Según el proyecto, se prevé levantar dos cabañas circulares de diez y de ocho metros de diámetro, respectivamente, con capacidad para ocho y seis personas, así como un porche-comedor y un centro de respiro integrado por salas yuxtapuestas de cerca de 400 metros cuadrados, distribuidos en dos plantas, y 11 habitaciones.

También se ha incluido una sala grupal en el proyecto, que tendrá que someterse a Evaluación de Impacto Ambiental y en el que se contará con paneles solares para el suministro eléctrico.

Otros centros
En la resolución de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León se destaca que ya existen “al menos dos centros” de turismo rural “de características similares” en un radio inferior a un kilómetro de esta ubicación.

Se prevén “posibles efectos sinérgicos”, en cuanto a infraestructuras en la zona, lo que “contribuirá a una mayor fragmentación del hábitat” y a una “pérdida de naturalidad”.

“A priori, el uso de los recursos conlleva un impacto significativo, especialmente de suelo, que se debe valorar”, según la Junta, que señala la cercanía de la zona ZEPA y LIC Valle del Tiétar y que los “problemas de abastecimiento de agua potable son comunes” en la zona.

El nombre de la asociación, Ayllu-Naife, según su página web, procede de las palabras ‘ayllu’, que significa “comunidad” en quechua, y ‘naife’, que significa “diamante de excelente calidad”.

La asociación pertenece a la Carta de la Tierra y a las Redes de economía social alternativa y solidaria (REAS), y su proyecto se dirige a “personas que transitan por estados distorsionados de conciencia”, con el fin de conseguir su mejoría “en todos los ámbitos del ser”, a través del contacto con la naturaleza y la realización de actividades alternativas para el crecimiento personal.