¿Cómo empezaste en tu profesión y a qué se debe tu pasión?
Crecí entre camerinos y teatros. A los ocho años hice toda la carrera de ballet en la Escuela Nacional de danzas de Buenos Aires, bailé profesionalmente desde muy joven hasta que apareció en el 98 el primer montaje de ‘La bella y la bestia de Broadway. Buscaban bailarinas con muy buena técnica y que cantaran. Como estudiaba también en el conservatorio, me presenté y después de cuatro largos castings entre miles, me eligieron y ahí comienzo mi carrera en teatro musical. Desde ese entonces no he parado.
¿Por qué acabaste en la provincia de Ávila?
Después de hacer ‘Los Miserables’ y ‘Fiebre de sábado por la noche’ me ofrecen venir a hacer castings a España para ‘El fantasma de la Ópera’ en el Teatro Lope De Vega de la Gran Vía madrileña. Crucé el gran charco y me vine para ver qué podría pasar. Después de muchos castings, me dieron un contrato y al poco tiempo estaba viviendo en España. Mi idea era quedarme un par de años, pero los contratos continuaban y había mucho movimiento. En el 2008 conozco el Valle del Tiétar y, sin pensarlo, pillé a mis dos gatos y me vine a Casavieja, sin conocer a nadie, y aquí estoy desde hace 17 años . Es el lugar donde más tiempo he residido. Me encanta. Tengo mi huerto, la gente viaja a Madrid a ver mis obras de teatro, participo cuando puedo de conciertos en esta zona… Soy muy feliz aquí.
De todas las cosas que has hecho, ¿cuáles dirías que son las más especiales y por qué?
Todas mis obras y personajes son especiales, pero María Rainer de ‘Sonrisas y Lágrimas’, que hice casi 800 funciones, junto a Carlos Hipólito, fue muy especial. ‘Los Miserables’, sin duda, siempre te marca. Últimamente, ‘Company’ junto a Antonio Banderas, me dio la posibilidad de trabajar con él, un ser increíble, artista y compañero por donde lo mires. Mi último trabajo, porque necesitaba parar y dedicarme a mis clases de voz y actuación, fue ‘El fantasma de la Ópera’ en el teatro Albéniz de Madrid.
¿Qué es lo que más te gusta y lo que menos de lo que haces?
Lo que más me gusta o valoro es lo que te deja cada obra. La gente lo ve muy bucólico, pero es muy duro hacer ocho y nueve funciones semanales, trabajando con tu voz, tu cuerpo y emociones en una exigencia muy alta. Lo que siempre queda es la humanidad con que te rodeas. La parte humana. Los compañeros. Los amigos que creas. Las vivencias y el público, obviamente.
¿Qué proyectos tienes en mente a largo plazo y en cuál estás trabajando actualmente?
Actualmente estoy muy volcada a mi parte docente. Aprovecho a estudiar más científicamente el mecanismo de la voz, que es increíble. También actúo en diferentes conciertos. Vengo, además, de hacer uno muy especial con la Orquesta sinfónica de Valencia. Tengo mi propia banda donde canto canciones propias fusionando versiones latinoamericanas con jazz y tango. Respecto a tu pregunta de los planes a largo plazo… No suelo hacerlos, nunca sabes lo que puede ocurrir en la vida.
Subes mucho contenido a tu perfil de Instagram. ¿Cómo manejas tus redes sociales y qué compartes en ellas?
He intentado ser más ordenada, hasta hice un curso de marketing, pero las redes son un poco yo misma. Respiro ahí. Es un espacio de compartir desde mi trabajo, recetas de cocina que es mi otra pasión, mi amor por mis gatitos, tengo una asociación de gatos, ‘Mama Gata’ e intento colaborar con el ayuntamiento de Casavieja, aunque están muy atrasados con este tema. En conclusión, mis redes son el cómo me siento, sin estrategia.
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