Día Sábado, 18 de Octubre de 2025
Día Sábado, 22 de Noviembre de 2025
Carmen Linares (Mari Carmen Pacheco Rodríguez) PRIMEROS AÑOS EN LA VIDA DE MARI CARMEN PACHECO RODRÍGUEZ.
1. GLORIA ABULENSE. Ávila tiene en la multipremiada cantaora Carmen Linares (Mari Carmen Pacheco Rodríguez, nac. 1951) una de sus mayores glorias y grandezas artísticas contemporáneas. Y el sentimiento de paisanaje y pertenencia de su acervo cultural es equiparable al que se tiene con los músicos renacentistas Sebastián Vivanco, Tomás Luis de Victoria y Antonio Cabezón que tuvieron en Ávila su ‘locus standi’, el lugar desde donde mirar el mundo, que diría Jorge Santayana.
Qué mejor entonces que la distinción brindada por el Ayuntamiento de Ávila a la hora de promover el nombramiento de Carmen Linares como «hija adoptiva de la ciudad en reconocimiento a su excepcional carrera artística, a su contribución al flamenco y a su relación con nuestra ciudad», se dice en el acuerdo del Pleno de la Corporación de 27 de septiembre de 2024 de incio del expediente municipal.
Además, es destacable la gran proyección internacional de Carmen Linares. De ello, Ávila se congratula y se contagia de alguna manera. Ciertamente, ha difundido el flamenco por todo el mundo, con un «poder expresivo extraordinario», como ha definido su arte The New York Times.
Igualmente, para nosotros, es de suma relevancia el legado cultural, artístico y familiar que la cantaora tiene en la ciudad. Y dicha herencia, consolidada, acrecentada exponencialmente en numerosos reconocimientos, se une a la consideración del flamenco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, lo que supone un afianzamiento mayor, si cabe, para la distinción de la que goza Ávila, también declarada Patrimonio de la Humanidad.
A mayores, lo más sorprendente de todo es lo extraordinario y excepcional que resulta que Ávila, una fría ciudad castellana, sea uno de los lugares donde la música flamenca y el cante jondo que practica Carmen Linares germina y se afianza durante su adolescencia (1962-1968). A ello contribuyeron, sin duda, Radio Gredos, cuyas ondas esparcieron sus primeros cantos y sirvieron para el aprendizaje de nuevas tonadas; los aficionados abulenses, que la arroparon y animaron; la ‘troupe’ que la acompañaba en giras de variedades por pueblos y festivales; el público que la aplaudía a rabiar; su padre, aficionado guitarrista al toque y animador y compañero inseparable; su marido y experto flamencólogo de cabecera, Miguel Espín, soporte vital de toda sus carrera; el tocadiscos ‘Iberofon’, reproductor de todas las músicas que inspiraron su repertorio; y los miembros de la Peña abulenses de Don Antonio Chacón, los cuales siempre estuvieron cerca aportando su incondicional apoyo y acicate, incluso antes de que se constituyera en asociación.
Ya lo dijo el presentador, novelista y poeta, Fernando Quiñones, en el programa televisivo «Flamenco» dedicado a nuestra cantaora, al referirse al hecho poco probable de que Ávila fuera un lugar de inspiración y tradición flamenca (TVE2, 1975): «Se produce un curioso y aparente despropósito geográfico artístico, que es que Carmen Linares se cría en Ávila entre los muros de la pétrea castellanísima y nada flamenca Ávila, a no ser por una peña flamenca que en la ciudad de Santa Teresa existe y que se llama Peña de Don Antonio Chacón, de lo más cabal y de lo más enterada que en peñas hay en el país que ya son bastantes».
2. INFANCIA. Para saber del sustrato y bagaje artístico con el que Mari Carmen Pacheco se asentó en Ávila en 1962 acudimos a sus recuerdos de infancia, los cuales fueron contados por ella misma con todo lujo de detalles a Toña Medina y Ángeles Oliva en el ‘podcast’ titulado «Por el principio» (Cadena SER, 30.05.2024), igual que lo ha hecho amablemente en numerosas entrevistas publicadas en otros tantos medios. Por ello, sabemos que Mari Carmen Pacheco nació y se crió en el poblado ferroviario de Vadollano, una pedanía de Linares (Jaén), situada en el sureste a siete kilómetros, junto a las vías que enlazaban con la cuenca minera, donde su padre se ocupaba de enganchar los trenes y de los cambios de vía de los convoyes.
Todos los habitantes de la pedanía eran ferroviarios, entre ellos su padre, Antonio Pacheco Segura, y sus dos hermanos, y otro hermano de su madre. El padre, nacido en 1921, era cariñoso y optimista, mientras que su madre, Antonia Rodríguez, nacida en 1922, era algo más tímida y reservada que solía cantar en casa. Mari Carmen no conoció a sus abuelos paternos, solo al padre de su madre y su segunda mujer. De su abuelo, Esteban Pacheco Maza, su padre le contó que desde muy joven trabajó en las minas de Linares, más tarde fue ferroviario, y era un buen aficionado al cante de los pueblos mineros de Jaén, donde no solo cantaban los que trabajaban en la mina sino también los amigos y colegas de los ‘minericos’.
Aquí, con el apoyo de su padre, un autodidacta virtuoso de la guitarra flamenca, empezó a cantar con él desde muy pequeña, de ahí su dicho: «Yo nací cantando». En los primeros recuerdos de Mari Carmen suenan los villancicos, los campanilleros de la Niña de la Puebla, por ejemplo, que entonaba por las casas de Vadollano a cambio de un dulce para los niños y una copa de anís para su padre. Y siempre el canto alegre en las reuniones familiares, en las que se juntaban primos y tíos. Su tío Leopoldo tocaba la bandurria formando pareja con la guitarra de su padre, y juntos amenizaban bailes y bodas. En este ambiente, que la niña cantara era un orgullo de padre y algo natural.
Las locomotoras que pasaban por la estación eran de carbón, y allí se hacía el cambio de máquinas, con lo cual paraban muchos trenes, dice Mari Carmen: ¡Era una estación que tenía mucha vida! Todas las familias de esa pedanía eran ferroviarios. Yo veía los trenes: Este va a Córdoba, este va a Sevilla… E imaginaba historias. Pero en ese momento no pensaba en ser artista. Era una niña que cantaba con mi padre, porque mi padre tocaba la guitarra y era muy aficionado al flamenco. Para mí era una diversión cantar y ya hacía mis cantecitos con las cosas de Pepe Pinto, Valderrama, Marchena, Enrique Montoya, la Niña de la Puebla… Todo lo que oía por la radio.
«Todo era sencillo y amable en mi niñez. Los primeros cantes de Tarantas se los escuché a mi padre. Cantaba y se acompañaba, con poca voz pero con alma. Y hablaba del cante y de los cantaores. Del Cabrerillo y su cante “Subir y bajar la cuesta”, que hacía muy bien ‘Luquitas de Marchena’, nacido en Linares y marido de ‘La Niña de la Puebla’. También nombraba a ‘El Frutos de Linares’, que cantaba “Las llamas llegan al cielo”, que luego grabaron de maravilla Vallejo y Valderrama en placas de pizarra. Y recuerdo a mi primo Ángel, quien se apuntaba sus taranticas mineras. O sea, que oíamos a profesionales y a aficionados porque el flamenco y los cantes mineros formaban parte de la vida diaria».
En el poblado había un bar y una cantina en la estación, y una escuela con clases separadas de niños y niñas, siendo su maestra doña Rita, quien también lo fue de su madre. En el barrio vivía y cantaba Charito la Rubia, artista de la compañía de Antonio Molina, que era familia de los dueños de la tienda de ultramarinos y a quien tanto admiraban los niños, mientras que en el baile de los domingos se oía a Pastora Pavón (La Niña de los peines). La radio era el altavoz musical que todo lo llenaba con los discos de Marifé de Triana, Valderrama, Enrique Montoya y canción española, al mismo tiempo que las mujeres escuchaban el serial «Ama Rosa» con voz de Juana Ginzo. En el ámbito doméstico, Mari Carmen recuerda que para comer la familia compraba en el economato de RENFE que llegaba una vez al mes, los hombres capturaban alguna pieza de caza, y se criaban gallinas, conejos y algún cerdo, y añade: «En Ávila fue donde vi por primera vez un filete de ternera».
3. ADOLESCENCIA EN ÁVILA. Antes de que toda la familia se estableciera en Ávila en 1962, el padre, ya llevaba dos años trabajando aquí, donde llegó desde Córdoba en cuya estación estuvo un año. Como curiosidad, observamos que el nombre de Antonio Pacheco Segura figura como ‘banderillero’ en la becerrada benéfica de los ferroviarios abulenses de 1961, la cual tuvo lugar en la capital bajo la presidencia de la Duquesa de Valencia. Durante el espectáculo taurino también actuaron los cómicos «Los cuatro Puskas», Fidel Sáez (Cantinflas III), Francisco Blázquez (Kuto) y Jose Varela (Josele). Un grupo de animadores de la tierra en el que Antonio Pacheco se integra y con el que coincidirá en futuros festivales (DAV, 10.07.1961).
Al año siguiente, en el mes de junio, toda la familia se reúne y asienta definitivamente en la fría y heladora Ávila, en la calle Batalla de Belchite del barrio de la Estación, lo que supuso un gran contraste, climático sobre todo, para Mari Carmen y su hermana Ilu, dos años y medio mayor. La ciudad ofrecía el atractivo comercial y de ocio de una capital de provincias, aunque se advierten diferencias de clase entre la población, mientras que en los pueblos que recorrió después se notaba la pobreza, comenta. Al mes siguiente, Antonio Pacheco vuelve a participar en la becerrada ferroviaria, esta vez como ‘mozo de espadas’, mientras que su hija Iluminada, de catorce años, lo hace como ‘banderillera’ luciendo españolísimos atavíos en un grupo de catorce jovencitas (DAV, 9.07/1962).
Metido ya en el ambiente músico-festivo, Antonio Pacheco actúa con el trío «Los Amigos», de canción moderna, aparte de ser el toque de guitarra de todos los intervinientes en los festivales: «Considerado un dominador de la guitarra que incansablemente, con una afición envidiable, actúa con todos los cantadores». Una muestra de ello fue su participación en el Festival Artístico organizado en Ávila por la Residencia Provincial el 18 de agosto de 1962, donde actúa con los cantaores Antonio Soto, Manolo Durán y Magdalena Arribas; el ilusionista Profesor Contreras; Paquita López y su hermano Matías; el guitarrista Serafín García; y la agrupación musical «Estudiantina Abulense» (DAV, 20.08.1962).
