Con la muralla como telón de fondo, y entre aplausos y admiración de adultos y de los más pequeños, Rayo ha volado de brazo en brazo entre los espectadores voluntarios. De forma divertida y simpática, el cetrero pedía a los niños que salían a ayudarle, que sujetasen el aro y, entre todos, contaran hasta tres para que el ave lo atravesara, dejando asombrados a los asistentes.
Sin embargo, en algunas ocasiones Rayo no obedecía: "te doy 20 euros si me sigues la corriente diciendo que sí que ha entrado", le decía a uno de sus pequeños ayudantes, generando un ambiente familiar y cómodo: "qué culpa tenemos nosotros si el público no cuenta lo suficientemente fuerte. Pídeles que griten más, que nuestra vida depende de ello. Y ten cuidado, que al último niño el pájaro le dejó sin oreja."
El cetrero pedía a los que salían a la arena que llamaran al ave fuerte y de forma cariñosa, para que volase hacia sus brazos. El espectáculo iba incrementando la dificultad, y cada vez salían más voluntarios, acabando el ave en la cabeza de una de las asistentes: "¿Tienes alguna preferencia de peinado? Te voy a hacer un moño de tres alturas", explicaba entre risas.
La forma en la que Rayo seguía sus instrucciones no ha pasado desapercibida y ha dejado como resultado un gran espectáculo que ha destacado, sobre todo, por el toque humorístico: "¡Me has dejado el pájaro lleno de pelos!", le decía a la mujer con el pájaro en la cabeza.
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