en grave riesgo la viabilidad de miles de explotaciones y el futuro de nuestros pueblos”, han añadido.

Uno de los puntos más críticos es la gestión de la fauna salvaje. Asaja denuncia que los ataques del lobo a la ganadería extensiva “siguen en aumento, sin herramientas de control eficaces, mientras la proliferación del jabalí amenaza la cabaña ganadera con enfermedades como la tuberculosis o la peste porcina africana”. A ello se añade la influencia de aves migratorias como vectores de la influenza aviar y los daños masivos provocados por conejos en cultivos y viñedos.

Además, alertan de “impedimentos sistemáticos al desarrollo de explotaciones ganaderas, trabas burocráticas, restricciones al uso del agua y una demonización del regadío”. También critican las limitaciones en fertilización, el veto a productos fitosanitarios y la prohibición de quemas controladas. Todo ello, según Asaja, responde a “una interpretación ideológica y dogmática de la Agenda 2030” que está expulsando población y actividad del campo.

Incendios

La organización considera que la gestión actual de los incendios forestales es otra muestra del fracaso de estas políticas. “Los grandes incendios no son catástrofes naturales inevitables, sino consecuencias directas del abandono del medio rural”, advierten. Señalan que la criminalización de la ganadería extensiva, la prohibición de desbroces y el cierre de pastos generan un entorno cada vez más vulnerable al fuego.

“No puede haber sostenibilidad ambiental sin sostenibilidad económica y social”, subrayan desde Asaja, que vincula el abandono del campo directamente con la despoblación rural. Separar la gestión de Medio Ambiente de la de Agricultura y Ganadería “ha sido un error que se paga con explotaciones cerradas, pueblos vacíos y alimentos producidos en el exterior con estándares mucho más laxos”.

Asaja exige que la Administración recupere “el sentido común y la coherencia política”, escuchando a los profesionales del campo. “El campo no es el enemigo del medio ambiente, es su principal aliado. Pero para que siga siéndolo, es imprescindible una visión integral, técnica y realista”, han afirmado.