Al mismo tiempo, en este mismo año de 1962, llega a Ávila el cantaor Manuel Gerena. Es un chaval de 17 años que aquí trabajaba como electricista colocando cables por la calle. Al final de la jornada acudía a cantar a la peluquería de Anselmo Lumbreras. Anselmo le acompañaba a la guitarra y también lo hacía, en otras ocasiones, Antonio Pacheco, recuerda el propio Gerena, quien años después volvió a Ávila para actuar (DAV, 27.12.1968 y 21.11.1988).
Como no podía ser menos, pronto le toca el turno a Mari Carmen Pacheco, y una de las primeras veces que se subió a un escenario, cantando las letras de Marifé de Triana acompañada a la guitarra por su padre Antonio Pacheco, fue el domingo 16 de septiembre de 1962, en las Fiestas en honor de Nuestra Señora de las Fuentes en San Juan del Olmo. Contaba entonces 11 años y ya estaba matriculada con su hermana en el Colegio de Las Nieves. A partir de aquella actuación, Mari Carmen Pacheco entró a formar parte de un singular grupo de artistas que funcionaba como una curiosa ‘compañía’ de variedades, en la cual estaban Josele y Pacorro (humoristas), la estrella infantil Paquita López y su hermano Matías que formaban el «Dúo Lomar» (canción ligera), y el trío «Los Amigos». Todos ellos «eran voces conocidas de la Radio abulense por haber obtenido premios en sus concursos» (DAV, 18.09.1962).
4. PREMIOS RADIOFÓNICOS. Desde muy pequeña en Radio Linares, y luego en Radio Gredos, la voz de Mari Carmen Pacheco se esparce con frecuencia a través de sus ondas, a cuyo éxito y fama también contribuye su participación de los concursos radiofónicos. Uno de los más recordados fue el «Concurso Cotito Coty». El anuncio de 1961 decía así: «Chocolates Coty. Gran Concurso Infantil. La firma comercial C. M. Herranz participa a los niños de Ávila y provincia que a partir del próximo sábado, 9 [de diciembre], dará comienzo en la Emisora Radio Gredos el concurso “Cotito Coty” que tanto éxito tuvo la pasada temporada. Preste atención al mismo todos los sábados, de 3,15 a 4 de la tarde. Durante el transcurso de la emisión será sorteada una preciosa y atractiva muñeca» (DAV, 7.12.1961), emisión que se anunciaba en la programación de radio con una sección titulada «Cotito Coty» (por ejemplo: DAV, 25.05.1962 y 25.03.1963).
El atractivo del concurso de «Chocolates Coty» estaba en que a los concursantes se les obsequiaba con un lote de chocolates por participar, lo que animó a Mari Carmen Pacheco a inscribirse. Ella fue la ganadora de la edición de 1962/1963, siendo el premio una muñeca «Mariquita Pérez», si bien lo cambió por unos patines, pues ya tenía la muñeca. Contaba entonces doce años y era la única niña que cantaba temas aflamencados, las demás (Paquita López, Toñi Mozo, etc.) interpretaban temas más melódicos. Y sobre su repertorio cuenta: «tengo que reconocer que todavía no tenía una buena base de flamenco, porque a esa edad yo lo que hacía más era cantar cosas que escuchaba en la radio, fandanguillos, alegrías, soleares, peteneras, cosas de Marifé de Triana y otras no muy complicadas». Y de Marifé era la canción «Te he de querer mientras viva», con la que ganó el concurso, cuya letra empieza así: «Cuando nos vieron del brazo / cruzar platicando la Calle Real / entre las gentes del pueblo / fue la letanía de nunca acabar».
A comienzos de 1964, Mari Carmen Pacheco triunfa en el Teatro Alcalá de Madrid, donde participa en el programa «Cantando hacia el triunfo», patrocinado por los «Chocolates Dulcinea». Con tal motivo, cada quince días se desplazaba los sábados en tren a Madrid, hasta que una vez superadas las distintas fases eliminatorias consiguió el primer premio. La noticia la resume así El Diario de Ávila:
«María del Carmen Pacheco, un nombre y una joven estrella de la canción. Ya conocen nuestros lectores a Mari Carmen Pacheco, de la que hemos escrito en más de una ocasión con motivo de su participación en Festivales benéficos. No hace falta decir que es una niña guapa, que canta la canción española muy bien, con mucho gusto y un estilo especial y que también la Emisora Sindical Radio Gredos ha sido testigo de muchos de sus éxitos. Ahora la noticia viene de Madrid, donde Mari Carmen Pacheco, como participante en un Concurso Radiofónico, en el grupo infantil, ha obtenido un clamoroso triunfo a través de los micrófonos de Radio España, acompañada a la guitarra por su padre, Antonio Pacheco. Enhorabuena» (DAV, 20.01.1964).
Ese año la suerte vuelve a sonreír a la familia Pacheco en un nuevo concurso radiofónico, esta vez en Radio Madrid, dirigido por José Luis Pecker, consistente en acertar adivinanzas a partir del nombre del patrocinador, la histórica marca Iberofron, fabricante de tocadiscos. Entre las hermanas y la madre escribían las respuestas que después esta última enviaba a la emisora por carta en un pequeño sobre, circunstancia esta que fue providencial. Qué sería de Carmen sin su madre, la presencia del cante y la alegría en casa:
«Mi madre escribía cartas para el sorteo de un tocadiscos Iberofron, con tan buena fortuna que el pequeño sobre que había enviado fue el agraciado en la rifa. En casa nos enteramos a través de una vecina de Ávila, de la calle Batalla de Belchite, quien oyó por la radio que nos había tocado el premio y subió gritando para decírnoslo. Fue una alegría muy grande, porque en casa no teníamos dinero para comprar uno, y ese tocadiscos me dio la vida. Mi padre cogió el tren y fue a recogerlo, y no tuvo más remedio que comprar algunos discos de Porrina de Badajoz, Mairena, Marifé y Fosforito. Y ahí me quedaba yo escuchándolos, después de hacer los deberes del cole, claro. Tiempo después, yo siempre llevaba el tocadiscos cuando iba de viaje, lo he paseado en su maletín por el mundo como un equipaje más, y en él escuché también a Caracol y a todos los grandes».
5. FESTIVALES. Al comienzo de 1963, la caravana artística de El Diario de Ávila llega a Muñotello anunciando la llegada de los Reyes Magos. Los protagonistas eran «dos estrellas infantiles»: «Paquita López y Mari Carmen Pacheco, nuestras “Mari-Sol y Rocío Durcal”, que hacen de la canción española verdaderas creaciones con el marchamo de su interpretación personal». También actuaron Josele (José Luis Alfayate) y Fidelín (Fidel Sáez), fantásticos humoristas.
El Diario de Ávila reseñó asÍ la actuación: «Tiene en la sangre gracia y salero andaluz, que posee el empaque de [su Linares natal], se ha iniciado artísticamente en Ávila. Bien es cierto que existe un antecedente significativo al ser su padre Antonio Pacheco un buen guitarrista y gran aficionado, pero en realidad ella sola, porque lo lleva dentro, ha empezado a cantar. Mari Carmen Pacheco, que canta ¡y cómo! en los ratos libres -la jornada es para estudiar- ha ido aprendiendo poco a poco y la radio, para conocer las letras de sus canciones preferidas, fue en realidad, su maestra. Y así empezó todo. Primero en casa, luego animando graciosamente las reuniones familiares y, recientemente, primer paso definitivo, Radio Gredos donde puede decirse que se presentó al público y con cuya Emisora ha actuado en varios festivales benéficos, con éxitos sensacionales» (DAV, 5.01.1963).
Una nueva cita se produjo en la clausura de los carnavales de Cebreros, llamados entonces fiestas de invierno. En esta ocasión actuaron Mari Carmen Pacheco, acompañada a la guitarra por su padre, que entusiasmó a los asistentes por su temperamento artístico; Elisa Sánchez, que interpretó diversas composiciones con el acordeón; el «Dúo Lago» de canción moderna; el humorista ‘Josele’ (José Luis Alfayate); Magdalena Álvarez, con gran estilo flamenco; el Profesor Contreras, joven ilusionista y prestímano de extraordinaria afición; y el «Dúo Lomar», con la simpática ‘muñequita que canta’, Paquita López, y su hermano Matías (DAV, 27.02.1963).
En el verano del 64, Mari se celebraba el «Día del Turista» en Piedralaves, evento promovido por la Delegación de Información y Turismo. Actuaron entonces el Grupo Folclórico de la localidad, “La Ronda del Cántaro”, y la «pequeña gran estrella» Mari Carmen Pacheco, acompañada a la guitarra por su padre: «Cantó con el arte, la gracia y el salero que ella sabe hacerlo, mereciendo los aplausos del público» (DAV, 12.08.1964). Días después, tienen lugar la Fiestas de San Bartolomé en la localidad de Casavieja, donde también actúa Mari Carmen Pacheco: «una pequeña abulense que canta maravillosamente acompañada a la guitarra por su padre» (DAV, 19.08.1964).
6. GALAS EN ÁVILA. Una de las primeras actuaciones de Mari Carmen Pacheco en Ávila tiene lugar en el Colegio de Huérfanos Ferroviarios en el festival artístico titulado «Ritmo y humor», organizado con motivo de la clausura del Curso escolar 1962-1963. Asistieron al acto, entre otras personalidades y autoridades, los jefes y representantes de los diversos Servicios de RENFE, lo que motivó el intento de un mayor lucimiento de Mari Carmen Pacheco con su padre ferroviario a la guitarra. Ese día, también actuaron Josele, el Profesor Contreras, la rondalla, y ‘Los Chikis’ con Paquita López (DAV, 24.06.1963).
El año 1965 se abre con el Festival benéfico de Cáritas para los enfermos del Hospital Provincial de Ávila. En él, Mari Carmen Pacheco y su padre vuelven a ser protagonistas con interpretaciones que tanto agradan al público: «excelente canzonetista que actúa repetidamente en un programa punta de Radio Madrid con la colaboración a la guitarra de su padre, el gran Antonio Pacheco, confirmó, una vez más, sus posibilidades en la interpretación de canciones españolas». También actuaron el Profesor Contreras; Josele y Pacorro; la Escolanía de San Pedro Bautista dirigida por el padre Antonio Celada, titular de la Catedral; y «Los Chikis» con Paquita López (DAV, 11.01.1965).
