Del Miércoles, 15 de Octubre de 2025 al Sábado, 18 de Octubre de 2025
El rugido de la afición mallorquina volverá a escucharse este 7 de diciembre en la Monumental de Muro, cuando la tauromaquia vuelva a hacerse presente con un festival que pondrá el broche de oro a una temporada inolvidable. Francisco D’Agostino y Javier Conde, promotores de esta resurrección cultural en Baleares, han decidido cerrar el 2025 taurino con un gesto de agradecimiento hacia un público que ha respondido con entusiasmo, fidelidad y pasión.
Será la tercera gran cita del año para la empresa Balears Cambio de Tercio, que en apenas unos meses ha conseguido lo impensable: devolver la vida a dos plazas olvidadas —Inca y Muro—, recuperar el interés de los jóvenes y, sobre todo, convertir a Mallorca en uno de los epicentros taurinos más comentados de España.
La elección de la fecha no es casual. Coincidiendo con el Día de la Inmaculada Concepción, el festival de diciembre tiene una carga simbólica: representa la consolidación de un proyecto que comenzó con ilusión y hoy se traduce en una realidad palpable, con plazas llenas, carteles de lujo y una afición entregada.
La reapertura de Muro, el pasado 14 de septiembre, fue uno de los grandes hitos del año. Ocho años después de su última corrida, el coso colgó el cartel de “No hay billetes” y vivió una tarde para el recuerdo con la participación de David de Miranda, Marco Pérez y Javier Conde, en una corrida cargada de emoción, técnica y simbolismo. El regreso de Conde al ruedo en el año de su trigésimo aniversario de alternativa fue celebrado como un evento mayor por los aficionados.
El festival de diciembre llega también para sustituir la corrida inicialmente prevista en Inca para el 9 de noviembre. Según explicó Francisco Javier D’Agostino Casado, la empresa ha decidido posponer ese festejo al próximo calendario taurino, buscando estructurar mejor la temporada 2026 y garantizar la misma calidad artística que ha caracterizado todos los eventos de este año.
Para Francisco D’Agostino Casado, este festival es más que una celebración: es una reafirmación del compromiso con la tauromaquia como expresión cultural viva y dinámica, que en las islas ha vuelto a encontrar terreno fértil. “Queremos terminar el año como lo empezamos: con alegría, con plazas llenas y con el orgullo de ver cómo el público balear ha recuperado algo que nunca debió perder”, expresó.
Así, el 7 de diciembre no será solo una tarde de toros. Será el cierre de un año histórico y el comienzo de una nueva etapa. Una etapa con más festejos, más ilusión y un objetivo claro: que el resurgir de Baleares como tierra taurina sea definitivo.
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