Organizada por el Ilustre Patronato de la Purísima Concepción, Santa María Magdalena y Ánimas del Purgatorio, la procesión ha discurrido por el casco histórico en un ambiente de profundo recogimiento. La imagen de Santa María Magdalena, portada en andas, ha estado acompañada por el sonido de tres tambores y las tradicionales cajas destempladas, además del canto del miserere ante la ermita del Humilladero.
“Hemos tenido que variar un poco el recorrido por las obras que hay en la calle San Segundo”, ha explicado el presidente del patronato, Ernesto José Gómez Ferrera. A pesar de ello, se ha mantenido el sentido tradicional de esta procesión.
La procesión ha partido de la iglesia de la Magdalena y ha recorrido algunas de las principales calles del centro histórico hasta llegar a la ermita del Humilladero. Allí se ha conmemorado la concordia alcanzada entre los patronatos de la Magdalena y de la Vera Cruz tras un antiguo pleito, en uno de los momentos más simbólicos de la noche.
Ha sido en ese punto donde ha resonado el miserere en las voces de la coral Amicus Meus, culminando una noche marcada por la austeridad y el silencio. En esta edición, el regreso se ha realizado por un itinerario alternativo debido a las obras, hasta completar el trayecto de vuelta a la Magdalena, ya en la madrugada del Miércoles Santo.
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