Una curiosa faceta de Mari Carmen Pacheco como compositora se nuestra en un pasodoble taurino, cuya letra escribe y canta: «Lo interpreta magistralmente, como pequeña, pero gran estrella de la canción que es. La primera grabación de este pasodoble que está dedicado a Manolo Cano Ruiz ‘El Pireo’, se hizo la otra noche en los estudios de Radio Gredos con la orquestas ‘STUKA’, dirigida por otro destacado músico abulense, el maestro Piquero… No estaría mal que se aprovechar la inauguración de la nueva Plaza de Toros de Ávila alternando Manolo Cano con música de fondo de su pasodoble» (DAV, 12.03.1965).
En los festivales de verano de 1965 que tienen lugar en la capital, organizados por el Ayuntamiento de Ávila, Mari Carmen actúa en el escenario montado en la Plaza del Mercado Chico el sábado 24 de julio. Allí también lo hacen el cantante internacional Robert Jeantal, francés de nacimiento y español de adopción, el tablao flamenco de Martín Vargas, y el trío «Los Chikis». Al mismo tiempo, el sábado 24 de julio, en los jardines de San Vicente, el bailarín Antonio Gades exhibe su espectáculo flamenco (DAV, 26.07.1965).
Igualmente, coincidiendo con las fiestas patronales de la Santa, la Cámara de Comercio anunció un espectáculo de variedades en el que actuaron los cantaores Florentino Sanchidrián y Antonio Soto, los guitarristas hermanos Sánchez, el ilusionista Contreras, los humoristas Josele y Fidelín, graciosísimos de verdad; Paquita López con su hermano Matías, Luis Iglesias y Fernando Carrasco, que forman el trío «Los Chikis»; los guitarristas Antonio Pacheco y Tasín; y Mari Carmen Pacheco «estrella -puede decirse sin miedo alguno- grande de la canción flamenca, que cada día se supera y que triunfa siempre» (DAV, 13/10/1965).
En la fiesta de Reyes de 1966 se celebra el «Festival de ritmo y luz en el Hospital y Residencia Provincial», patrocinado por Cáritas Diocesana y Parroquial y los artistas abulenses participantes. Intervinieron Paquito García, premio de la canción española; el ilusionista Profesor Contreras; Serafín García, cantante melódico; los cómicos Josele y Fidelín que ya han actuado en televisión; «Los Chikis» y Paquita López, con guitarras eléctricas y ritmo; y Mari Carmen Pacheco, «cuajada estrella de la canción española y flamenca», acompañada a la guitarra por su padre Antonio Pacheco de singular y confrontado talento artístico (DAV, 8.01.1966).
Semanas después, en el cine Tomás Luis de Victoria tiene lugar la velada artístico-musical organizada por los alumnos de preuniversitario del Colegio Diocesano, donde estudiaba el novio Miguel Espín García. Actuaron Mari Carmen Pacheco, «Los Chickis», «Los humoristas Josele y Fidelín, el Profesor Contreras, Miguel Pinto y la orquesta «Blaque», y Serafín García. También se representó un sainete (DAV, 16.02.1966). A final de año, se celebra un nuevo espectáculo de variedades en el cine T. L. de Victoria, organizado por los alumnos de PREU, presentado por José Luis Alfayate y amenizado por la orquesta «STUKA». Actuaron el «Dúo Lomar», con la cantante Paquita López y su hermano Matías, «Los Huellas», Miguel Pinto y su conjunto, Mary Carmen Pacheco y Antonio Pacheco, Ángel, Cañitas, «Los Dandys», la rondalla del Colegio Diocesano, el Profesor Contreras y los humoristas Josele y Fidelín (DAV, 5.12.1966).
Ya en los albores de 1967, Cáritas organiza un festival de variedades a beneficio de los acogidos en el Hospital Provincial. Actuaron Josele y Fidelín; el cantante mexicano «Seve»; y Mari Carmen Pacheco, «canzonetista ya conocida en diversas emisoras y teatros que puso en sus actuaciones todo el talento que posee para la canción española» (DAV, 10.01.1967).
Otro festival celebrado en el cine Tomás Luis de Victoria con motivo del concurso de conjuntos musicales, organizado por la parroquia del Inmaculado Corazón, sirvió de presentación en Ávila del grupo músico vocal «Los Titanes», compuesto por José María Vallejo (cantante), Miguel Ángel Hernández (guitarra bajo), José María de Castro (guitarra rítmica), Luis Carlos Gómez (guitarra de Punteo y solista) y Ángel Santero (batería). Al acto se sumaron con éxito los artistas abulenses Mari Carmen Pacheco y su padre, Paquita López, Miguel Pinto, Contreras y Josele y Fidelín (DAV, 22.06.1967).
Un nuevo Festival organizado por Cáritas en el cine Tomás Luis de Victoria, a beneficio de sus centros asistenciales, volvió a contar con la actuación de Mari Carmen Pacheco, el Profesor Contreras, Josele y Fidelín, Paquita López, Antonius, «Los Dólar» y «Los Titanes». El acto fue presentado por Julio Gómez Alcalde y José Luis Alfayate (DAV. 11.11.1967).
En las navidades de 1967, los alumnos del Instituto Nacional de Enseñanza Media de «Isabel de Castilla», donde Mari Carmen Pacheco cursa el bachiller, celebran las fiestas de la Navidad y eligen Madrina de la Tuna en el festival que tuvo lugar en el salón de actos del centro. Con tal motivo, se representó el auto Sacramental «Campanas de la Anunciación», de Jenaro Xavier Vallejos, y entre los numerosos actores figuran Paquita López y Mari Carmen Pacheco (DAV, 22.12.1967). También actuó el coro, en el que estas cantaban bajo la dirección de Tere Cortés y con el que viajaron al Norte y allí conocieron el mar Cantábrico.
7. RECONOCIMIENTO. Aparte de los aplausos y alabanzas sinceras que Mari Carmen Pacheco recibe en sus actuaciones festivaleras, el más relevante reconocimiento de su arte lo recibe de un grupo de amigos del cante que en Ávila se reúnen y cultivan el flamenco con verdadera devoción, como una religión. Entre estos aficionados estaban Emilio Macho, hijo del que fuera alcalde; el cantaor Antonio Soto, linotipista de profesión; el guitarrista Anselmo Lumbreras, peluquero en la barbería familiar; y Miguel Espín Díaz, funcionario del catastro y futuro suegro, y su hijo Miguel Espín García, un extraordinario flamencólogo, con quien dijo Carmen Linares «nació casada», pues entonces ya eran novios, luego contrajeron matrimonio en 1977, y hasta ahora. También debía estar por allí el doctor Isaac Delgado, una eminencia de la historia del flamenco, quien fue el impulsor en Ávila, junto con todos ellos y otros muchos, de la futura Peña de Don Antonio Chacón constituida en 1971 (DAV, 19.06.1971).
De aquel encuentro nos ha quedado la siguiente crónica: «Es aquí, en Ávila. Amigos del cante «jondo», del cante bueno, del cante español. La otra noche en “Pepillo” celebraron una cena en homenaje a Mari Carmen Pacheco, una guapa chiquilla que “dice” el cante “muy bien”. Que tiene temperamento y “grasia”. Y salero. Y facultades. Mari Carmen, acompañada a la guitarra por su padre, Antonio Pacheco, hizo una demostración extraordinaria de su arte. Los amigos del cante “jondo” -aquí somos así- lo agradecieron mucho. Y hubo alegría; todo fue muy grato. Mari Carmen Pacheco es una futura gran estrella que aunque nació en Linares se “ha hecho” en Ávila. Para que luego digan... Y enhorabuena» (DAV, 5.04.1965).
Mari Carmen, que todavía guarda el programa de aquel homenaje, recuerda agradecida al grupo de aficionados que «tomó la decisión de hacerme una cena para animarme a que siguiera cantando, porque decían que había venido desde Andalucía a Ávila una niña que cantaba muy bien, y que había que ayudarla a que no dejase de cantar... son unos recuerdos muy bonitos que nunca olvidaré».
JÓVEN PROFESIONAL DEL CANTE JONDO
En esta segunda entrega sobre la rica trayectoria musical de la cantaora Mari Carmen Pacheco Rodríguez, antes de que adoptara el nombre artístico de Carmen Linares, de quien nos ocupamos con motivo de la reivindicación de su figura como hija adoptiva de la ciudad promovida por su Ayuntamiento, nos detenemos en sus aplaudidas actuaciones en Ávila como testimonio de su arte y de una carrera plagada de condecoraciones y reconocimientos, incluido Premio Princesa de Asturias de las Artes.
8. FESTIVALES. Continuando con el relato de cuanto dijimos entonces, añadimos que el año 1968 se inauguró con el tradicional Festival de Reyes, organizado por Cáritas, una vez más, en el Hospital Provincial. Actuaron entonces Seve y su guitarra, quien presentó canciones mejicanas; el Profesor Contreras, mago ilusionista; José Luis Alfayate, que hizo las delicias del público con sus humoradas; José María Hernández, que recitó tres composiciones; y Mari Carmen Pacheco, «extraordinaria canzonetista acompañada a la guitarra por Antonio Pacheco, que demostró su mayor virtuosismo y dominio del instrumento. Este formidable plantel que llevó el gozo y la sonrisa a todos los enfermos que lo presenciaron y aplaudieron que llevado a lo largo de su actuación por el Presentador-animador Julio Gómez Alcalde, quien puso a contribución todo su inagotable ingenio y vis cómica» (DAV, 8.01.1968).
Un éxito especial supuso la actuación de Mari Carmen Pacheco en la conmemoración del LXX aniversario del nacimiento de Federico García Lorca, la cual tuvo lugar en la Casa de la Cultura, organizado por el grupo de Teatro de Cámara «La Farsa», de la Institución Gran Duque de Alba de la Diputación Provincial. La figura del poeta fue glosada entonces por el profesor, y también poeta, Jacinto Herrero Esteban, quien destacó «la belleza cautivadora de lírica inspirada por la “musa”, por el “duende” y por el sentido musical y colorista del poeta; señaló asimismo la atracción que el severo ambiente de Ávila ejerció siempre sobre el alma del autor granadino, desde su primer viaje cuya impresión dejo publicada, y su admiración por la “sublime Teresa” y por San Juan de la Cruz, cuya influencia confiesa el proceso de depuración y esencialización de su poesía que de andaluza y formalista se va convirtiendo en fundamental y castellana».
