Además de entidades de la capital han llegado cofradías de Arévalo, Arenas de San Pedro, Piedrahíta y San Esteban del Valle, que han mostrado sus estandartes en la comitiva que ha salido de la basílica de La Santa con destino a la catedral en una peregrinación en la que se ha rezado el rosario y que ha reunido a representantes de todas ellas y cientos de devotos, hasta cerca de un millar, acompañados de la imagen de la Virgen de la Esperanza.
El acto central del jubileo ha sido la eucaristía presidida por el obispo de Ávila, Jesús Rico, que en su homilía ha subrayado la necesidad de que las hermandades redoblen esfuerzos para consolidarse como espacios de fe auténtica y de evangelización. “Es imprescindible hoy mantener una fuerte experiencia de fe. Ser cristiano es un encuentro con Cristo que debe ser vivido e irradiado en donde nos toca vivir. En las circunstancias actuales hemos de ser capaces de vivir ese encuentro y vivirlo con plena libertad”, ha señalado, insistiendo en que la vida de las cofradías debe sustentarse en la oración y en una espiritualidad firme.
Rico ha enmarcado la celebración jubilar en un camino de renovación eclesial para que la celebración del jubileo, “unidos a toda la Iglesia, sea una pasión para dar un paso más en el largo pero necesario camino de conversión pastoral a la que la Iglesia está llamada”, en una “conversión pastoral que atañe también a nuestras cofradías”.
En la homilía, el obispo ha recordado que las hermandades son "expresiones de eclesialidad y forman la única Iglesia, más allá de diferentes formas de pensar y estilos distintos", unidad "en la realidad santa del Cristo viviente y de su espíritu”.
Cofradías vacías
Al mismo tiempo, ha advertido del riesgo de vaciar de contenido la misión de estas entidades, puesto que “el jubileo no puede reducirse a un gesto exterior, sino que supone entrar en la misericordia de Dios con corazón humilde y agradecido”. “Podemos correr el riesgo de crear cofradías vacías, como se nos dijo en el encuentro nacional”, ha expresado.
Y les ha instado a las hermandades y cofradías a reforzar su papel dentro de la Iglesia diocesana, porque -les ha dicho- “han de asumir su llamamiento de ser escuelas de vida cristiana y redoblar esfuerzos para asumir un papel protagonista en la Iglesia, convirtiendo el papel de la piedad popular como herramienta de evangelización y primera vez”.
El obispo ha subrayado que este empeño pastoral exige raíces profundas: “No olvidemos que la evangelización y la tarea evangelizadora no se hace sin una vida enraizada en Cristo, sin una fe profunda y adulta alimentada”, ha concluido.
Después la eucaristía, el paso de Nuestra Señora de la Esperanza ha regresado a la iglesia de San Juan pero, a diferencia del Lunes Santo, ha salido sin palio, como ya hizo en la procesión extraordinaria cuando se conmemoró el dogma de la Inmaculada Concepción, y se han dispuesto elementos ornamentales, como jarras, violeteros y candelabros de forma diferente, algunos de los cuales pertenecen a la Hermandad de Jesús el Pobre, de Madrid, y a la Cofradía del Cristo de los Trabajos y Esperanza, de Alcalá de Henares. La Banda de Música Ciudad del Tormes, de Salamanca, ha acompañado el recorrido.
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Morañego | Lunes, 22 de Septiembre de 2025 a las 09:28:45 horas
La celebración del Jubileo Diocesano de las Cofradías ha sido, sin duda, un acto multitudinario. Sin embargo, resulta inevitable señalar la ausencia de algunas hermandades que, por su peso histórico y representatividad en la Semana Santa abulense, deberían haber estado presentes en un encuentro concebido precisamente para fortalecer la unidad y la espiritualidad común de todas ellas.
La falta de participación de determinadas cofradías no solo genera sorpresa entre los fieles, sino que también transmite una imagen fragmentada que contrasta con el mensaje de comunión y conversión pastoral que el obispo Jesús Rico subrayó en su homilía. En un momento en que la Iglesia llama a redoblar esfuerzos y a vivir la fe de manera auténtica y compartida, la ausencia injustificada de algunas hermandades parece una oportunidad perdida para testimoniar esa unión que tanto se reclama.
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