Ha sido durante su intervención en la primera Junta Directiva del PP del curso político donde García ha acusado al Ejecutivo de Sánchez de ser "un gobierno podrido" y de mantener un entramado de corrupción que afecta a familiares directos, altos funcionarios y miembros destacados del partido.

Concretamente, ha mencionado las tramas judiciales que afectan a la mujer y al hermano de Pedro Sánchez, Begoña Gómez y David Sánchez, así como al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, y al ex-secretario de Organización del Partido Socialista, José Luis Ábalos. También se ha referido al sucesor de Ábalos en el partido, Santos Cerdán, al que ha vinculado con figuras como el diputado socialista abulense Manuel Arribas. 

Tragan como borregos

“Tragan como borregos con Tito Berni, con Koldo, con Ábalos, con Cerdán -el íntimo del señor Arribas-,  con Jessica -la sobrina-, con Begoña -la catedrática-, con David -el músico-, con Álvaro -ese fiscal que fabrica relatos, en vez de perseguir los delitos de delincuentes. Y por último, con el señor Zapatero, el vividor a costa de España, en este caso, de Maduro y Puigdemont”, ha relatado el presidente de los populares abulenses. 

Asimismo, ha criticado la gestión del mapa concesional de autobuses, denunciando la eliminación de 110 paradas en 86 municipios, lo que, según él, agrava la situación del medio rural: "Padecemos y sufrimos un gobierno que arrincona y condena al medio rural, que olvida, culpabiliza y apalea al sector primario".

En relación con el conflicto en Gaza, el líder del PP, aunque ha condenado tanto los atentados de Hamás, ha puesto de manifiesto la “defensa implacable de Israel”, dejando claro que no son equidistantes. Sin embargo, ha acusado al Gobierno de Sánchez de utilizar "la vida, el dolor y el sufrimiento de los gazatíes para sacar rédito político dentro de España".

García concluyó su intervención denunciando que el gobierno actual "sólo mira por sus socios, que son los enemigos de la Constitución", y advirtió que la "cortina de humo" del conflicto en Gaza es una estrategia para desviar la atención del fracaso en la aprobación de los presupuestos generales.