Sin interrupción, hubo un recital de varios poemas publicados en Poemas del Cante Jondo, Libro de Poemas, Romancero Gitano, Diván del Tamarit y Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. A continuación, Mari Carmen Pacheco «cantó con hermosa voz y magnífico estilo varias de las más conocidas canciones populares recogidas por el poeta»: Los cuatro muleros, Anda jaleo, El café de Chinitas, y Zorongo gitano, acompañada a la guitarra en esta ocasión por Enriquetina Sáez. Seguidamente, se representaron algunos actos de los Títeres de Cachiporra, La zapatera prodigiosa y Bodas de sangre, a cargo de los actores aficionados José Luis Alfayate (Josele) y Fidel Sáez (Fidelín) y otros, bajo la dirección de José María Hernández de la Torre. (DAV, 4 y 7.06.1968). Tiempo después, Carmen Linares canto en “Yerma” en el Teatro Español (1985) y grabó el álbum “Canciones Populares de Lorca” (Auvidis, 1994), y treinta y dos años más tarde, en el verano cultural de 2001 en la plaza de Fuente El Sol de Ávila, volvió a rendir homenaje al poeta granadino de Fuente Vaqueros en el concierto «Sueño de una noche abulense», interpretando de nuevo aquellas emotivas canciones, igual que ha hecho en numerosas actuaciones (DAV, 11.08.2001). Y es que «Lorca siempre ha estado con nosotros, muy vivo y muy presente», dice.
Coincidiendo con el fin del curso escolar 1967/1968, el Colegio de Médicos de Ávila celebra el día 27 de junio el «XVIII Día del médico» y la festividad de su patrona, Nuestra Señora la Virgen del Perpetuo Socorro, bajo la presidencia del jefe provincial de los Servicios Sanitarios de la Seguridad Social, don Bruno Fernández Mellado. Con tal motivo, tiene lugar un festival en los salones del Colegio menor «Arturo Duperier», en la Ciudad Deportiva, en el que participan, bajo la dirección de Julio Gómez Alcalde, «el habilidoso e ilusionista Profesor Contreras; los graciosos humoristas Josele y Fidelín, destacando como “plato fuerte” del programa la admirable actuación de la joven, pero magnífica cantante –más bien “cantaora”- Mari Carmen Pacheco, quien acompañada magistralmente a la guitarra por su padre, Antonio Pacheco, ofreció una buena muestra de su depurado arte y buen estilo en la interpretación de la canción flamenca» (DAV, 28.06.1968).
Años más tarde, y siendo ya una profesional, Mari Carmen Pacheco, o mejor Carmen Linares, participa en Ávila en la festividad de San Juan de la Cruz en un espectáculo de arte español para los jubilados del Centro de Recreo de la Caja General de Ahorros en el escenario del cine Reyes Católicos. También actuaron ese día Merche Esmeralda, Cándido Román, «El Chaquetón» y Luis «El Habichula», y amenizado por el humor de los hermanos Josele (DAV, 15.12.1976). Igualmente, Carmen Linares participó en el fin de fiesta de la “Marcha del Valle Amblés” a favor de PRONISA, donde se cubrían los treinta kilómetros que separan Ávila y Muñana. A última hora de la tarde, hubo en Muñana un animado fin de fiesta, en el que intervino la cantaora y el guitarrista Pepe “El Habichuela”, Micky y su conjunto, el Profesor ilusionista Contreras, y el grupo de música folk “Hekaton” (DAV, 12.05.1980).
Mediado el año 1968, la carrera de Mari Carmen Pacheco entra en una fase de madurez y consolidación en el arte flamenco en la que consigue importantes premios. La familia se traslada a Madrid y ella, que había terminado el bachillerato, inicia estudios de mecanografía y secretariado que luego abandona para dedicarse al cante, animada y apoyada por su padre y su novio Miguel Espín. Entones, se saca el carnet de artista, previo un examen, y se integra en el ambiente de las peñas (Charlot) y los tablaos madrileños (Torres Bermejas, Chinitas, Zambra, Corral de la Morería, etc.). Y a pesar de estar dedicada al cante profesional desde 1971, de haber madurado en peñas y tertulias flamencas, grabado un disco, hecho giras internaciones y codearse con los grandes del cante, Carmen Linares, nunca olvidará sus raíces, ni tampoco Ávila, ciudad a la vuelve en repetidas actuaciones de la mano de la Peña «Antonio Chacón».
9. PREMIOS DE CANTE “JONDO”. Los premios en concursos de cante “jondo” son el acicate y puerta de entrada en la historia del flamenco para Mari Carmen Pacheco, los cuales no tardan en llegar cuando tiene 17 años y es considerada como una cantaora abulense. En esta época, El Diario de Ávila anuncia: «Mari-Carmen Pacheco a un concurso andaluz de cante flamenco. El próximo sábado, día 24 [de agosto] se celebrará en Cabra (Córdoba) el tradicional concurso de cante flamenco, organizado por la emisora sindical “La Voz de Cabra”, en el que han de participar los mejores “cantaores” del momento. De Ávila, porque en Ávila se ha hecho y en Ávila existen peñas donde se sabe de cante flamenco de verdad, va a participar en este certamen la gentil Mari Carmen Pacheco, que tantos éxitos ha cosechado ya en emisoras madrileñas y en “Radio Gredos”, de nuestra capital. La acompañará su padre, excepcional guitarrista y aficionado ciento por ciento» (DAV, 21.08.1968). Dado lo ilustrativo de la crónica de El Diario de Ávila sobre dichos premios, transcribimos la misma para orgullo abulense, sentimiento que ya trascendió entonces en la ciudad:
«Ni la nieve, ni los bajo cero han podido enfriar "el ambiente flamenco" abulense. Porque aquí, en Ávila, se sabe de flamenco, se entiende del cante grande, se siente, qué es lo difícil. Y hasta hay una "peña" de la que forman un buen puñado de excelentes aficionados.
El tema, pues, ha de ser oportuno. El hablar de flamenco, de una de sus intérpretes formidables, que además, aunque andaluza, en Ávila ha crecido y en Ávila ha templado su voz excepcional, resultará interesante para no pocos. Viene a cuento todo esto de la mano del éxito que en la cordobesa Cabra y en Torreperojil, en Jaén, acaba de obtener esa "cantaora" abulense que se llama Mari-Carmen Pacheco, de cuyos comienzos en Radio Gredos y de cuyos triunfos en diversas emisoras del país, ya nos hemos ocupado en otras ocasiones.
Mari Carmen acaba de regresar de Andalucía. Primero fue en Cabra, en el IV Certamen Flamenco "Cayetano Muriel" [cantaor conocido como “El Niño de Cabra”], donde obtuvo el tercer premio, y más tarde Torreperojil, en cuyo concurso se alzó con el triunfo absoluto del primer premio.
-Estoy muy contenta. Han sido amables y simpáticos conmigo. Se han portado maravillosamente.
El padre de Mari Carmen Pacheco, el gran Antonio, estupendo guitarrista aficionado e inseparable acompañante de su hija, nos amplía detalles sobre "la gira": -Realmente ha sido maravilloso. Muy serios los concursos, excelentemente organizados, formidables cuantos actuaron. Y no digamos de los detalles que con nosotros, como abulenses, tuvo el empresario de la Plaza de Toros de Ávila, don Juan Antonio Muriel.
Cuentan y no acaban de estos Certámenes flamencos, y del ambiente de las localidades andaluzas donde han estado y de la "grasia" de sus habitantes.
-Nosotros, -dice Antonio- hicimos buen papel, aunque la gente se extrañaba cuando les decíamos, lo mismo que cuando lo anunció el locutor en el concurso, que éramos de Ávila.
-Pero, bueno, ¿allí saben y les gusta el flamenco?, preguntaban. Mari Carmen Pacheco, que cada día tiene mayor afición, ha interpretado allí cante "del de verdad". Y ha maravillado a todos, y les ha ganado. Y ha triunfado clamorosamente.
La preguntamos sobre su programa para el futuro:
-Seguir estudiando -Mari Carmen está haciendo el Bachillerato- y cantar cuanto pueda.
-¿Y de Televisión?
-Las palabras siguen siendo buenas. Espero conseguirlo esta vez.
Mari Carmen Pacheco, simpática y encantadora criatura, tiene mucha ilusión con el flamenco. Y una afición sin límites, lo mismo que Antonio, su padre y guitarrista, que apenas deja su trabajo habitual está dispuesto a templar la sonanta y tocar cuanto sea y hasta cuando sea. Esta es la noticia de flamenco abulense. La nota de la existencia de aficionados de pura cepa, de intérpretes estupendos del cante "jondo" a mil y pico metros sobre el nivel del mar» (DAV, 21.09.1968).
10. FLAMENCOS ABULENSES. Llegados a este punto, conviene detenernos en algunas figuras del flamenco que convivieron en Ávila con el arte que desarrolló Mari Carmen Pacheco en la década de 1960. Ellos hablan sobre las dificultades de llegar al gran público, de profesionalizar el cante y del toque que se practicaba, además de los aficionados que mantenían viva la tradición flamenca instaurada entonces en la ciudad.
En este tiempo, cuando la niña cantante llega a Ávila desde Vadollano a horcajadas de la guitarra de su padre Antonio Pacheco, en la ciudad ya despuntaban el cantaor Antonio Soto y el guitarrista Anselmo Lumbreras, arropados por los estudiosos y divulgadores Isaac Delgado y Miguel Espín y un nutrido grupo de aficionados comprometido con el arte, los cuales más tarde se asociarán formando la «Peña Antonio Chacón», siendo todos ellos el soporte abulense que servirá de trampolín para los triunfos de Mari Carmen Pacheco, luego llamada Carmen Linares.
Deteniéndonos en estos años, es noticia que Antonio Soto, un muchacho serio y espigado, que tiene pinta gitano, pero que es “payo”, acaba de ganar el Concurso de Radio Gredos «Compás Nocturno». Cuando era niño, en su barrio, empezaron a llamarle «Pitorro» por su achaparrada y gruesa figura, apodo que se lo siguen llamando. Trabaja de oficial maquinista en los talleres de la Editorial «Senén Martín» donde se confecciona El Diario de Ávila. Él también es un referente de cante flamenco abulense, le gusta el «cante serio, cante de reunión» y sus preferencias son la caña» y la petenera. Su estreno en público, con ágiles improvisaciones, se produjo en Piedrahíta dentro de los actos del «Día de la Provincia» (DAV, 15.06.1962).
