Conocí a Julio en el año 1983, con motivo de un certamen poético en el que ambos habíamos participado. La diferencia de edad nos situaba en peripecias vitales distintas, pero desde ese acontecimiento, y como suele suceder en ciudades pequeñas, habremos coincidido un puñado de veces en actos culturales o en las calles y nos hemos saludado con afecto. De hecho, yo he asistido a la presentación de alguno de sus libros. No se dio ocasión en la que intercambiar opiniones acerca de su quehacer poético, pero en estos días, tras conocer la noticia de su fallecimiento, he releído algunos de sus poemas, tanto en sus libros como en su blog personal, del que supe, gracias a un amigo, y esta reciente lectura ha apuntalado mi decisión de escribir este artículo, especialmente al leer estos versos autobiográficos de Julio:
“Que fui ninguneado; / ni para una lectura pública / fui invitado, porque decían / que mi poesía no era pura”.
Podría hacer un ejercicio no muy complicado para resolver a la audiencia el enigma de quiénes serían los que, en su momento, le negasen a Julio el pan y la sal; podría incluso aventurar, sin temor a equivocarme, que los amos de la bola de cristal donde puede verse la pureza poética de un texto sigan siendo los mismos de entonces, en una ciudad que no es eterna, pero donde determinadas personas se eternizan en según qué cátedras. Pero esta es otra historia.
Hablemos de Julio, de su poesía. A mi juicio, el rasgo principal que caracteriza los versos de Julio es precisamente esa que los comisarios culturales le negaban: su pureza. No hay artificio en sus versos, no han fluido por ningún alambique en pos de un pretendido preciosismo, no están encorsetados por los rigores de métricas y acentos prosódicos. Para bien unas veces, para mal otras, es una poesía que late en su corazón ajena a toda suerte de academias. En adelante, me dispongo a hacer una serie de calas en la poesía de Julio Peinado, a apuntar alguna de las constantes temáticas o estilísticas que pueden apreciarse en su obra. No se trata en el presente artículo de hacer una revisión crítica del autor, sino de ofrecer fragmentos de sus poemas de una manera mínimamente estructurada.
Actitud poética
Como veremos muy pronto, Julio podría hacer suya la popética del grupo Tachenko cuando cantan “Yo no quiero sonar moderno en el cielo, ni en el infierno”. Julio conoce su voz y se recrea en ella. Es, conscientemente, un poeta a contrapié: Estando como estoy / más allá de la modernidad / y las ansias humanas.
Otro aspecto de esta actitud poética sería su decir sencillo, la ausencia de todo atisbo de engolamiento: En la blanca y reluciente página / siembro la semilla de mi palabra, / para que germine y crezca / al llegar la aurora.
Acerca de la existencia y de su sentimiento trágico
Quizás sea esta la línea temática más palpable de su poesía. Julio reflexiona con frecuencia en sus poemas sobre la existencia del ser humano en general y sobre su propia experiencia vital. La hondura y el pesimismo, en este sentido, van de la mano en sus versos. Veamos varios ejemplos de lo dicho, está de más hacer nuevos comentarios.
De la existencia
Somos juguetes en manos / de un incierto destino, / irreconocible y poderoso.
Y mientras tanto nos aferramos / a parecer serenos y a proseguir / con la costumbre de vivir.
¿Para qué más llaves / que no abren / refugio alguno?.
De su sentimiento trágico
Al año de nacer murió mi madre, / a los dos años me internaron en una inclusa, / a los veinte me hice maestro, / dos meses después murió mi padre; / ¡Cuando más falta me hacía! / Después, ya se sabe: / caminos recorridos / por cimas y honduras.
¿Sólo me resta / interrogar al silencio / para que me confirme / que mi atormentada vida / es una simple habitación / que huele a siglos muertos?
Llevo tiempo sobreviviendo / sin saber si soy yo / el que respira y escribe
El poeta y su tiempo histórico
A pesar de que en libro 'Poemas al natural' Julio Peinado manifiesta que la suya no es una poesía de denuncia, en el resto de su obra sí que podemos encontrar ejemplos en los que el poeta no ha podido abstraerse del contexto histórico en el que le ha tocado vivir. Ejemplo de ello es el fragmento que se reproduce a continuación, donde habla de los movimientos migratorios:
No tienen ciudad de origen, / no tienen ciudad de destino, / solo les queda el camino / lleno de ceniza a los lados. / A plena luz del día, / uno más se ha ido.
O este otro, en el que reflexiona sobre los problemas de España en el año 2013: Nuestro problema / no es el paro, / ni la crisis, / ni los recortes, / ni los desahucios, / ni los banqueros, / ni los políticos, /ni los sindicatos, / ni los empresarios, / ni la pobreza, / ni los reyes, / ni siquiera… Ángela Merkel. / Nuestros problemas son / la obediencia y la credulidad
Y donde este compromiso con su tiempo se hace más evidente es en su libro 'Rostros (no retratos)', libro dedicado íntegramente a glosar la figura de diferentes personalidades relevantes de los siglos XX y XXI.
Así, sobre Lula Da Silva, escribe: Tomó tierra y agua, / amasó el barro cuidadosamente / y miró sus manos: / entre sus dedos colgaba / prístino, el nuevo Brasil
Un último ejemplo, en este caso sobre Vicente Ferrer: Construyó su propio barco / siguiendo el plano / de sus propios naufragios, / y dirigió sus velas a Anantapur.
De la poesía de tipo popular y del juego poético
Más allá de ese carácter generalmente reflexivo que recorre su obra, Julio nos ofrece algunos ejemplos de poemas en tono de dichoso divertimento. Estos son algunos de los ejemplos:
Esta 'Canción del ejecutivo'
Tengo, tengo, tengo, / tú no tienes nada; / tengo tres comisiones / de «lobbies» internacionales. / Uno me da prestigio, / otro me da relaciones, / el otro más generoso / yates y bodegones.
O esta 'Oda a la magdalena'
El amor empieza con palabras / y acaba con hechos. / ¿Qué es más cariñoso, / que te digan «te quiero», / o que te preparen / una pizca de cielo / rellena de mermelada y miel?.
A modo de conclusión
La poesía es un anhelo por hallar un reino perdido,
herencia de todo ser humano.
(José Manuel Oca)
He recogido en este artículo parte de la poesía de Julio Peinado que considero más relevante. Entiéndase -insisto- que no es este un ejercicio de crítica literaria. Sin embargo, estimo que era necesaria cierta justicia poética con su obra, que el público pudiera acercarse, siquiera mínimamente, a sus poemas. Allá donde estés, Julio, tuyos son el pan y la sal, tuya también esta herencia.
Francisco | Lunes, 20 de Octubre de 2025 a las 08:05:57 horas
A través de este medio, he podido saber de TU ausencia en este mundo y he tomado en mis manos TU libro "Rostros (no retratos), que en su día me hiciste llegar, para estar por unos momentos más cerca de TÏ.
Te extraño, amigo mío. Tu ausencia deja un vacío inmenso, pero tu legado de amor y creatividad perdurará. Sigo leyendo tus poemas, cada línea me abraza y me recuerda la esencia de quien fuiste: un soñador, un creador, un amigo leal.
Gracias por todo lo que compartiste. Hasta siempre, querido Julio. Tu luz nunca se apagará en nuestros corazones.
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