El Centro de Tratamiento de Residuos concentra habitualmente a cientos de aves oportunistas como buitres leonados, buitres negros, milanos reales, milanos negros, cornejas y, sobre todo, cigüeñas blancas, que acuden a comer allí.

Tras el paso de las llamas, lejos de los residuos que normalmente atraen su interés, las cigüeñas se concentran en la zona perimetral del incendio.

Allí, entre las cenizas, las cigüeñas se organizan en formaciones meticulosas para cazar insectos supervivientes del incendio, especialmente saltamontes. El contraste del blanco de sus plumajes sobre el negro del terreno quemado ofrece una escena llamativa, pero también ecológicamente reveladora.

El comportamiento observado sugiere una adaptación temporal de estas aves a un entorno alterado por el fuego y anticipa su próxima migración hacia África. Y también un cambio de dieta: del consumo de residuos urbanos a una alimentación más natural a base de insectos.