En otra oportunidad, Antonio Soto declara que se ha especializado también en la «soleá», la «seguiriya» y el «polo», aunque le interesan todos los cantes de «Peret», a la vez que admira a Fosforito, Curro de Utrera y Meneses. También presume de haber actuado con Fosforito, la Paquera de Jerez y Pepe Albaicín, al que hizo artista Rafael Gómez Montero. (DAV, 24.03.1966). De él dijo Carmen Linares que es el «cantaor de Ávila» y a su figura volveremos más tarde en estas páginas.
Igualmente, es destacable en el minoritario panorama musical abulense de estos años el peluquero Anselmo Lumbreras, un guitarrista que aprendió de niño en la rondalla de la Juven de Acción Católica, y que toca a ratos libres desde los nueve años «seguiriyas» y «soleás». Hacia 1962, en la barbería, Anselmo ya acompañaba con el toque, igual que hacía Antonio Pacheco, al joven Manuel Gerena, cuando este tenía diecisiete años y trabajaba colocando cables en Ávila. Anselmo también admira al cantaor Antonio Mairena; los toques de Marchena, Juanito Serrano, El Niño Ricardo y Chavicas; y el baile de Antonio Gades. Y a la pregunta sobre si hay algún cantante bueno en Ávila, contesta: «Sí. Está «Pitorro», que canta bastante bien, y Mari Carmen Pacheco, como más conocidos, pero hay más y no lo hacen mal» DAV, 24.03.1966).
Anselmo Lumbreras, acompaña de nuevo Manuel Gerena en el mesón ‘El Rincón’, habilitado para la ocasión por el mesonero Carlos Sánchez, tal y como reseña El Diario: «Manuel Gerena (23 años), un genio del cante grande, pasó por Ávila y dejó en Ávila muestra de su genialidad». Aquí, Gerena pudo comprobar que Ávila contaba con una buena peña de amigos amantes del flamenco, además de flamencólogos de categoría que aquí viven, y que existe gran afición, en la cual ya despuntaba Mari Carmen Pacheco (DAV, 27.12.1968).
En otra ocasión, la barbería del guitarrista se convierte en una singular tertulia flamenca que rubrica Marta Torres con fotos de Lumbreras, en la cual se nos pone al día de la afición en Ávila. El Diario titula entonces: «Mairena, Fosforito, Chocolate, Terremoto… y entre cante y cante, la guitarra de Anselmo Lumbreras que cambia cada tarde las tijeras y el peine por la sonanta. [Con] Miguel Espín Jr., “Catedrático” del cante grande». Es un titular que resume el arte que toca Anselmo y la afición heredada de su padre, así como los magníficos conocimientos de Miguel Espín y la afición que le viene también de su padre (DAV, 16.08 1969). En otra oportunidad, fue Miguel Espín quien presentó el recital de guitarra flamenca que dio Anselmo Lumbreras en un acto organizado por la Peña «Antonio Chacón» en el salón de actos de la Caja General de Ahorros de Ávila (DAV, 27.04.1973). Ellos son el testimonio vivo de la vocación y devoción flamenca que imperaba en Ávila en aquella época.
11. TELEVISIÓN. El sábado 27 de noviembre de 1971, la Peña «Antonio Chacón» celebra en Ávila una reunión extraordinaria con los responsables del programa de la segunda cadena de televisión "Rito y geografía del cante", al ser Ávila un excepcional y “extraño” ejemplo de cuna flamenca. Se trataba de participar en esta serie documental, la cual estaba recorriendo distintos puntos de España para mostrar el cante flamenco, sus palos y los artistas más representativos, en lo que constituyó una auténtica revolución de la difusión del flamenco en España entre 1971 y 1973. La reunión contó con la presencia y actuación de la cantaora Mari Carmen Pacheco, quien estuvo acompañada a la guitarra por su padre Antonio Pacheco, aunque ellos ya se habían establecido en Madrid (DAV, 30.11.1971).
Un mes después, el sábado día de Navidad, Televisión Española ofreció en su telediario vespertino, una serie de canciones navideñas de diferentes regiones entre las que llamó la atención el cante de Mari Carmen Pacheco, a quien se sigue considerando abulense, lo que no pasa desapercibido en Ávila:
«En la representación andaluza vimos y oímos entonar un bonito villancico, con el arte y el etilo que en ella son característicos, a Mari Carmen Pacheco, la [jienense] un poco abulense, porque aquí transcurrieron varios años de su vida en los que, empezando ya a mostrar el arte que llevaba dentro, se hizo figura popular como aficionada. Y también aquí, por estas fechas, cantó una y otra vez a la Natividad del Señor. Y lo mismo que regaló villancicos a sus familiares y amigos en la intimidad, los ofreció, durante varios años, a los enfermos del Hospital Provincial y otros centros benéficos, donde siempre acompañada a la guitarra por su padre, Antonio Pacheco, formaba parte de un grupo de artistas locales -humoristas, cantantes, ilusionistas, etc.- que llevaban alegría y amor a quienes más lo necesitaban. Por eso, al verla y oírla el sábado sentimos la alegría de ver y oír algo un tanto nuestro. Y pensamos que Mari Carmen, ahora profesional y cosechando triunfos en ese difícil arte del cante jondo, se acordaría de sus villancicos en Ávila, entre ellos el que entonó en televisión, que sería recordar la época en que aquí vivió la Navidad como una abulense más» (DAV, 27.12.1971).
Antonio Soto, por su parte, acompañado de Anselmo Lumbreras, y de Antonio Pacheco en la prueba de ensayo, participa con una «soleá» y una «seguiriya» gitana en el programa de TVE «La gran ocasión» que presentaba Miguel de los Santos (DAV, 25.02.1972). Se trataba de un concurso de descubrimiento de jóvenes talentos en el mundo de la canción de los más variados géneros, en el que Soto no pareció tener la suerte que merecía. Por último, Carmen Linares canta poniendo voz a la actriz Ángela Molina en el episodio «La rubia y el canario» que dirige Josefina Molina dentro de la serie «Cuentos y leyendas» que emite TVE el 16 de enero de 1976.
12. PEÑA «ANTONIO CHACÓN». Ante la importante afición por el cante que se respiraba en Ávila no es de extrañar que la misma fraguara en la constitución de una peña flamenca, lo que se produjo en 1971 por parte de un nutrido grupo de aficionados que desde hacía un año animaba una tertulia en Radio Gredos. Su objeto: «aumentar los conocimientos de los aficionados sobre este arte y tener audiciones organizadas». Su presidente y principal promotor fue el doctor Isaac Delgado San Román, un médico convertido también en experto musicólogo del folclore abulense y del flamenco (DAV, 18.12.1973), quien de sus investigaciones y trabajos nos dejó estupendas grabaciones, así como audios en los que habla del proceso de gestación de peña flamenca, de sus actividades y de la filosofía del arte y el cante “jondo” que ya programaba en la radio, a la vez que hacía audiciones en los bares. El Diario de Ávila tituló entonces: «La Peña “Antonio Chacón” [ese era su nombre], materialización de la afición abulense al “cante jondo”. Sus reuniones semanales constituyen una auténtica escuela de Flamenco» (DAV, 19.06.1971).
Así, en una de estas reuniones que tienen lugar en un local anexo al «Bar-Sol», en la calle Vasco de Quiroga, se habla de la guitarra flamenca, de sus características, de los vicios de algunos “tocaores”, de nombres como Manolo Cano, Serranito, Paco de Lucía y Sabicas, que son primeras figuras actuales, de que casi ninguno de los grandes guitarrista sabe música y de que el conocimiento de la música, generalmente, no benefició a quienes lo aprendieron después de ser “tocaores”. Siguen audiciones de “cante grande” a cargo de los más famosos “cantaores del momento”. Y como punto final, algunas actuaciones de Antonio Soto acompañado a la guitarra por Anselmo Lumbreras (DAV, 19.06.1971).
Una de las primeras actividades de la Peña consistió en un recital de flamenco, guitarra y poesía en el Colegio Menor Arturo Duperier. Se recitaron poemas de Manuel Machado y García Lorca, clásicos del arte español por excelencia, e intervinieron Isaac Delgado, Aurelio Delgado, Luis Garcinuño, Mariano García, Anselmo Lumbreras, Antonio Soto y Miguel Espín (DAV, 17.08.1971). El exitoso espectáculo se repitió de nuevo en la clausura de los Cursos de Verano (DAV, 21.08.1971).
A partir de 1971, la Peña de Flamenco Abulense "Antonio Chacón" se convierte en la principal promotora musical de Ávila, lo que demuestra en el desarrollo de actividades que van aumentando día a día en su afán por dar a conocer el flamenco entre los abulenses. A tal fin, la Peña promueve recitales, certámenes y jornadas, donde destacamos la presencia de Mari Carmen Pacheco, quien pronto adoptará el nombre artístico de Carmen Linares, nombre con el que la bautiza Juanito Valderrama en vísperas de una gira con Fosforito por el sur de Francia, y con el que firma su primer disco en solitario: «Carmen Linares canta flamenco» (Movieplay, 1971), compuesto con letras populares y el acompañamiento a la guitarra de Juan Habichuela en distintos palos (petenera, tango, romera, soleá, bandola, fandango, taranto y cantiña).
Entre las primeras actuaciones de la cantaora abulense, Mari Carmen Pacheco, auspiciadas por la Peña “Antonio Chacón”, está el calificado como un «verdadero recital de cante jondo» ofrecido con el guitarrista Anselmo Lumbreras en junio de 1972, y en el que también participaron los cantaores Juan de la Calle (“Juanele" de Jerez) y Agustín Fernández, acompañados por el guitarrista de Juan Antonio Muñoz, (DAV, 26.071972).
