La humedad no ha impedido que numerosos miembros de la Hermandad del Cristo de las Batallas hayan salido de la iglesia de San Pedro, si bien se ha acortado el recorrido y desde el Mercado Grande se ha enfilado la calle de la Cruz Vieja para regresar por el arco de la catedral, acortando el itinerario por el Paseo del Rastro, la plaza del Teniente Arévalo y la plaza de Adolfo Suárez.

Poco después de las 23 horas ha salido la comitiva con la talla moderna del Cristo de las Batallas, una imagen de tamaño natural y porte corpulento, precedida por capuchones negros y, entre ellos, nazarenos con cruces arrastrando. 

Y tres grupos de tambores y una corneta para romper el silencio entre la talla del Cristo, que se adquirió en 1963 para no arriesgar la integridad del busto original, que dejó de sacarse pero que luego volvió a salir en la procesión de la Madrugada.

“Nosotros la solemos llamar el gitano, porque dicen que fue un gitano el que sirvió de molde al escultor. Y la cara se inspiró en su hijo, que pasaba una mala época y estaba enganchado a las drogas, y llegaba con la cara demacrada. Esa fue la expresión que quiso capturar” el autor, Plácido Martín San Pedro, según ha relatado Javier García López, hermano andero mayor.

Y asegura que en esta procesión “muchos hermanos van descalzos, por devoción, por gratitud, por súplica o por promesas”. VER RECORRIDO DE LA PROCESIÓN DEL JUEVES SANTO.