Los naturalistas subrayan que este tipo de situaciones son promocionadas por las propias Administraciones públicas, ya que el Ayuntamiento navero colabora con las diferentes actividades taurinas y con el tentadero donde participará un niño llamado Librillo, que estiman tiene 12 o 13 años.

Según la fundación, al revés que en las “clases prácticas” organizadas por escuelas taurinas y donde la participación mínima se establece en los 14 años, en el caso de los tentaderos, el control de la implicación de personas menores de edad es más laxo y supone una grave vulneración de las objeciones realizadas por el Comité de los Derechos del Niño al respecto de la tauromaquia.

Y advierten que estos chavales quedan expuestos al uso de elementos cortopunzantes y a cualquier contexto de riesgo derivado de la tauromaquia, como una cogida, heridas o lesiones invalidantes.

La fundación recuerda que en 2018 el organismo de expertas y expertos en Infancia y Adolescencia pidió a España, de forma específica que “para prevenir los efectos nocivos para los niños del espectáculo de los toros, el comité recomienda que el Estado parte prohíba la participación de niños menores de 18 años como toreros y como público en espectáculos de tauromaquia".

A mediados de 2023 el mismo comité publicó el ‘Comentario General nº26’, donde se incluía una nueva referencia a evitar la exposición de personas menores de edad a la violencia, incluida la ejercida sobre animales.

Sin embargo, según la Fundación Franz Weber, ni el Gobierno central ni ejecutivos autonómicos como la Junta de Castilla y León han avanzado en las reformas legislativas, promoviendo incluso con subvenciones y concursos la participación de menores de edad, que también pueden ejercer violencia en estas convocatorias.

A ello se suma que el participante menor de edad dispone de perfil en una conocida red social cuyas especificaciones de acceso fijan que los menores de 16 años deben tener su red en modo privado, lo que no se está cumpliendo.