Consolidado el prestigio y poder de convocatoria de la Peña, esta organiza el Primer Certamen de Cante Flamenco de Ávila y desarrolla un ambicioso programa de varias jornadas en la Casa de la Cultura, programadas dentro de las Fiestas de Santa Teresa, contando con el patrocinio del Ayuntamiento y la colaboración de la Caja Central de Ahorros y Préstamos. Entre los actos realizados se proyecta la película «A través del flamenco», en la que intervienen destacados cantaores, bailaores y guitarristas; se visiona el documental «Ritos y Geografía del Cante Flamenco - El barrio de Santiago [Jerez de la Frontera, Cádiz]», previa la presentación de Miguel Espín y Rafael Ruiz Requena, y gracias a la mediación del director general de TVE, Adolfo Suárez; siguió un recital de cante a cargo de Carmen Linares, acompañada a la guitarra por su padre Antonio Pacheco y Anselmo Lumbreras; finalmente, tuvo lugar un segundo recital que incluyó tangos, tientos, soleás, tonás y seguiriyas a cargo de Santos Pastor [«Agujetas de Jerez»], acompañado a la guitarra por Manolo Sanlúcar y contando con la intervención del escritor y flamencólogo José Manuel Caballero Bonal (DAV, 1/10/11.10.1972), especialista al que sucederán otros como Francisco Salgueiro y Fernando Quiñones.
Tal fue el prestigio alcanzado por la Peña flamenca abulense, que su trayectoria fue destacada especialmente por la revista Blanco y Negro del 4 de agosto de 1973 titulando: «Arte y afición en la Peña Flamenca de Ávila». El artículo se hace eco de una reciente publicación, donde se dice: «La Peña “Antonio Chacón” es, especialmente, simpática si atendemos a su emplazamiento en una ciudad mesetaria, austera y de clima y personalidad, tan desligados en todos los sentidos del mundo andaluz del flamenco, como lo son los de Ávila, la amurallada, la pétrea y bella cuna de Santa Teresa». A continuación, se indica que en el seno de la Peña sobresalen la excelente profesional Carmen Linares, el cantaor local Antonio Soto, el guitarrista Anselmo Lumbreras, y los flamencólogos Isaac Delgado, presidente, y Miguel Espín, periodista de TVE (DAV, 14.08.1973).
Tal fue el éxito de las primeras jornadas flamencas organizadas por la Peña, que las mismas se repetirán año tras año durante las fiestas de la Santa, lo que apunta su presidente, Isaac Delgado (DAV, 6.10.1973), y cuyo desarrollo sucesivo lo reseña Miguel Espín en amplios reportajes (por ej.: DAV, 12.12.1974). En varias de dichas jornadas, Carmen Linares volverá a ser una de las estrellas invitadas, tal y como ocurrió en la novena edición dedicada al cantaor «Pepe el de la Matrona», que acababa de fallecer a los 93 años. En esta ocasión, Carmen Linares (Mari Carmen Pacheco para los abulenses) cantó sentida y espléndidamente acompañada a la guitarra por Juan Habichuela, rindiendo un homenaje póstumo al que fue uno de los más importantes cantaores de los últimos tiempos, y quien se recordaba por su participación en las IV Jornadas de flamenco abulense (DAV, 10.10.1980).
Y ni que decir tiene, que aunque no pudiera asistir, el nombre de Carmen Linares siempre estuvo presente en las actividades y eventos de la Peña, como lo fueron en la inauguración de la nueva sede en la Calle Eduardo Marquina (DAV, 3.05.1976); y en la celebración del Homenaje a Don Antonio Chacón en el cincuenta aniversario de su muerte en 1979, de quien se recordaron las siguientes palabras: «Para que guste el flamenco no hace falta entender, solo es preciso escuchar» (DAV, 19.01.1979). Y también en la conmemoración del décimo aniversario de la fundación de la Peña, celebrada con unas Jornadas extraordinarias de Cante Flamenco (DAV, 22.01.1979).
13. ÉXITO. Al final de los años setenta, Carmen Linares, con dos discos en su haber grabados en 1971 y 1978, inicia su carrera. Entonces ya era considerada una de las figuras más reconocidas del flamenco femenino, una cantaora de rango con una voz ronquilla bien hecha, al decir de Fernando Quiñones. Poseedora de un “quejío” sincero y emocionante, tal y como también escribió Elvira Lindo: «De la boca de Carmen Linares salen dos voces. Tan diferentes son, que uno diría estar ante dos personas distintas. Una voz es la de la cantaora, de gran hondura, rota en ocasiones, de quejío sabio y dramático, que agranda su figura hasta inundar un espacio teatral por grande que sea y llenarlo de emoción; la otra, es la voz dulce de una mujer tan sencilla que desarma» (Babelia, 23.07.2011).
En este tiempo, había actuado en importantes teatros, viajado de gira por medio mundo, y cantado con los grandes del cante: Camarón, Enrique Morente, Perla de Cádiz, Serranito, la familia Habichuela Paco de Lucía, Fosforito, etc.). En 1977, se había casado con Miguel Espín, su novio abulense de toda la vida, siempre presente, y «poseedor de un archivo cantaor, bibliográfico y discográfico increíble, cuya sabiduría siempre fue un guía generoso y fundamental consejero en su proyección como cantaora». Y en 1978, había ganado el Primer Premio de Festival Nacional del Cante de las Minas de La Unión, donde recordó al “minerico” de su abuelo, Esteban Pacheco, que fue minero en Linares.
A partir de ahora, Carmen Linares inicia una nueva y fructífera etapa creativa, con nuevos discos y giras, destacadas colaboraciones discográficas, e intervenciones en cine, televisión y teatro. Una carrera plagada de numerosos éxitos, premios y reconocimientos, en los que Ávila no podía permanecer ajena, por lo que sus actuaciones alcanzan aquí una especial repercusión, lo que se publicita con orgulloso paisanaje de hija de la ciudad compartiendo sus logros, tal y como veremos en un próximo reportaje.
DESDE ÁVILA A LA FAMA
14. ECOS EN ÁVILA. Carmen Linares nunca se fue de Ávila, «aunque esté en países tan lejanos como Japón; aunque esté en América o en Alemania, dondequiera», dijo Juan Ruiz-Ayúcar (DAV, 23.03.1991). Tanto es así, que cualquier noticia sobre su carrera es celebrada con orgullo de paisanaje. Un ejemplo es el siguiente titular de El Diario de Ávila: «Una abulense, figura del flamenco en Francia». En dicho artículo se llama la atención sobre la frecuencia con que la prensa nacional se ocupa de algún abulense, como fue el caso del reportaje publicado en las páginas gráficas de ABC (16.03.1983) dedicado a Carmen Linares, una de las más importantes representantes del cante jondo femenino, a propósito de su gira por Francia como cabeza de fila del flamenco femenino: «Parece ser que los franceses se han enterado, al fin, de que el flamenco es algo más que la bata de cola y las "castagnettes”· Tanto es así que ahora en las revistas serias escriben Cante con mayúscula y jondo sin comillas».
El diario abulense, por su parte, se hace eco de la noticia añadiendo: «Carmen Linares (para los abulenses que la conocimos de niña actuando en festivales o ante los micrófonos de Radio Gredos, puede seguir siendo Mari Carmen Pacheco) ha recorrido un difícil camino hasta llegar a ser una figura dentro del cante flamenco y es ahora cuando puede recoger ya los frutos de tanto trabajo» (DAV, 17.03.1983).
Un año después, El Diario de Ávila titula: «Carmen Linares, desde Ávila a la fama». El periódico se hace eco de una página del diario madrileño ABC del lunes 5 de noviembre de 1984 que titula «Carmen Linares, alma de la copla flamenca». Se trata de un amplio y elogioso comentario de Manuel Ríos Ruiz dedicado a la cantaora que, poco a poco, ha logrado un nombre y un prestigio dentro del mundo del flamenco. El Diario aprovecha la ocasión y resume así su carrera: «Para los abulenses, para muchos abulenses, al menos, Carmen Linares sigue siendo Mari Carmen Pacheco, a la que recordamos como una niña, cantando con un gran estilo y posiblemente más intuición que conocimiento, acompañada a la guitarra por su padre, Antonio Pacheco».
Y añade: «Carmen Linares es andaluza de Linares, pero fue Ávila, la ciudad de su residencia desde pequeña y fueron los abulenses los primeros que la escucharon, bien en festivales en la capital y provincia (muchas fiestas de verano de nuestros pueblos contaron con su presencia), o bien a través de los micrófonos de la entonces "Radio Gredos", a los que la acercaban con la frecuencia que era posible Juan Gómez Málaga, o Félix Hernández, o José Luis Mayoral. También actuó en las Semanas de Cante Flamenco organizadas por la Peña Antonio Chacón».
Más aún, Mari Carmen Pacheco (Carmen Linares) es una cantaora de lujo que, como dice el ABC, y reproduce El Diario, «canta para los demás como si cantara simplemente para su familia, para su marido -que, por cierto, es compañero en las tareas de los medios de comunicación- (y abulense, podemos añadir nosotros), para sus hijos, para su madre o, mejor todavía, para su abuela».
Carmen Linares, apunta también el comentarista del diario madrileño, ha forjado un estilo, una personal manera de decir, que reúne conocimiento y maestría, lo que afirma con motivo de la reciente aparición de su último disco titulado «Su cante», en el cual tocan la guitarra Juan Carmona y Luis y Pepe Habichuela por bulerías, seguiriyas, fandangos, tarantas, malagueñas y cantiñas: «Un disco que tenemos que recomendar, porque a muchos hará recordar a Mari Carmen Pacheco, la niña aquella de los primeros años de la década de los sesenta, y a otros les hará conocer a una gran artista que canta en mujer, como dicen los cabales: Carmen Linares». La primera canción, un tango titulado cantares, toma una letra de Manuel Machado: «La prima que canta y el bordón que llora. / Y el tiempo callado se va hora tras hora. / Cantares, cantares, cantares. / Son de dejos fatales de la raza mora».
Y El Diario concluye: «El flamenco es un arte difícil de manifestar y comprender en todos sus matices. A Carmen Linares los flamencólogos la comparan hoy con figuras ya casi míticas dentro de este arte. Y es que es el suyo un cante bien dicho y salido de una voz entrañable» (DAV, 7.11.1984).
De otro lado, se da la circunstancia de que el mismo día en el que el ABC se deshace en elogios a Carmen Linares, tiene lugar en Ávila la actuación de la cantaora Carmen Loreto, los guitarristas Curro Jerez y Jesús Maya, y el abulense Antonio Soto, quienes dieron un recital a beneficio del Hospital Neurosiquiátrico de la capital en un alarde del arte flamenco hondo y sentido (DAV, 6.11.1984). Una confirmación más del arraigo del cante jondo en la ciudad.
