Desde el Domingo de Ramos, el obispo recuerda que la Semana Santa introduce en el misterio más profundo del cristianismo. “Es un día de gloria por la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y a la vez un día en que la liturgia nos anuncia ya su pasión”, señala en su mensaje. Esta dualidad marca el tono de los días que siguen, que, como explica, “irán llevando, como de la mano, hasta el triduo pascual”.

Rico destaca el papel central del triduo pascual, que comienza el Jueves Santo con la conmemoración de la última cena. Apoyándose en el Evangelio de San Juan, subraya: “Sabiendo Jesús que su hora había llegado de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. Para el obispo, esta cita marca el inicio de un camino espiritual profundo, dado que “la celebración de la cena del Señor constituye un gran pórtico de entrada en el triduo pascual”.

Ante el Viernes Santo, Rico profundiza en el misterio de la cruz, recordando que esta no es ajena a la experiencia humana: “No podemos hablar de la vida cristiana sin dar sentido a la cruz de la vida, porque nadie está exento de la cruz”. Y añade: “Solo poniéndonos detrás de Jesús, mirando con los ojos de Jesús, podemos comprender la experiencia de la cruz”. E invita a los creyentes a mirar a Cristo crucificado, aquel que “perdona a sus crucificadores, abre las puertas del paraíso al ladrón arrepentido y toca el corazón del centurión”.

El Domingo de Pascua, según recuerda el obispo, representa la culminación de todo el camino comenzado en Cuaresma. En la vigilia pascual, se celebra con júbilo el gran acontecimiento de la fe cristiana: la resurrección. “El anuncio de la resurrección del Señor ha de resonar con toda su novedad y fuerza en nuestros oídos”, proclama el obispo.

El mensaje llama a los fieles a ser portadores de esperanza: “somos testigos del Resucitado. No tengamos miedo, abramos de par en par nuestras puertas a Cristo y llevemos un mensaje de esperanza a toda nuestra gente”. “Que ningún rincón de nuestra vida social y eclesial quede al margen de esta fuerza arrolladora y vivificadora que es la Pascua del Señor”, acaba el mensaje con motivo de la Semana Santa.