Centenares de vecinos de los pueblos del valle acudieron al santuario para rendir homenaje a la patrona de Ávila y su tierra. Esta celebración se enmarca en las tres ofrendas que, cada octubre, rinden los fieles a la Virgen de Sonsoles. La del segundo domingo, conocida como la ofrenda grande, congrega a los municipios del Valle Amblés, que participan en romería para participar en los distintos actos religiosos y festivos organizados en el recinto.

La jornada comenzó con la misa del peregrino, seguida de la misa solemne, oficiada por el obispo emérito de Segovia, Ángel Rubio, en una ceremonia multitudinaria acompañada por la música del grupo Espigar de Muñogalindo.

Un rito

Tras los oficios religiosos, la atención se ha centrado en uno de los momentos más esperados: la procesión con el tradicional juego o baile de la bandera, un rito que cada año corresponde a una localidad diferente del valle. En esta edición, el turno era para El Fresno, cuyos vecinos Francisco Martín y Jesús Jiménez, fueron los encargados de ejecutar el emblemático juego de enrollar y desenrollar la bandera ante la imagen de la virgen.

El llamado baile de la bandera es uno de los símbolos más singulares de la devoción a Sonsoles. Los dos representantes de El Fresno realizaron la coreografía tradicional, ondeando la gran bandera con fuerza y precisión, en un gesto que simboliza la entrega del pueblo al amparo de la virgen.

Francisco Martín ha explicado que la preparación comenzó meses atrás, “a finales de abril, después de Semana Santa”, aunque desde noviembre sabían que eran los elegidos. “Nos enseñó el que la había bailado la vez anterior, los pasos… y poco a poco, cuando nos iba dejando el trabajo hemos ensayado, pero las últimas tres semanas todos los días ha sido intenso y durante mucho rato”, ha dicho tras el baile de la enseña, en el que el viento le ha molestado.

Su compañero, Jesús Jiménez, el segundo en practicar la tradición, también empezó a ensayar en Semana Santa y en alguna ocasión entrenó junto a su compañero, destacando la importancia de mantener vivo este legado que pasa de generación en generación.

Ofrenda a caballo

Después, la procesión ha continuado con la ofrenda floral a caballo, protagonizada por la Asociación Ecuestre Amigos del Caballo de Ávila y Adeluaca, de San Bartolomé de Pinares. Decenas de jinetes, portando flores y estandartes, desfilaron ante la imagen de la virgen.

Más tarde ha tenido lugar la subasta tradicional, en la que los asistentes pujaron por distintos productos ofrecidos en honor a la patrona, completando así una jornada que ha unido devoción y costumbre popular en el lugar que une al Valle Amblés.

La ofrenda grande del Valle Amblés forma parte del ciclo de ofrendas de octubre, que se desarrolla durante los tres primeros domingos del mes. Si el primer domingo es la ofrenda de la Serrecilla, el próximo, la última ofrenda, es la que hace La Colilla.