15. SIEMPRE EN CASA. Aunque Carmen Linares nunca se fue de Ávila, pues siempre permanecerá en la memoria de los abulenses, de nuevo recordamos ahora su presencia a partir de los años ochenta del siglo pasado en actuaciones y conciertos, atendiendo siempre la llamada de la Peña “Antonio Chacón”, tal como venía haciendo desde que en 1973, cuando se programaron las Jornadas Flamencas. En los años ochenta, la Peña abulense contaba con medio centenar de socios y tenía su sede la calle Eduardo Marquina, de la que se trasladó por derribo del edificio (DAV, 25.09.1987), al número 24 de la calle Conde Don Ramón.
En 1987 se celebran las XVI Jornadas Flamencas y Carmen Linares actúa en el prólogo de las mismas acompañada del joven Pedro Sierra a la guitarra, ante un público entregado que abarrotaba el Salón de Actos de la Caja Rural, lo que probaba la gran la afición existente en la ciudad por el cante. El origen abulense de la cantaora siempre flota en todas sus actuaciones, aparte del indudable valor artístico del recital poético ofrecido. Ello vino a corroborar entonces que «Carmen Linares está consiguiendo situarse entre las cantaoras más solicitadas en la actualidad, con una crítica favorable, que permite auguraría un buen futuro. El recital estuvo precedido de una conferencia a cargo del flamencólogo Romualdo Molina, quien disertó sobre las distintas modalidades del cante, así como sobre sus principales intérpretes. También participaron Diego Clavel (cantaor), con Pedro Bacan (guitarra), y Juan Villar (cantaor), con Niño Gero (guitarra)» (DAV, 9.10.1987)
La maestría de Carmen Linares en Ávila se cita en la entrevista que Juan Antonio Prieto hace al cantaor abulense Antonio Soto, quien se refiere a la cantaora como uno de las posibles poseedoras de las famosas llaves del cante, junto con Fosforito, El Lebrijano y Luis de Córdoba, sucesores todos de Antonio Mairena DAV, 29.01.1988). Y lo mismo ocurre en el encuentro con el cantaor Manuel Gerena, quien había cantado en Ávila en las XII Jornadas de Flamenco (1983) en el Estival’84. Gerena, acompañado de Pablo Matías para en el restaurante “La Cochera”, y aquí recuerda a Carmen Linares, a su padre Antonio Pacheco y a su marido, el flamencólogo Miguel Espín, también al gobernador y aficionado Pedro Temboury y al guitarrista Anselmo Lumbreras (DAV, 21.11.1988).
16. TÚ VALES. En 1989 la etapa abulense de Carmen Linares cobra actualidad en la entrevista que publicada por Juan Antonio Prieto en el El Diario de Ávila (DAV, 14.05.1989). De nuevo el recuerdo del periodo adolescente en Ávila entre 1962 y 1968, una etapa decisiva en la que se fragua su vocación de cantante animada por su padre que le decía: «tú vales, a ti Dios te ha dado un don y lo tienes que usar». De él aprendió muchas cosas, entre ellas el ritmo y el compás, y su afición al flamenco. Lástima que Antonio Pacheco, fallecido en 1985, no viera los todos los grandes éxitos que su niña iba alcanzando día a día. En estas fechas, con cuatro Lps grabados, Carmen había «demostrado sobradamente que sabía cantar, además de abordar una serie de formas flamencas de difícil ejecución que interpreta con la más ilustre tradición de los maestros anteriores» y que, gracias a su profesionalidad, ya era «una artista reconocida en tablaos; recitales, teatro, radio; cine y televisión».
Aunque había nacido en Linares, a Carmen no le habría importado nacer en Ávila, contesta al periodista. En la entrevista recuerda, de sus primeros años de vida artística, a Paquita López, con quien compartía escenarios en festivales y galas benéficas, y rememora la canción de Enrique Montoya: «Ponte el pañuelito blanco y tu bata colorá, que te voy a llevar conmino a la feria de Graná… Caballo mío no dejes de trotar, galopa caballo mío…». Así mismo, cuenta que su nombre artístico se lo pusieron en el bautizo flamenco oficiado por Juanito Valderrama y Fosforito en su primera gira por el sur de Francia.
En esta época, Carmen Linares ya era considerada una de las "cantaoras" más completas y con más personalidad que el éxito no le ha cambiado en nada: «soy una persona normal que me gusta cuidar de mi casa, de mis tres hijos, de mi marido etc...». Es una mujer de sensaciones que tiene unos ojos preciosos, que canta siempre con mucho sentimiento y que en sus actuaciones se entrega toda. Entre sus actuaciones, evoca una que tuvo lugar en el Palacio de Deportes de Madrid, ante cinco mil espectadores, salió ''Camarón de la Isla" y se ganó el aplauso del público. Muestra su admiración por Enrique Morente y Fernanda de Utrera, y añade que «el flamenco es una profesión bastante dura, siempre tienes que dar mucho de ti mismo, ya que tienes que transmitirle mucho a la gente, y aconsejaría a los jóvenes que escuchen mucho cante, que se empapen de flamenco, que vea el mayor número de actuaciones, que vivan el ambiente y el tiempo dirá…»
Para finalizar, Juan Antonio Prieto concluye: «Carmen, recordamos con cariño tus comienzos y nos agrada enormemente que, gracias a tu exquisito sabor y buen gusto a la hora de cantar, hoy ocupes ese puesto de honor dentro del flamenco de nuestro país. Gracias, suerte y hasta siempre».
17. LA MUJER CANTAORA. Entramos en la década de los noventa del siglo pasado, y Carmen Linares no podía faltar en la I Semana Flamenca de la Mujer Cantaora, organizada en Ávila por la Peña “Antonio Chacón” con el patrocinio de la Caja de Ahorros en 1991. Se abrió así un ciclo musical clásico de la ciudad con tres de las mejores voces del cante del momento: Carmen Linares, con Paco Cortés (guitarra); Maite Martín, con Julián “El Califa” (guitarra); y María Vargas, con Paco de Antequera (guitarra).
La actuación de Carmen Linares tuvo un especial significado sentimental para los aficionados abulenses que la consideran de los suyos. Fue deslumbrante, impecable, con embrujo, abierta a esta y otras corrientes musicales, alentadora a lo más femenino de lo "jondo", con dulzura dolida de un rostro joven en pleno trance. Siendo niña en Ávila, dice Ruiz-Ayúcar en la crónica de la actuación, cantaba puro flamenco en ciernes, sin ápice de duda sobre lo que la iba a depararle el futuro, arropada por su padre, Antonio Pacheco, Miguel Espín García y su padre. «Carmen Linares es, quizás de forma pretenciosa, algo de Ávila, o quizás sea Ávila algo de ella», es vibrante con su voz de forma distinta y emocionante que merece ser escuchada: «ante el flamenco, sólo es, preciso escuchar en silencio», dijo entonces el experto folclórico y flamencólogo Isaac Delgado (DAV, 23.03.1991).
Más aún, insiste Ayúcar, «la actuación fue una magnífica demostración de todo el arte que nuestra paisana lleva en cuerpo y alma. Su porte y su cante elevaron él recital a cotas muy elevadas, demostrando que el flamenco tradicional tiene un puesto destacado en el selecto mundo de la música que, en otro tiempo, era exclusivamente para minorías, aunque Carmen Linares, junto a otras grandes figuras del flamenco, han logrado que ya no sea exactamente así… Siempre con acento personal, afronta: una extensísima gama, desde los más festeros hasta los definitivamente "jondos", desenvolviéndose con espléndida seguridad en sus constantes actuaciones públicas y triunfando clamorosamente en sus registros de discos y televisión. Dotada de una voz flamenca de notable extensión, rica en graves y penetrantes agudos, su expresión es caliente y emotiva, respaldada por su inefable sentido del ritmo y una afinación segura y precisa» (DAV, 24.03.1991).
Una vez más, Ávila recuerda con pasión que los años de juventud de Carmen Linares, en Ávila, donde conoció a su marido, Miguel Espín, con quien también comparte el inmenso amor por el arte flamenco y los tres hijos de ambos, de ahí sus frecuentes sus visitas privadas a la ciudad, donde todavía tiene parte de su familia e infinidad de amigos.
En cuanto a la exitosa carrera de Carmen Linares, el mismo diario se hace eco en Ávila de lo que dice la crítica especializada de la época: «Carmen Linares es heredera del arte flamenco tradicional, ha conquistado por méritos propios un puesto de privilegio entre los artistas del cante actuales, y está considerada en Europa Occidental como una de las figuras favoritas del género». Para avalar dicha afirmación basta con citar «como principales hitos de carrera, las giras con el bailaor Paco Romero por Italia, y con José Molina por Estados Unidos; la actuación en los famosos tablaos flamencos madrileños de "Torres Bermejas" y "Café de Chinitas"; las giras por Italia y Japón con las bailaoras Carmen Mora y Merche Esmeralda; la participación en festivales de Andalucía, Extremadura y Levante; y la intervención en las cumbres flamencas de Madrid. Además, también ha dado conciertos en París el Teatro Silvia y en el Primer Festival Flamenco de la capital francesa, en la Tercera Bienal de Sevilla y en el Festival de España de Utrech; ha actuado en las obra de teatro “La Historia de los Tarantos”, “La Verbena de la Paloma”, “La Chulapona”, “El Amor Brujo”, y otras; al igual que en programas de televisión: “La leyenda de la Rubia y el canario” (Dir. Josefina Molina, pone voz a Ángela Molina), y Rito y Geografía del Cante» (DAV, 24.03.1991).
El 26 de febrero de 1993, Carmen Linares abrió el ciclo de la III Semana de la Mujer Cantaora acompañada por Paco Cortés a la guitarra. También actuaron Paqui Corpas, acompañada por el guitarrista Paco de Antequera Gloria de Méndez. Tiempo después, el 20 de febrero de 1996, volvió a Ávila en la VI Semana de la Mujer Cantaora acompañado de nuevo de Paco Cortés a la guitarra. También actuaron Luisita de Huelva, con Juan A. Muñoz (guitarra); Encarnación Fernández, con Antonio Fernández (guitarra); y la bailaora abulense Emma Lucena. Ese mismo año de 1996, Carmen Linares grabó el disco «Antología de la mujer en el cante» (Universal, 1996) sobre el que apuntó: «Un importante homenaje a la mujer por su aportación al flamenco y la creación artística». Un tango de Cádiz de La Niña de los Peines que cantaba Manuela ‘La Gitana’ dice: «Triana, Triana / que bonita está Triana / cuando le ponen ar puente / banderas republicanas».
