Bajo el título ‘Somos únicos, sabemos controlarnos’, la actividad ha reunido a maestros y estudiantes con un objetivo común: aprender a identificar y canalizar el enfado de forma positiva.

Durante la jornada, los participantes han trabajado diferentes estrategias para afrontar esta emoción, utilizando herramientas como la respiración profunda, los momentos de relajación, la pausa consciente o el diálogo abierto. La propuesta no busca eliminar el enfado, sino transformarlo en una oportunidad de aprendizaje personal.

Desde el centro se apuesta por la educación emocional como un complemento fundamental al desarrollo académico, fomentando que los niños sean conscientes de lo que sienten y sepan gestionar sus emociones sin que estas deriven en comportamientos perjudiciales.