Cuando montas una web, lo último que te pasa por la cabeza es que alguien, desde cualquier rincón del planeta, esté esperando a que dejes una puerta abierta para colarse. Pero lo cierto es que a los hackers les encantan los despistes, especialmente cuando hablamos de hostings mal configurados. Y da igual si tienes una tienda online, un blog o una web corporativa. Si tu alojamiento no está bien protegido, acabas convirtiéndote en el objetivo perfecto.

Cada tipo de alojamiento tiene sus trucos… y sus riesgos

No todos los alojamientos web son iguales, y aquí es donde muchos meten la pata. Cuando eliges entre un hosting compartido, un hosting WordPress, un VPS o un hosting especializado para PrestaShop, no solo decides dónde vivirá tu web, también decides cuánta seguridad tendrás que gestionar por tu cuenta. El típico hosting compartido suele venir con todo más o menos preconfigurado, pero eso no significa que estés a salvo. Si el proveedor no se preocupa por actualizar sus servidores o aplicar medidas básicas, cualquier fallo puede afectarte a ti y a todos los vecinos del servidor. En cambio, si te lanzas a un VPS barato buscando más control y rendimiento, tienes que saber que ese control también implica responsabilidad: una mala configuración en este entorno es como dejar la llave puesta en la puerta de tu casa.

El hosting WordPress y el hosting PrestaShop son soluciones pensadas para facilitarte la vida, pero hasta la mejor herramienta puede fallar si no vigilas aspectos como las actualizaciones automáticas, los permisos de archivos o la gestión de plugins y módulos. Un plugin desactualizado o una contraseña débil pueden ser la invitación perfecta para que un atacante se pasee por tu web sin esfuerzo. Por eso, entender qué tipo de alojamiento tienes y cómo configurarlo correctamente, tras regristrar dominio, es el primer paso para no ponérselo fácil a quienes buscan aprovechar cualquier descuido.

Lo que debes exigir al proveedor a la hora de elegir un buen hosting 

Elegir un buen proveedor de hosting es casi tan importante como poner una buena cerradura en tu casa. No basta con que te ofrezcan espacio y ancho de banda a buen precio. Un proveedor que de verdad quiera proteger tu proyecto debería empezar por darte garantías claras, como esos 30 días de prueba que te permiten comprobar si todo funciona como esperas. Y ya que hablamos de seguridad básica, un certificado SSL gratuito debería ser obligatorio. Hoy en día, cualquier web sin HTTPS es carne de cañón para ataques simples y, además, pierde la confianza de los usuarios.

Otro detalle que marca la diferencia es dónde están alojados los servidores. Si están en España, no solo mejoras la velocidad de acceso para tus visitantes, también te aseguras de cumplir mejor con temas legales como la protección de datos. Pero claro, de poco sirve todo esto si luego tienes un problema a las tres de la madrugada y nadie te atiende. Por eso, aunque contrates un hosting barato, el soporte técnico 24x7 debe estar incluido sí o sí. Y si ya tienes tu web en otro proveedor y estás viendo que aquello parece un coladero, una migración gratuita puede ser el salvavidas perfecto para salir de ahí sin dolores de cabeza.

Detalles que blindan tu hosting y mantienen alejados a los intrusos

Muchas veces, lo que diferencia a un hosting seguro de uno que parece un queso gruyere son esos pequeños detalles que algunos pasan por alto. Por ejemplo, que los discos sean NVMe no solo mejora la velocidad de carga, también puede ayudar a reducir ciertos riesgos porque los procesos son más eficientes y rápidos, dificultando algunos tipos de ataques. Además, poder elegir la versión de PHP que usas es vital. No te imaginas cuántas webs siguen funcionando con versiones antiguas, llenas de vulnerabilidades conocidas, solo porque su hosting no les da la opción de actualizar.

Las copias de seguridad son otro de esos héroes silenciosos. No sirven solo para cuando borras algo por error, también son tu red de seguridad si un hacker consigue colarse y te destroza la web o te cuela malware. Y hablando de malware, un buen sistema que detecte código malicioso antes de que cause daños es imprescindible. No esperes a que Google te avise de que tu web está infectada porque en ese momento ya habrás perdido visitas, reputación y probablemente dinero.

El filtro de spam avanzado es otro aliado que muchos subestiman. No solo protege tu correo, también puede evitar que formularios de tu web se llenen de basura o que bots encuentren vías para explotarla. Al final, todos estos sistemas de seguridad actúan como un equipo de guardianes que, si están bien configurados y activos, pueden hacer que los hackers prefieran buscar otra víctima más fácil.

Una buena configuración, tan importante como elegir el proveedor adecuado

Tener un buen proveedor como Hostinet es la base, pero si luego te olvidas de configurar correctamente tu hosting, estarás dejando grietas por donde cualquiera puede colarse. Cambiar las contraseñas por defecto, limitar los accesos FTP, activar firewalls, deshabilitar funciones innecesarias en PHP o asegurarte de que tus CMS y plugins están siempre actualizados son pasos que marcan la diferencia. Y lo mejor de todo es que muchos proveedores ya te ofrecen herramientas automáticas para facilitar estas tareas, solo tienes que usarlas.

Por desgracia, mucha gente da por hecho que contratar un hosting significa que ya está todo hecho y que la seguridad es cosa del proveedor. Pero la realidad es que es un trabajo en equipo. Tú pones de tu parte configurando bien lo que te toca, y el proveedor debe ofrecerte todas esas capas extra que te protejan incluso cuando cometes errores. Porque, al final, de eso va la buena seguridad: de asumir que nadie es perfecto y de tener siempre un plan B, C y D para cuando las cosas se complican.