Sobre este trabajo, Benjamín Redondo cuenta que su intención ha sido la de “presentar esta divertida faena viajera como un recorrido por el corazón profundo de Castilla y León: su cereal. Ese oro al que llamaban al trigo”.

Para ello, emprendió un sorprendente viaje, “en buena compañía, unas veces por las rutas de los castillos, otras por las distintas rutas del Camino de Santiago, la Vía de la Plata, las Rutas de Delibes y el Camino de la Lengua Castellana. También junto a las Vías Verdes, los Centros de Interpretación, los museos, los palomares, los chozos y del calor humano de tantas personas que se citan, como agricultores, ganaderos, asalariados o pastores”.

Así mismo, destaca que el libro “trata de la herencia espectacular e impresionante que nos ha dejado la agricultura”.

A este respecto, ha declarado que “hay personas que me han dicho que es un libro de historia; otras que es una guía de viajes o una publicación de curiosidades porque está muy bien documentado. Yo creo que es un libro, fundamentalmente, de naturaleza y del patrimonio industrial que se creó en torno a ella y que enganchará al lector por cualquier página que abra”..

En el aspecto personal, revela: “nací en una fábrica de resinas, donde mi padre era el encargado y que estaba situado junto a una fábrica de harinas, a la que yo entraba con frecuencia y me chiflaba porque, con sus entramados de madera, me parecía un palacio”.

Ciertamente, ya desde su infancia en su pueblo natal de Nava de la Asunción se sintió atraído por la abundancia de arquitecturas de transformación cerealistas que allí había, donde se contaban dos fábricas de harinas, y una fábrica de galletas y una fábrica de pastas. 

También había en su pueblo palomares y en la zona abundaban los molinos, lo que junto a la experiencia de haber trabajado en el campo durante los veranos siempre ha fascinado a nuestro autor, de ahí su interés por recuperar la cultura rural relacionada con la agricultura, el almacenaje y los procesos industriales de la producción alimenticia a partir de los cereales.

Catedrales de cereales

Del largo peregrinaje llevado a cabo por Benjamín Redondo, él mismo con dice que “siente especial admiración por los molinos, las fábricas de harinas y por ‘las catedrales de los cereales’, o ‘catedrales del campo’, unos magníficos edificios que saludan las tierras doradas del verano y fantasmales del invierno. Unos silos que pueden acabar desapareciendo pero que, como el tacto y los olores, no se nos olvidarán nunca. Todo ello sin dejar de lado los obstinados protagonistas como lo son los emprendedores agricultores con sus modernos graneros, también espectaculares monumentos. Entre todos ellos se da forma a esta inmensa Comunidad de Castilla y León”.  

El libro de este intenso viaje consta de 970 páginas con 2.200 fotografías. De las cuales 950 fotos son de impresionantes aceñas y molinos harineros, muchos convertidos en preciosas casas rurales, albergues y hoteles; 355 de fábricas de galletas y de harinas con hoteles y restaurantes; 50 de alhóndigas, pósitos o cillas; 120 de palomares; y 310 de silos “las catedrales del campo”. 

A estas estampas se muestran otras de museos del pan y centros etnográficos que se completan con espectaculares vistas de recintos amurallados e impresionantes castillos. Imágenes que ilustran los sistemas de almacenaje de cereales en la antigüedad, los almacenes y su abastecimiento en España durante los siglos XVI al XIX, la transformación del grano en harina en molinos, el Canal de Castilla como eje vertebrador del cereal, la Red Nacional de Silos y Graneros, tipos de silos y castillos convertidos en ellos, datos de cosechas, silos y fábricas de harinas, los pastores y su aportación al mundo rural, finalizando con apuntes sobre el futuro del patrimonio industrial.

Todo ello es el fruto de un recorrido por las nueve provincias de Castilla y León a lo largo de ocho años. No en vano, la Comunidad produce casi la mitad de los cereales de todo el país, y tal y como es su extensión y producción, así es su Patrimonio harinero, cultural y humano: impresionante y espectacular, nos dice. Para darnos una idea del extraordinario trabajo llevado a cabo por Benjamín Redondo basta con detenerse en el índice de la obra para adentrarnos en un larga e intensa travesía a través de los siguientes capítulos. 

