‘Las cabalgadas de la milicia concejil de Ávila. Estudio de caso. La expedición de 1173’, de Carlos González Familiar, es un trabajo que surge de “la curiosidad y luego de la indignación”. “Estaba estudiando Historia Medieval en la carrera cuando leo en un párrafo que la milicia concejil de Ávila llegó en sus expediciones hasta Tarifa y Algeciras y que había habido una en el año 1173 en la cual, con un gran botín, fueron derrotados”, un descubrimiento que le llevó a indagar en fuentes musulmanas y cristianas que ofrecían visiones contradictorias sobre el papel de los milicianos abulenses.
La investigación desmonta la imagen de las milicias como simples bandoleros. “Me dijeron que eran bandidos o delincuentes, y aquello no terminaba de cuadrarme”, ha recordado González Familiar. La revisión de las crónicas le permitió comprobar que, lejos de esa visión negativa, la milicia de Ávila fue protagonista en algunos de los episodios clave de la Reconquista.
En la batalla de Alarcos de 1195, cuando los cristianos fueron derrotados, “el rey Alfonso le encomienda a la milicia de Ávila que le cubra las espaldas”, que fue cuando “los caballeros abulenses tuvieron 200 muertos, que para la época es una cantidad muy grande”.
También en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), la presencia abulense fue determinante. “En la primera fila del ejército cristiano, en la vanguardia, estaba la milicia de Ávila al completo, junto a los caballeros de la ciudad, realidad que contrasta con las crónicas que la describen como una tropa desorganizada”, ha señalado el autor.
Hasta Tarifa
El libro centra su análisis en la expedición de 1173, en la que los abulenses avanzaron más de 600 kilómetros en territorio musulmán hasta llegar a Tarifa. Según González Familiar, “era un ejército muy numeroso el que mandaron contra la milicia” en “un error de estrategia, porque los musulmanes habían pacificado la zona oriental y pudieron dedicar todas sus fuerzas contra los abulenses”.
La desproporción de fuerzas fue abrumadora: “calculan las fuentes una relación de seis a uno e incluso de diez a uno de musulmanes contra cristianos”. Aun así, el autor subraya la resistencia de la tropa local: “creo que les perdió la soberbia y los abulenses pensaron: por Dios, ¿cómo vamos a retirarnos? No, aquí nos quedamos y que sea lo que Dios quiera”.
La obra también rescata figuras como los hermanos Sancho y Gómez Jimeno, condes de Ávila, que “fueron el terror de los musulmanes durante el siglo XII”. González Familiar ha pedido a la Diputación que impulse investigaciones arqueológicas sobre sus tumbas, que pudieron desaparecer tras la remodelación de la iglesia de Santiago en el siglo XVI.
Además, cree que “sería justo reivindicar a la milicia concejil de Ávila, el episodio más brillante de la historia de la ciudad en el siglo XII” con una placa o una estatua en el Mercado Chico, “donde se reunía el concejo, para recordar así su papel”.
Vacío en la historiografía
El autor ha destacado la escasez de estudios sobre el funcionamiento interno de estas milicias. “Prácticamente no hay nada en la historiografía española que explique cómo se organizaban, quiénes las formaban o cómo se elegían los participantes. No eran profesionales, eran gente del pueblo, del consejo de Ávila”, ha explicado.
Para reconstruir ese mundo ha recurrido a fuentes diversas y su trabajo recoge tanto el relato de la expedición como un análisis detallado de las variables necesarias para organizar las cabalgadas medievales.
Por su parte, el director de la Institución Gran Duque de Alba, Maximiliano Fernández, ha presentado una obra que supone “una importante aportación a la historia de Ávila, ya que lejos de recurrir a las fuentes documentales habituales en las que han venido trabajado tantos historiadores, presenta nuevos documentos e interpretaciones que facilitan el contraste con las informaciones de la historiografía tradicional”.
Fernández ha subrayado la trayectoria académica y profesional del autor, nacido en Huelva en 1965 pero con estrechos lazos familiares en Ávila. Licenciado en Ciencias Biológicas, especialidad en Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad Autónoma de Madrid: graduado en Geografía e Historia por la UNED; y diplomado en Ingeniería y Gestión Medioambiental por la Escuela de Organización Industrial y máster en Paz, Seguridad y Defensa por la UNED, especializado en el análisis de conflictos, estrategias de seguridad y políticas de defensa.
El director de la IGDA ha recordado también que González Familiar “ha desarrollado otras muchas actividades, desde la milicia universitaria como alférez de complemento de artillería, hasta su labor como programador en el diseño de programas interactivos de enseñanza para la Universidad Autónoma de Madrid, consultor medioambiental, profesor, gerente en Euro Medical Clinic, farmacéutico especializado en drogodependencia y director comercial de varias firmas y compañías”.
Crónicas silenciadas
Fernández ha incidido en la novedad que aporta el libro al analizar episodios habitualmente marginados por la historiografía local. “Se trata de episodios silenciados por tratarse de dolorosas derrotas que, como ha sucedido siempre en las guerras, no convenía airear para no minar la moral de los combatientes y de toda la población. Y de ahí que se pueda hablar de contracrónicas, de contrapropaganda, de contrainformación, que siempre han existido, para dar una visión y una lectura diferente de la historia”, ha explicado.
A su juicio, la obra de González Familiar abre nuevas preguntas y revaloriza el interés por las antiguas crónicas abulenses. “La cuestión que nos plantea, y que seguramente aclarará el autor, es por qué la moderna historiografía rechaza las crónicas abulenses empezando por la ‘Crónica de la población de Ávila’ de 1256 y las leyendas que estos días están otra vez en la actualidad abulense, mientras sí se da credibilidad a las crónicas árabes de 1173, que se escribieron con el mismo fin de ennoblecer y engrandecer las hazañas de los ejércitos rivales”.
En este sentido, Fernández ha recordado que las fuentes musulmanas tampoco fueron neutrales. “Para ello tampoco tuvieron inconveniente los cronistas árabes en emplear todo tipo de descalificaciones contra el conde Sánchez Jiménez y sus milicias. Se refieren a Sánchez Jiménez como el conde viejo, el giboso y le llaman descarreador, tirano y hasta politeísta. Lo primero es una opinión, pero lo segundo, el politeísta cristiano, yo diría que no”.
Frontera de la Reconquista
El director de la IGDA contextualiza el relato en el marco de las guerras de frontera de la Edad Media. “La obra se extiende al contexto histórico de las batallas de expediciones fronterizas, en las que participaron las milicias de los consejos abulenses, incluida la batalla de las Navas de Tolosa, cuatro décadas después, en 1212, en la que Alfonso VIII de Castilla, con el apoyo de los reyes de Aragón y Navarra, se impuso al ejército almohade”, ha indicado.
Fernández recordó que las incursiones de cabalgadas eran habituales en un territorio de frontera y que las crónicas solo las recogían “cuando interesaban”. En otras ocasiones “se callaban, como sucede ahora también, cuando se silencian algunas cosas”.
El director de la Institución Gran Duque de Alba ha expresado el deseo de que el autor prosiga con sus investigaciones. “Esperamos -ha añadido- que tras esta interesante incursión en la historia de Ávila, Carlos González Familiar se anime a seguir investigando y contrastando sobre el pasado abulense y aportando nuevos datos para el conocimiento de tantas páginas que aún están".
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.163