Sé que lo has subido al Facebook y te reafirmas en tu idea de que como aquí, en ningún sitio, y que los estudiantes de Oxford,  Lovaina, Florencia y París alucinan con lo bien que lo pasáis en España y con lo que os divertís.

También sé, que como buen estudiante progresista, reivindicas el anuncio frente a Merkel y los alemanes, que no saben disfrutar de la vida y sólo piensan en trabajar.

Me vas a permitir que te diga el porqué este anuncio nos desagrada tanto a los que entendemos el progresismo como algo más que un eslogan o una pose, y a España como algo más que una reunión de personas cantando “la cabra la cabra la puta de la cabra.”

Quizás no sepas (al fin y al cabo eres víctima de la Logse de Rubalcaba y de toda la bazofia telebasurienta que ves en La Sexta y Telecinco), que esa alegría de España y los españoles es una creación  franquista. Sí, de un tal Manuel Fraga que inventó el eslogan ‘España es diferente’, como forma de atraer a millones de turistas  a cambio de cargarse la costa y el paisaje de forma irremediable y para siempre.

La idea era simple, y así nos la vendían; mientras en Europa y el mundo la gente andaba a palos (era el mayo del 68) aquí había paz, alegría y mucha grasía, lo que tú y tus cuates llamáis ‘marcha’. Ellos tenían democracia, libertad y cultura pero los españoles paz (que nos la daba el caudillo), orden, juerga y otro tipo de libertad como el escupir por las calles y tirar los papeles al suelo, cosa que a los guiris les llamaba la atención.

A ciertos españoles, esa España del ruido, de la falsa alegría, exenta de sentimientos pero llena de resentimientos (como la  actual) les provocaba un asco infinito, ansia de abandonar de una vez por todas la copla, y poder vivir en un país en el que el respeto a los demás estuviera interiorizado y no tuviera que ser producto del miedo a la norma y  su sanción.

El norte era Europa, querían irse de España y hacerse europeos, justo  lo contrario del anuncio. París era la brújula, una brújula que en palabras del gran poeta Irazoki señalaba dos veces el norte, y a través de Europa redescubrir España, pero la España de Cervantes, de Lorca, de Cernuda, de Giner de los Ríos; hacerse europeo era hacerse español sin complejos, la democracia significaría entre otras cosas un pueblo culto y tolerante que se avergonzaría de esa propensión a ser los payasos del sur, para que la hez de Bristol y Liverpool se divirtieran con nuestras voces nocturnas.

La democracia llegó, pero el franquismo se quedó en la mentalidad de la sociedad, mira si no a Pedro Almódovar y sus actores haciéndose los andaluces en Hollywood, presumiendo de juerguistas y simpáticos, e incluso dando las gracias a la virgen y  a los santos para agradecer un Oscar. A los estudiantes orgullosos, no de las bibliotecas, los monumentos, la historia o sus capacidades científico artísticas, sino de lo barato del alcohol, la variedad de pinchos, y su eterna marcha.

Por su parte los estudiantes que venían a España comparaban la cutrería y patetismo de la universidad española con el respeto e instalaciones de las suyas, y por pura condescendencia asentían al estúpido y pueril orgullo (en el fondo complejo de inferioridad) de aquellos mastuerzos presumiendo de su capacidad para la juerga.

Por eso, que en momentos de crisis, tú y los tuyos os  identifiquéis hasta las lágrimas con un anuncio casposo y franquista, es una de las razones para que algunos digamos que; ¡claro que nos gustaría irnos!, pero no de España sino de vosotros y vuestros rebaños, de vuestro sentimentalismo patriotero, de vuestras peñas con cencerros y gaitillas, y hacernos españoles ajenos a lo que representáis, ya olvidada la esperanza de civilizaros para que cambies a Los morancos por Brassens, al regatton por Inti-illimani, y al ruido estulto por el silencio creativo.

¡Hala!, a seguir con vuestro orgullo por la marcha y el grito, mientras los científicos españoles se van al extranjero donde cierran los bares por la noche, pero a cambio pueden trabajar, vivir con dignidad y disfrutar de la inteligencia y la cultura, es decir, irse para hacerse, como dice tu anuncio.

Ese anuncio que a ti y a los tuyos os emociona, a otros nos hace entender lo que dijo aquél filosofo ante una muchedumbre bailando los pajaritos: “viendo esto uno entiende que efectivamente no toda la culpa es del gobierno” o, traducido, estamos como estamos porque somos como somos.