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Vivir en Ávila es, para muchos mayores, un ejercicio cotidiano de adaptación. El cuarto de sus habitantes ha dejado atrás los 65 años y tomar medicamentos a diario, a menudo muchos y variados, se vuelve casi como organizar un puzle cada mañana. La farmacia, que siempre ha sido punto de consulta y apoyo, ahora asume un papel aún más fundamental gracias a los Sistemas Personalizados de Dosificación (SPD), capaces de cambiar no solo la salud, sino la vida misma de quienes confían en ellos. Por cierto, opciones como SPD de Venalink han hecho que implementar este sistema sea menos complicado y más efectivo, como si pusieran orden en un cajón desordenado.
Ya no se trata solo de dispensar cajas; la farmacia se ha transformado en una figura activa que gestiona tratamientos y acompaña tanto al paciente crónico como a su entorno. Especialmente en una provincia marcada por la dispersión y el envejecimiento, contar con un aliado así marca la diferencia de verdad. Si alguna vez te has preguntado sobre la utilidad de servicios como SPD para farmacias y automatizado, te sorprendería saber que han reducido notablemente el número de errores en la toma de medicamentos, lo que no es poca cosa en la vida de personas vulnerables.
La lupa sobre Ávila muestra un mapa lleno de familias longevas, muchas enfrentando enfermedades crónicas y rutinas de medicación realmente complejas. Aquí la polimedicación no es un número en un informe, es una realidad que puede generar confusión y, lamentablemente, olvidos indeseados. Aunque parezca simple, dividir todos esos medicamentos en blísteres con horas y días señalados ahorra quebraderos de cabeza y discusiones familiares. El resultado suele notarse rápido; menos errores y, para alegría de todos, menos visitas al hospital por incidentes con el tratamiento. El SPD permite a la farmacia convertirse casi en una especie de "entrenador personal" de la salud diaria.
Se puede ver, sin recurrir a tecnicismos, que el avance más grande es lograr que las personas tomen sus medicamentos correctamente. Suele decirse que la adherencia sube como la espuma una vez que los pacientes adoptan estos sistemas. Incluso en casos de hipertensión o patologías persistentes (que dan mucho trabajo a las familias) las cifras demuestran subidas notables: superar el 78% de cumplimiento no es nada raro y eso, créeme, cambia vidas y tranquiliza hogares.
No es exageración decir que, tras adoptar el SPD, muchos pacientes sienten que han eliminado el caos de su rutina. Entre los beneficios observados destacan:
Hasta un 25% más de cumplimiento, lo que no deja indiferente a nadie.
Pacientes que, después de meses con SPD, llegan a cifras sorprendentes de seguimiento del tratamiento.
Es alentador ver cómo, en enfermedades como la hipertensión, este pequeño acto de organización se traduce en esos ansiados descensos de la presión arterial.
Para muchas familias, confiar en el SPD supone borrar de un plumazo la preocupación por si el abuelo (o uno mismo) está tomando o no lo que toca. No solo se reducen los despistes, sino que el riesgo de acabar en urgencias se acorta, casi como si pusieras un freno a esos sustos inesperados. El control continuo que ofrecen los profesionales garantiza que cualquier anomalía se detecte a tiempo, y eso da tranquilidad, sobre todo en hogares donde la soledad es frecuente. Ejemplos como el Proyecto Higía han dejado claro que no se trata de una moda: se han reducido más del 28% los ingresos hospitalarios por este motivo en Ávila, lo cual da para sentirse orgulloso. La farmacia, a base de constancia y seguimiento, se convierte casi en un centinela preventivo que vigila de cerca la salud comunitaria.
En el mundo farmacéutico, donde la competencia parece no dar tregua, ofrecer SPD se ha vuelto sinónimo de distinción. Más que sumar otro producto, es añadir valor real y visible, algo que pacientes y familiares notan y aprecian, reforzando vínculos y, por qué no decirlo, el éxito del propio negocio.
Si algo valoran las familias en Ávila es sentir que su farmacia se preocupa por ellos incluso cuando salen por la puerta. El SPD contribuye a forjar esa confianza única entre paciente y farmacéutico. Da hasta gusto ver cómo aumentan las valoraciones positivas, llegando en algunos casos al 9,5 sobre 10, según encuestas locales. La percepción de seguridad y cercanía, sumada a los resultados, convierte a la farmacia en ese “baluarte” sanitario que todos buscan, sobre todo en zonas rurales.
Claro que todo esto sería imposible sin un buen respaldo técnico. Por suerte, hoy las herramientas de gestión lo simplifican mucho, automatizando y controlando cada paso para mayor seguridad y total trazabilidad. Cumplir con la normativa nunca fue tan directo; la tecnología acompaña y la farmacia gana tiempo para lo que realmente importa: el trato humano.
Plataformas accesibles y bastante intuitivas como Ti-Medi, MadDosis, BlisterSuite o AMCO+ de Farmadosis facilitan cada parte del proceso. Además, la integración con sistemas habituales como Farmatic o Nixfarma elimina barreras y agiliza la comunicación con residencias y centros, casi como si hablaran el mismo idioma.
Instalar un servicio de SPD puede parecer al principio una montaña, pero pronto la farmacia descubre que el camino es asequible y flexible, pues se adapta a cada tamaño y necesidad. Lo mejor es que no se exige un gran gasto inicial; el apoyo de los proveedores y la formación despejan dudas y agilizan la puesta en marcha. Observando el ejemplo de decenas de farmacias abulenses, muchas incluso en pueblos pequeños, el balance es abrumadoramente positivo.
Convertir el SPD en un estándar acorta desigualdades, acercando el servicio a toda la provincia y haciendo realidad el acceso igualitario a cuidados eficaces y seguros. La farmacia gana protagonismo y cercanía, afianzando un modelo sanitario donde su papel resulta más relevante que nunca. Al final, invertir en SPD es apostar por el bienestar sostenible tanto de los pacientes como del propio negocio, haciendo sentir que todo esfuerzo suma para vivir con más salud y tranquilidad.
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Luis Jiménez Labaig | Martes, 26 de Agosto de 2025 a las 07:56:24 horas
Muy interesante tu artículo y tu reflexión Isabel Marín Moral! Soy titular de una farmacia comunitaria en Ávila y ofrecemos el servicio de SPD desde 2021.
Para los pacientes, sus familiares y sus cuidadores es un gran descanso.
Para los profesionales de nuestra farmacia es un trabajo duro (hay que destacar que nuestros farmacéuticos deben hacer una revisión a fondo de la medicación: rams, interacciones, etc.) pero muy agradecido en lo profesional, pues vemos la gran ayuda que supone al paciente, su entorno y sus médicos.
Aunque me temo que económicamente estamos lejos de la rentabilidad por la cantidad de horas y gestiones que hay detrás de un SPD validado (disponemos de robot semiautomático) y conforme al marco legal actual
Sigamos avanzando.
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