La reivindicación del protagonismo y papel de la mujer en el cante por parte de Carmen Linares alcanza otro de sus grandes momentos en la representación del drama «La Parrala. Ávila conoció disfrutó de la representación el 25 de febrero de 1997, en la puesta en escena que organizó el Ayuntamiento en el Teatro de la Caja. La función se desarrolló en tres actos, con música original basada, fundamentalmente, en diversos palos flamencos (‘tonás’,'seguiriyas’, alegrías y fandangos). El personaje de la Parrala lo interpretó Carmen Linares, acompañada por el cantaor Cristo Cortés en el papel del esposo, y el bailaor Antonio "El Pipa", como el amante. Intervinieron también Juan C. Romero y José Mª Banderas (guitarras), Antonio Coronel (percusión) y Jesús Cayuela (piano). El guión y la dirección musical fue de Jesús Cayuela y José Roca; la dirección escénica, de Jesús Domínguez; el vestuario, del Centro Andaluz de Teatro; y la producción de Macandé, S.L. Los textos de "La Parrala" son originales y narran la historia de personajes que discurren en tres fases distintas de sus vidas, desarrolladas, a su vez, en tres marcos: un lagar, un café cantante y una Cruz de mayo, con Carmen Linares como centro del drama (DAV, 25.02.1997).
La exitosa obra fue un homenaje a la cantaora de leyenda Dolores Parrala Moreno (Moguer, 1845-Huelva, 1915), mítica voz flamenca que surgió en pleno esplendor de los cafés cantantes, quien fue poetizada por García Lorca y, en palabras de Carmen Linares, «una rupturista total, una mujer de bandera, una feminista que no llegó a vivir los tiempos del feminismo. Hizo siempre lo que le dio la gana, tenía una gran personalidad. En Ávila, «La Parrala» fue un «espectáculo delicado y sentido» dedicado a «una cantaora de voz profunda, amores locos», en la línea reivindicativa del papel de las mujeres en el flamenco, en el que Carmen Linares protagonizó el «homenaje de una mujer excepcional a una mujer excepcional», escribió Carlos Aganzo (DAV, 27.02.1997).
18. SUEÑOS DE UNA NOCHE ABULENSE. En 2001, Carmen Linares regresa a Ávila con el espectáculo que se llamó «Sueño de una noche abulense». La actuación tuvo lugar en la plaza de Fuente el Sol, un mes después de la que tuvo que suspenderse en el Palacio de Bracamonte a causa del temporal. También en esta ocasión, en la convocatoria se repite de su biografía: «Casada con el abulense Miguel Espín, Carmen Linares mantiene un estrecho vínculo con Ávila, donde pasó algunos años "muy importantes" de su vida. Aquí tiene familia y numerosos amigos, y en cada actuación la cantaora deja sentir su afecto por la ciudad y por sus gentes». Más aún, añade Aganzo: «Cantaora por derecho, Carmen Linares combina por igual su conocimiento y su respeto por las fuentes serias del flamenco y su afán constante de innovación, lo que la ha llevado a formar parte de ese reducido grupo de cantaores flamencos que han ensanchado el mundo del cante mucho más allá de sus fronteras tradicionales» (DAV. 8.08.2001).
El recital empezó con tangos y alegrías, siguió con tarantas y ‘soleás’, y contó con un homenaje personal Manuel de Falla y Federico García Lorca, dos grandes impulsores del flamenco. Igualmente, a su suegro, el abulense del flamenco, Miguel Espín Díaz, le dedicó los fandangos de Lucena, y recordó a su abuelo Esteban Pacheco, cantaor en las minas de Linares. (DAV, 11.08.2001). A este respecto, se da la circunstancia de que Ávila fue una de las sedes elegidas para la realización de pruebas selectivas del Festival Nacional del Cante de las Minas de la Unión en las ediciones de los años 1999 y 2000 (DAV, 4.06.1999 y 25.06.2000), y que en el proceso selectivo del año siguiente participaron los abulenses Antonio Soto, Nieves Hernández y “El Cascabel de Ávila” (DAV, 10.06.2001). Por su parte, Carmen Linares, ganadora del Festival de la Unión en 1978, y premiada en 2014, fue galardonada en 2023 con la Placa del Oro del Festival por sus 40 años de trayectoria.
Volviendo a los tiempos colaborativos de sus inicios en Ávila, Carmen Linares, Carmen Pacheco, como la conocen en Ávila después de vivir varios años de su adolescencia en la ciudad, tal y como se insiste en destacar en las crónicas de cada actuación, fue la cabeza de cartel que puso el punto final con seguidillas de su canto desgarrado y puro flamenco al concierto solidario «Músicos abulenses por Galicia», el cual tuvo lugar el sábado 22 de 2003 en favor de los afectados por el vertido del 'Prestige'. También sonó entonces la música abulense con las guitarras de Javier Maiz y Ángel Jiménez Berrón, las corales Amicus Meus y Camerata Abulense, el cuarteto Zarabanda, y el grupo sefardí Zohar (DAV, 24.02.2003).
El claustro de los Reyes del Monasterio de Santo Tomás en Ávila fue el escenario del ciclo de conciertos «Jazz a la luz de las velas» donde actuó Carmen Linares (DAV, 24.08.2008). La extraordinaria actuación tuvo lugar el 23 de agosto de 2008, un año después de que se suspendiera por la lluvia el concierto anunciado en año anterior, donde debía estar acompañada del guitarrista Gerardo Núñez y el instrumentista Jorge Pardo (DAV, 25.08.2007). El espectáculo, compuesto por diez cantes y la participación de un total de siete artistas, estuvo basado en el disco «Un ramito de locura», candidato al mejor álbum flamenco en los Premios de la Música y los Grammy Latinos de 2003. En este trabajo, Carmen Linares recrea las esencias flamencas ofreciendo una nueva propuesta vanguardista y original bajo la dirección de José Manuel Gamboa, asesorado por Miguel Espín, y la producción de Juan Miguel Cobos. A ello, suman recuerdos de su padre, Antonio Pacheco; de la viuda de Borges, María Kodama; de Carmen Santonja, de Vainica Doble; de su amigo Manolo Heras; y del poeta José Ángel Valente.
Un nuevo encuentro de Carmen Linares en Ávila se produjo el 28 de septiembre de 2017, en el auditorio de San Francisco, con motivo del homenaje brindado a Antonio Soto, el «Cantaor de Ávila», por sus 60 años dedicados al flamenco. Qué emociones surgieron en el acto, donde afloraron el ambiente y afición al cante que había en Ávila en la década de 1960, una época entrañable que recordó Carmen Linares, en la cual ambos cantaban por la provincia acompañados a la guitarra por el padre Antonio Pacheco (DAV, 29.09.2017).
19. ÁVILA ES MI CASA. En el cénit de su carrera, la cantaora es galardona con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2022 junto a la bailaora María Pagés, y así rezaba el acta del jurado: «La obra de Carmen Linares es parte de la genealogía del flamenco contemporáneo. En su disciplina ha ensanchado el cante desde el respeto por la tradición, apostando por ampliar sus cauces expresivos, impulsando así el carácter universal de un extraordinario patrimonio cultural, popular y sensorial. Con voluntad de permanente exploración, su trabajo dota al flamenco de nuevas herramientas a la vez que amplifica el lenguaje de una manifestación cultural que vive un momento de esplendor y búsqueda de nuevos horizontes, desplegando en su trayectoria experiencias que reivindican el flamenco como uno de los géneros musicales más sugerentes de nuestro tiempo y un acontecimiento artístico perenne y único».
«Ávila ha estado y estará siempre en mi corazón», declaró entonces Carmen Linares en la entrevista con David Casillas para el Diario de Ávila. En su constante agradecimiento a Ávila, recuerda que en la ciudad vivió cinco años maravillosos de su infancia y adolescencia, donde tuvo el apoyo infinito en su carrera de su padre ferroviario, y rememora el estupendo ambiente flamenco que se respiraba, lo que auspició el homenaje que le brindaron los aficionados que luego fundaron la Peña «Antonio Chacón». También, viviendo en Ávila, fue galardonada con el premio de chocolates Cotito-Coty de Radio Gredos, y también fue premiada en los concursos de Radio Madrid y de Cabra (Córdoba). A dichos recuerdos añade los momentos en los que inicia su carrera artística en Madrid, con 17 años, donde toma el nombre de Carmen Linares; y destaca su participación en la Jornadas de Cante Flamenco y la Semana de la Mujer cantaora de la mano de la Peña abulense, y las numerosas veces en las que ha vuelto a Ávila, «a veces a cantar y en otras muchas ocasiones de visita, y siempre encantada» (DAV, 23.10.2022).
El 16 de octubre de 2024 Carmen Linares recibió el de manos del Presidente de la Diputación el Premio de las Artes Florencio Galindo instaurado por la institución provincial. La cantaora, que dijo «Ávila es mi casa», se deshizo en halagos hacia la ciudad en la que fue muy feliz y en la cual pasó su adolescencia, correteó encantada por el Paseo del Rastro, igual que hicieron sus hijos, conoció a su marido y la gran afición que existía, y triunfó en la Radio. En el escenario del auditorio de la Fundación Ávila, estuvo arropada por su hijo Eduardo, quien interpretó con la guitarra una canción en solitario, y por su hija Lucía, quien cantó un tema propio titulado ‘Mi fe’ y “Pequeño vals vienés', del poema de Federico García Lorca musicado por Leonard Cohen. Seguidamente, todos juntos interpretaron por bulerías el tema «Quiero tu nombre olvidar», de Vainica Doble. Al final, Carmen cantó con voz profunda, “Clavo débil, clavo fuerte”, con letra de Juan Ramón Jiménez.
20. Finalmente, por todo cuanto ha quedado dicho, la Corporación Municipal, en sesión celebrada el viernes 27 de junio de 2025, ha decidido nombrar a María del Carmen Pacheco Rodríguez, de nombre artístico Carmen Linares, «HIJA ADOPTIVA DE LA CIUDAD DE ÁVILA».
Ávila, 27 de junio de 2025
Jesús Mª Sanchidrán Gallego
Cronista Oficial de Ávila
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