El objetivo, como ha subrayado Lorena de Blas, era el de promover la adopción responsable y “dar voz a los casi 200 perros y 124 gatos que actualmente acoge el refugio”.

“Para nosotros ha sido un orgullo poder preparar la prueba porque el año pasado funcionó muy bien, y si bien en esta ocasión ha habido un poquito menos de participación, pero aun así estamos muy contentos”, ha explicado.

La marcha ha partido desde la plaza del Mercado Grande y ha recorrido San Segundo, la Ronda Vieja, el molino de Carril y la carretera de la presa de Fuentes Claras, para regresar al Lienzo Norte. Tras completar los seis kilómetros de recorrido se ha celebrado una fiesta con entrega de premios y una exhibición de perros de trabajo.

Podio

En lo deportivo, el vencedor fue Rodrigo Rubia Gómez, acompañado por su perro Coco de Weimar. El segundo puesto fue para Adrián Bernaldo de Quirós, que compitió en memoria de su gata Misty, fallecida recientemente por leucemia, y completó el podio Fabián Alzate Salazar junto a su perro Jack.

El dinero recaudado tenía inicialmente como destino la ampliación de las instalaciones para gatos. Sin embargo, “un inconveniente” con un perro del refugio, Lezo, que debe someterse a “una operación muy costosa y muy importante” hará que “quizá el dinero al final se destine para él”.

Desde Huellas destacan además la importancia de visibilizar a los animales del refugio. La marcha quiere “promover la adopción, dar visibilidad a nuestros perros y darles voz”, ha destacado De Blas. A la marcha han acudido siete perros del refugio. “Queremos que la gente tenga la opción de, no como una opción secundaria, sino como la primera opción, adoptar a la hora de incorporar un nuevo miembro a la familia”, ha señalado.

También ha recordado que, aunque las adopciones siguen produciéndose, el abandono continúa siendo un problema. Y es que “hay adopciones, pero no hay un equilibrio, porque sigue habiendo mucho abandono, mucha camada indeseada y mucha colonia no controlada, y entonces hay que buscar ese equilibrio que ahora mismo no hay”.

El final del verano es uno de los periodos más críticos, especialmente en lo que respecta a los mininos, “siempre después de la primavera”. “Llevamos dos años que los gatos nos suponen un verdadero reto”, apunta la portavoz de Huellas.