Del Miércoles, 22 de Octubre de 2025 al Domingo, 26 de Octubre de 2025
La Denominación de Origen Protegida Cebreros ha cerrado su vendimia el miércoles después de 77 días de intensa recolección que comenzaron el 6 de agosto con los primeros racimos de albillo real. La producción ha sido de 800.000 kilos, por encima de las previsiones.
“Los elaboradores están felices, y eso significa que puede ser una añada mágica”, según la directora técnica de la denominación, Marta Burgos. La campaña se ha prolongado hasta alcanzar los viñedos más altos de Villanueva de Ávila, a casi 1.100 metros de altitud, consolidando una de las vendimias más extensas y equilibradas de los últimos años. “Los elaboradores coinciden en la grandísima calidad de la uva recibida en bodega”, ha subrayado, a la vez que destaca que la cosecha 2025 ha estado marcada por “una primavera extremadamente lluviosa y un verano cálido y sin precipitaciones”.
Esta añada quedará grabada en la memoria de los viticultores por la excepcionalidad de su primavera. “En muchas zonas se han registrado precipitaciones cercanas o por encima de los 1.000 milímetros”, detalla Burgos. Esta abundancia de agua permitió que el viñedo acumulara reservas hídricas suficientes para afrontar el verano, aunque provocó un importante retraso en las labores del campo.
El exceso de lluvia complicó las tareas de mantenimiento, obligando a los viticultores a concentrar en mayo las faenas propias de tres meses, en un “mes frenético en el campo, pero necesario para garantizar el equilibrio de la planta”.
Campaña afortunada
A pesar del elevado nivel de humedad en primavera, los viñedos de Cebreros han sorteado con éxito las principales amenazas fúngicas que afectaron a otras zonas vitivinícolas del país. “Podemos considerarnos afortunados”, señala Burgos, en referencia a la ausencia significativa de oídio y mildiu.
Las únicas incidencias se limitaron a casos localizados de mildiu en el Valle del Tiétar y una pequeña granizada entre Navarrevisca y Villanueva de Ávila el 1 de agosto.
El contraste con la primavera no pudo ser mayor. “Si la primavera nos trajo lluvias pocas veces vistas, el verano fue su opuesto: cálido y absolutamente seco”, explica Burgos, y en algunas localidades no se registró ni una sola precipitación durante todo el verano, una circunstancia “insólita” que puso a prueba la resistencia de las cepas.
Las olas de calor de agosto fueron “tan largas que más que olas parecían tsunamis”, apunta con ironía la responsable técnica. Sin embargo, la acumulación de agua del periodo anterior permitió a las plantas mantener su equilibrio hídrico y alcanzar una madurez perfecta, sin estrés ni pérdida de acidez.
Sin lluvias
La vendimia se ha desarrollado sin incidencias meteorológicas, en un ritmo constante que ha permitido optimizar la recogida. Las bodegas no han tenido que detener la actividad por lluvias, y la uva ha llegado en un estado sanitario excelente.
En total, han entrado en las bodegas algo más de 800.000 kilos de uva, superando ligeramente las previsiones iniciales. De ellos, 53.000 corresponden a albillo real y el resto, principalmente, a garnacha tinta, junto con pequeñas proporciones de tempranillo y garnacha tintorera.
La producción ha aumentado respecto a 2024 en la mayoría de los municipios, con incrementos notables en Burgohondo, Navatalgordo y Villanueva de Ávila, localidades que el año pasado sufrieron importantes pérdidas por heladas.
La valoración de los elaboradores es unánime. “Están extremadamente felices con la uva que ha entrado en bodega, sana, fresca y que augura una gran belleza en los vinos de la añada 2025”, afirma Marta Burgos. La calidad de las bayas y el equilibrio entre acidez, azúcar y madurez fenólica permiten anticipar una cosecha sobresaliente tanto para blancos como para tintos.
En muchas bodegas, la selección manual de racimos ni siquiera ha sido necesaria, dada la homogeneidad y sanidad del fruto. Este dato refuerza la percepción de una añada especialmente prometedora en la historia reciente de la denominación.
No obstante, Burgos advierte de un problema que persiste y se agrava año tras año: los daños provocados por la fauna silvestre. “Los jabalíes, corzos y pájaros con el albillo real están destrozando viñedos completos, y ahora se suma la presencia de conejos”, alerta la directora.
Mientras algunos viticultores pueden costear el vallado de sus parcelas, otros se ven obligados a abandonar terrenos familiares “impotentes ante la incontrolable fauna de la zona”.





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