Un primer acercamiento a la cultura cerealista los encontramos en los capítulos titulados: 

1) Presentación. 

2). Los sistemas de almacenaje de cereales en la antigüedad. 

3). Almacenes y abastecimiento de cereales en España durante el siglo XVI al XIX. 

4). La transformación del grano en harina. Molinos, aceñas y fábricas de harinas. 

5). El Canal de Castilla, eje vertebrador del cereal. 

6. Red Nacional de Silos y Graneros. 

7) Tipos de Silos. 

8) Castillos convertidos en silos. 

9) Datos de cosechas, silos y fábricas de harinas del año 2021 al 2023. 

10) Datos de silos y fábricas de harinas hasta 2022. 

Un segundo bloque está destinado al patrimonio cerealista de Castilla y León por provincias: Ávila, Segovia, Soria, Burgos, Palencia, Valladolid, León, Zamora y  Salamanca. 

Finalmente, los últimos capítulos se titulan: 

11) Los pastores y su aportación al mundo rural. 

12.) El futuro del patrimonio industrial: Conservar y rehabilitar. 

13) Bibliografía. 14) Agradecimientos. 

15) El autor. 

Ávila

Deteniéndonos en la representación abulense, observamos que la provincia ocupa un destacado lugar en la obra, donde aparece con todo lujo de detalles sobre silos, molinos, palomares en los siguientes apartados, lo suficientemente ilustrativos como para captar nuestra atención antes de adentrarnos en la singularidad agrícola de las instalaciones y construcciones propias del patrimonio industrial de nuestros pueblos.

1) Arévalo, la capital de la Moraña, la historia y la Harinera Villafranquina S.A. 

2) Madrigal de las Altas Torres, silos y tradición. 

3) Fontiveros, silo. 

4) Crespos, silo. 

5) Narros del Castillo, silo metálico. 

6) San Pedro del Arroyo, silo. 

7) Sanchidrián, silo y Tradecorp. 

8) Molinos de Zorita de los Molinos (Mingorría). 

9) El molino de Pozanco y Agapito Marazuela. 

10) Tolbaños, casa rural ‘Molino de Gamusinos’. 

11)  Mingorría y ‘Chocolates Marugán’. 

12) Hernansancho, silo y granero. 

13) Ávila capital, historia cerealista y el ‘Molino de la Losa’. Piensos Usan S.L. 

14) Gotarrendura, el palomar de Santa Teresa, y el Museo López Berrón. 

15) La Serrada, palomares y el Camino de la Lengua Castellana. 1

16) Muñico, silo, palomar y la ganadería trashumante. 

17) Molinos de Villafranca de la Sierra. El molino del ‘Tío Alberto’, y Bonilla de la Sierra. 

18) Piedrahíta. Granero y ‘Molino de Marcelo López’. 

19) Pesquera, el pueblo-molino. San Martín de la Vega del Alberche, con tres molinos. 

20) La Horcajada, parque temático de molinos. 

21) El Barco de Ávila y las denominaciones de Origen y las IGP. 

22) La Higuerilla. Molino Casa rural La Central. 

23) Nava del Barco. Casa rural ‘Molino Virgen del Rosario’.

 24) Tormellas. Casa rural El Molino y La Torre del Molino. 

25) Zapardiel de la Ribera. El Molino de la luz. 

26) San Juan de Gredos, el ‘Molino de la Garbanza’. 

27) Candeleda. El pimentón, el Museo etnográfico y el museo del Juguete de Hojalata. 28) Arenas de San Pedro. De granero a Casa de Cultura. 

29) Mombeltrán. Casa rural ‘ El Molino del Cordel’. 

30) San Esteban del Valle. ‘Posada Real del Molino del Cubo’. 

31) Gavilanes. Casa rural ‘El Molino’. 

32) Casavieja. Casa rural el Molino Mellado. 

33) El Barraco. Museo de la Naturaleza. 

