Los datos de la asociación Galérida Ornitólogos ponen de manifiesto que en 2013 se registraron 304 parejas nidificantes, 42 más que el año anterior.

Esto demuestra un importante crecimiento respecto a las 26 parejas del año 1987, una cifra crítica que puso en peligro la especie en los 72 municipios del norte de la provincia de Ávila, y que se achaca a la “pérdida de hábitat”, sobre todo de zonas húmedas en las que alimentarse, y la supresión del vertido de residuos cerca de los núcleos urbanos.

La recuperación de la población se inició en los años 90, con la protección legal y el aprovechamiento de los vertederos de residuos sólidos urbanos donde acuden a comer.

Según el censo elaborado por los ornitólogos Javier García, Víctor Coello y David García, 2012 fue el año con menor número de crías registras de las últimas décadas, con tan sólo 95 pollos y una productividad por pareja reproductora de 0,4 pollos, a causa de la sequía y las intensas precipitaciones, que malograron las nidadas.

Muy productiva
A diferencia, esta temporada vaticinan que será “muy productiva”, debido no sólo a los residuos sino también a la “explosión demográfica” del topillo campesino, un roedor que para la cigüeña constituye un auténtico manjar.

En 2007, cuando hubo una plaga de topillos, la productividad de cigüeña fue la más alta registrada, con 637 pollos de las 283 parejas que anidaron y una productividad de 2,3 pollos por pareja.

Galérida Ornitólogos celebró el domingo en Arévalo una  observación, avistando los nidos de las iglesias de San Juan Bautista, Santo Domingo de Silos y El Salvador, y ofreció a los niños la posibilidad de hacerse una foto con una gran cigüeña.