Josep Murgui, director de la agencia de la ONCE en Ávila, convive desde 2018 con Lili, su perra guía. “Ella es parte de mí. El perro guía es una extensión de uno mismo”, afirma con rotundidad, mientras insiste en que estos animales, por ley, tienen derecho a entrar en cualquier lugar. “Salvo en casos muy concretos por razones higiénico-sanitarias, como un quirófano, el acceso está permitido a todos los establecimientos”.
Aunque asegura que en Ávila la mayoría de comercios son respetuosos, reconoce que aún existen situaciones de rechazo en otras ciudades. “A veces se escudan en que el perro puede molestar o que hay comida, pero eso es una excusa o desconocimiento. Un perro guía está perfectamente entrenado para no molestar a nadie”.
Desde el año pasado, Ávila se ha sumado a la red de ciudades cercanas a Madrid donde pueden existir familias educadoras de futuros perros guía. Estas familias voluntarias cuidan de los cachorros durante sus primeros meses, enseñándoles a socializar, caminar con correa o viajar en transporte público, antes de que pasen a su formación especializada.
El director de la ONCE en Ávila detalla que el proceso es largo y riguroso. En primer lugar, la persona interesada debe presentar una solicitud a la Fundación ONCE del Perro Guía en Madrid. A partir de ahí, se inicia una serie de valoraciones. La primera es con un trabajador social, que analiza el entorno y el nivel económico, para saber si puedes hacerte cargo del animal. Después un técnico de movilidad enseña cómo desempeñar las tareas de la vida cotidiana, utilizar el bastón por la calle, el ritmo, la orientación…
Formación
La tercera fase es una entrevista con un psicólogo que evalúa si la persona está emocionalmente preparada para cuidar de un perro. Por último, se requiere un informe médico que garantice que el usuario está en condiciones de asumir la convivencia, como es la fuerza en el brazo izquierdo, que es con el que se lleva al animal.
Su propia experiencia con Lili comenzó tras pasar por un proceso de valoración y formación en el centro de adiestramiento de perros guía ubicado en Rochester, en Michigan (Estados Unidos), gracias a un convenio internacional. Allí, durante un mes, aprendió a convivir y trabajar con ella. “Aquí hay lista de espera de tres hasta cinco años. Gracias a ese convenio, tuve la oportunidad de acortar tiempos”, relata.
Murgui recuerda que el perro guía no actúa por su cuenta. “No sabe cuándo un semáforo está en verde, por ejemplo. El trabajo es conjunto, nosotros damos las órdenes y ellos nos indican si es seguro avanzar”. Como curiosidad, Lili responde a órdenes en inglés, “aunque yo creo que después de tanto tiempo, creo que también las entiende en español”, bromea.
Más allá del acceso a locales, el responsable de la ONCE en Ávila hace un llamamiento a la ciudadanía para fomentar una convivencia más respetuosa. “Pido que no se lleve a los perros sueltos por la calle, pueden distraer a un perro guía, y eso nos pone en peligro. Y también que se recojan los excrementos, para alguien con discapacidad visual es muy difícil evitarlos”.
Abogado | Domingo, 04 de Mayo de 2025 a las 12:58:41 horas
Me parece una petición acertada y consecuente con la realidad en la que vivimos.
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