La caminata, de aproximadamente diez kilómetros, comenzó al anochecer del lunes y transcurrió en un ambiente festivo y de convivencia, deteniéndose para conversar y compartir anécdotas.

Al llegar a Cisla, fueron recibidos por vecinos y autoridades locales, quienes mostraron la renovada iluminación de la iglesia, diseñada para realzar la belleza arquitectónica del templo y permitir que su fachada luzca en todo su esplendor durante la noche.

Tras la visita, los asistentes compartieron un refrigerio y disfrutaron de momentos de confraternidad antes de regresar en vehículos organizados por voluntarios.

El alcalde de Rivilla de Barajas, Anselmo Tomás Sanz Coll, destacó la "excelente participación" y el "espíritu de unión" entre los vecinos: “Este tipo de actividades -ha añadido- no solo nos permite disfrutar del entorno y conocer proyectos de pueblos cercanos, sino que fortalecen los lazos de amistad y colaboración entre nuestras comunidades".