34) San Juan de la Nava. Ruta de los Molinos. 

35) San Bartolomé de Pinares, la preciosa Casa rural ‘El Molino’. 

Finaliza el libro con una apuesta por el futuro del patrimonio industrial harinero, el cual pasa por su conservación y rehabilitación. Y en este sentido, dentro de la provincia de Ávila, destaca como muestra de ello las actuaciones realizadas en los molinos de Villafranca de la Sierra y su impresionante Molino del tío Alberto, así como en la capital el Molino de La Losa, habilitado como restaurante en el agradable entorno del río Adaja, igual que otros tantos en la ribera del Tormes y del Voltoya se han reconvertido en casas rurales. Otros ejemplos de rehabilitación son el molino de la Fuente del Corcho en San Miguel de Corneja, premio de Hispania Nostra; y el molino de don Álvaro de Luna en Arévalo, sede del programa Life, mientras que muchos molinos todavía se conservan como tales por sus dueños.

Igualmente, en el libro se subraya la labor de conservación y recuperación llevada a cabo en el Museo López Berrón de Arte y Etnográfico de Gotarrendura, localidad donde también se ha recuperado el palomar de Santa Teresa; el Museo Etnográfico Stanley Brandes, en Becedas; el Museo Etnográfico e interactivo, en Muñogalindo; el Museo La Vetonia, Cultura y Naturaleza, de Ávila capital; y el propio Museo de Ávila; y añadimos el Museo del cereal e Interpretación de la Naturaleza de Arévalo y el Museo etnográfico de Riatas. En cuanto a los silos, la Junta de Castilla y León los reconoce como Bienes integrantes del Patrimonio Cultural en la tipología de Patrimonio Industrial, y así se han catalogado en más de medio centenar de municipios de la comunidad. Por último como colofón, y a modo de reflexión y acicate para el conjunto de la sociedad, el libro recoge la siguiente frase de José Ortega y Gasset: “El progreso no consiste en aniquilar hoy el ayer, sino, al revés, en conservar aquella esencia del ayer que tuvo la virtud de crear ese hoy mejor”.

Autor

Benjamín Redondo Marugán nació en Nava de la Asunción (Segovia) en 1953, residiendo actualmente en Azuqueca de Henares (Guadalajara). Ejerció como funcionario durante treinta y siete años en el área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Alcalá de Henares (Madrid), a cuya universidad asistió para formarse en distintos cursos de historia. Compartió su trabajo municipal con la gestión cultural. Una vez jubilado, hace 8 años, emprendió la investigación sobre el patrimonio industrial cerealista de Castilla y León, granero de España que ahora ve la luz.

Otras publicaciones suyas son: ‘Nava de la Asunción. Memoria fotográfica y apuntes históricos’ (1991); ‘Nava de la Asunción. Crónicas de medio siglo, 1950-2000’ (2000); ‘La Sociedad de Socorros Mutuos La Protección obrera’ (2006); ‘35 años del Club Balonmano Nava’ (2012), en colaboración con Tinín Campillo, Amador Marugán y Juan José Maroto; y ‘Las palabras y la música de Nava de la Asunción’ (2015), escrito junto con su compañero Amador Marugán Arribas, con el que comparte conferencias, exposiciones, documentales deportivos y artículos en periódicos y revistas. 

También añadimos aquí el libro presentado en Ávila hace tres años, titulado ‘Ruta por el chocolate de Castilla y León, de ayer y de hoy’, en el que nos acercó la historia del chocolate y su producción artesana en las fábricas de las nueve provincias castellanoleonesas «con la intención de recoger la historia de las empresas fabricantes de chocolate y maestros y maestras chocolateras que nos dieron y nos dan de comer y beber la bebida de los dioses, el llamado oro negro, la merienda nacional» 

El libro ha sido editado en 2024 por la Fundación Joaquín Díaz en formato digital y se puede descargar gratuitamente en el siguiente enlace: 

https://archivos.funjdiaz.net/digitales/redondomarugan/Benjamin-Redondo-Marugan-2025-CyL-Granero-de-Espana.pdf