La cacerolada ha tenido lugar al mediodía de este martes con un centenar de personas residentes de La Cañada, que conviven con los problemas por la calidad del agua desde 2018, y es la primera vez, desde entonces, que llegan a un acuerdo para manifestarse.

“El Ayuntamiento se respalda en que, según los análisis del SINAC (Sistema de Información Nacional de Aguas de Consumo), el agua es apta, pero tanto el sabor, como el olor, son horribles”, ha expresado Nuria Liébana, una convecina del grupo organizador de la cacerolada. Ha explicado, también, que en varias fechas de 2019 se realizaron análisis que evidenciaron la presencia de bacterias como Escherichia coli y Enterococos, así como problemas de turbidez.

Los vecinos se han reunido para exigir una gestión transparente por parte del Ayuntamiento, ya que consideran que “les falta información” y avisos en estas situaciones, lo que supone un riesgo para la salud pública: “Hemos estado consumiendo agua insalubre sin saberlo”, ha manifestado Liébana. Insiste en que han reunido quejas de todo tipo en estos últimos años que no han sido contestadas ni solucionadas, pero que esta vez han “roto la barrera” y han salido a la calle a protestar.

La portavoz de los vecinos ha explicado cómo les están cobrando por “un agua potable que no se puede consumir”, además de no recibir las facturas pertinentes. Ha descrito a sus vecinos como “personas comprometidas” que seguirán expresando su disconformidad y tomando las acciones legales que crean necesarias hasta que obtengan soluciones, a la espera de reunirse cuanto antes con el Ayuntamiento.